"La miseria depara al hombre extraños compañeros de cama" - William Shakespeare
El poder es sin duda uno de los mayores productores de miserables, creado por los seres humanos. Tenemos un ejemplo reciente: el Ministro de Defensa Nacional Javier García, del que yo tenía una opinión muy diferente, se despachó el otro día acusando al Partido Comunista de haber apoyado a la dictadura por su respaldo a los comunicados 4 y 7 de las Fuerzas Armadas en febrero de 1973.
Ese apoyo fue un grave error y corresponde una autocrítica que se ha hecho por el apoyo a esos comunicados de las FF.AA y no solo del PCVU y el análisis de las causas de ese respaldo creo que alcanzarían para escribir un libro, y unas cuantas páginas son mías. No la hice a pedido de nadie menos de algunos noveles miserables, lo hice porque era necesario analizar y criticar el pensamiento "peruanista" que estaba detrás de esa actitud política y el grave error político e ideológico que representaba.
¿Por qué le dedico una columna a este episodio a nivel parlamentario, aparentemente mínimo? Considero que es un buen medidor de varios fenómenos y procesos políticos nacionales y humanos. No son separables, las virtudes, las cobardías, las miserias y la hidalguía son parte fundamental de la política.
El Partido Comunista, a través de sus militantes y dirigentes sindicales tuvo un papel determinante en la organización de la huelga general de dos semanas, uno de los pocos ejemplos en América Latina y en el mundo de un movimiento popular y sindical de resistencia democrática. Por lo tanto sus definiciones se expresaron muy claramente desde el principio en la lucha contra la tiranía. Los comunicados 4 y 7 no lo condicionaron en absoluto en ese aspecto.
En los 11 años de duración de la dictadura, las cifras trágicas cantan y aunque las comparaciones pueden parecer odiosas, ningún otro partido tuvo tantos muertos, encarcelados, torturados, desaparecidos en Uruguay como el PCU. Y lo más importante a pesar de la feroz represión siempre mantuvo su lucha clandestina, imprimió su prensa y tuvo una dirección interna a pesar de la concentración de fuerzas militares y policiales desplegadas por la dictadura contra el PCU.
La lista de nombres es interminable, desde Jaime Pérez, reconocido ampliamente como un emblema de la ferocidad contra un ser humano y de su capacidad de resistencia, pero José Luis Massera, Gerardo Cuesta, Wladimir Turiansy, Rosario Pietraroia, León Lev y una lista interminable de luchadores heroicos.
Ya que el miserable de García, que ahora rodeado de botas y sables se debe sentir hasta valiente, se olvidó de los "blancos baratos" que encabezados por Aguerrondo, fundador de los Tenientes de Artigas y que se sumaron a la preparación de la dictadura antes del golpe y enfrentados a Ferreira Aldunate. Memoria García, memoria.
Para no hablar de la cantidad de blancos que renegando de su historia se sumaron y fueron cómplices de la dictadura. ¿García quiere que le haga una lista, de presidentes-dictadores, ministros, integrantes del Consejo de Estado? Seguro que usted los conoce y los recuerda muy bien. Pero nunca nos habrá visto confundir esos traidores con todo el Partido Nacional o con la votación por parte de su partido de la ley de Seguridad del Estado en 1972. Y vaya si fue un respaldo a la degradación de las instituciones democráticas, no por eso lo vamos a confundir con la actitud de la mayoría del Partido Nacional.
Para mí uno de los gestos que más respeto se ganó el actual presidente Luis Lacalle Pou fue cuando en una sesión de la Cámara de Diputados se levantó y le clavó dos buenas trompadas a alguien que lo había insultado personalmente. Lamento profundamente que la bancada del Frente Amplio, no hubiera sepultado con argumentos al insolente García, pero tiene explicación, les falta historia y otras cosas. Y al diputado comunista, que no recuerdo ni siquiera su nombre, le recomiendo que lea las actas y los anales del parlamento y verá que en Uruguay hay circunstancias en que irse de sala es huir, que hay agravios que se resuelven de otra manera y después se afrontan las consecuencias.
Seregni decía que el poder cautiva entre otras cosas por el olor a queso, yo diría que en estos tiempos el tufo que emana es diferente, es a miseria, la que surge del alma.
Reitero lo que he dicho tantas veces, lamento profundamente que se haya anulado la ley de duelos, era un límite adecuado para los charlatanes, los cobardes y un rasgo de distinción que muchos hombres políticos utilizaron con coraje e hidalguía. Y apretar un gatillo o empuñar una espada lo pueden hacer mujeres y hombres, está vedado solo a los cobardes.
Ese desborde miserable de García es uno de los pocos momentos en que realmente me gustaría estar presente en sala, en comisión o donde sea.
También me indigna que los que deberían no asuman hasta las últimas consecuencias la defensa de su historia, sus compañeros y compañeras, sus muertos y desaparecidos y sigan calentando sus cómodos asientos de cuero y hasta ostentando un nombre que no les corresponde.
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