“Teflón” es el nombre comercial que Dupont (empresa química estadounidense que inventó el PTFE) dio a esta sustancia. Químicamente, el PTFE es un fluoropolímero, material plástico que se parece al polietileno, con la diferencia de que el PTFE tiene átomos de flúor donde el polietileno tiene átomos de hidrógeno y que impide que los alimentos se peguen en sartenes y ollas. Está en baja y sustituyéndose por otros materiales más inocuos y efectivos.
El teflón funciona en la política, y vaya si funciona. Tenemos un ejemplo viviente en Uruguay, el actual presidente de la República, Luis Lacalle Pou. Desde hace tres años no se detiene la catarata de escándalos de todo tipo que afectan directamente a su gobierno, a su partido y a él personalmente. Y, sin embargo, el apoyo de la población a él personalmente no desciende en proporción. Incluso dentro de los votantes del Frente Amplio, tiene un discreto nivel de apoyo.
Las mediciones de las encuestadoras serias y creíbles, por su trayectoria y sus métodos de medición, no registraron todavía el último escándalo, el del pasaporte al capo narco Marset en su penúltima fase. Veremos.
Pero tiene escándalos y cosas oscuras que en otros casos golpearon seriamente a otros dirigentes y presidentes. Comenzando por el interminable desbarranque de Astesiano y sus delitos, el pasaporte a Marset en sus fases anteriores, las designaciones a dedo por su lista en Salto, la 404, de 39 funcionarios, nueve de ellos ediles a dedazo limpio, que los diputados rechazaron y reclamaron que fueran sacados e incluso que el resto de la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande debían abandonar sus cargos, y un solo edil renunció. Fue votada por legisladores el 4 de octubre del 2023. Una burla a todo el Parlamento incluso a sus propios legisladores; luego el senador pedófilo y depravado, Gustavo Penadés, y el funcionamiento de una banda de policías tratando de corromper la investigación y el juicio y, dentro de esto, el seguimiento a dos senadores de la república, a privados, la venta de pasaportes truchos por su jefe de la seguridad presidencial y ahora la “telenovela venezolana” de Marset fase III.
Ah, me olvidaba, el envío desde Dubai (donde Marset estaba preso) no por haber ido a un viaje de turismo, sino porque tiene socios, de 470 kilos de pescado en valija diplomática. Además del pescado que luego de que saltara el escándalo fue entregado parcialmente a las ollas populares, ¿qué había en las otras cajas? Misterio.
Como es un misterio —protegido por la militante blanca y Fiscal Gabriela Fossati— el intercambio de chats entre Lacalle y el delincuente con más de 20 años de prontuario de Alejandro Astesiano. Imaginemos…
No debemos olvidar que el padre indiscutible de todo el proceso de entrega del puerto de Montevideo por 60 años a Katoen Natie fue sin lugar a duda el propio presidente, que desde el Palacio Legislativo el 1° de marzo del 2021 lanzó la noticia sin siquiera consultar a sus socios de la coalición. Eso sí, como el pasaporte todo gratis.
¿Cómo es posible que esta suma de hechos, más un gobierno que no tiene siquiera éxitos importantes y una coalición que va de 5 a 7 puntos por debajo en la intención de votos del FA, el presidente siga impertérrito? ¿Cómo lo hace?
Primero, hay que asumir que hay un casco duro e ideológico de blancos que le perdonan todo y ni los roza la corrupción y los escándalos. ¿Asumieron una cultura de la amoralidad, lo apoyan, aunque lo encuentren en las peores y más bizarras situaciones? Una argentinización estridente.
Segundo, es por odio. Hay un sector de la sociedad que odia tanto a la izquierda que es capaz de tragarse cualquier cosa, las peores cosas. Y en eso hay que asumir nuestras responsabilidades, cuando perdimos la virginidad, facilitamos la auto justificación, al punto que el propio Lacalle se permitió la gentileza de mencionar a Raúl Sendic en su discurso de justificación del escándalo Marset Fase III. Aunque en comparación, en su caso y el de su gobierno hablamos de vínculos con el narcotráfico, y en el del ex vicepresidente de faltas y delitos absolutamente menores. Y Sendic renunció y Lacalle sigue aferrado al sillón.
Tercero, no menos importante, la técnica del cancherismo practicado por Lacalle y con el aporte invalorable de Roberto Lafluf como consejero político principal, considerando que las técnicas de las conferencias, ruedas de prensa y reportajes, son el eje de su política. El papel canchero, la frase repetida hasta el cansancio de “ustedes me conocen” queriendo hacer cómplices a los propios periodistas y su participación en todo lo que se mueve, inauguración de kioscos, carnicerías, desfiles militares hasta el cansancio, inauguraciones varias, etc. etc. y las selfies, son parte de esa estrategia teflón. Y le da resultado. Es joven, campechano, y se mueve muy bien, a veces con la ayuda de algunos periodistas que hacen preguntas que dan vergüenza ajena.
Si analizamos que ya estamos lejos del fin de la pandemia y todos los números económicos, de descenso de las exportaciones, del crecimiento, del empleo, los datos sociales de pobreza e indigencia, el déficit fiscal (gran bandera gran de la campaña) le dan mal y que la situación económica es la principal preocupación de los uruguayos, muy cerca de la inseguridad.
Que Lacalle renunció o cambió a nueve ministros de su gobierno y muchos jerarcas, en especial policiales, no podemos ni siquiera explicarlo por los resultados de su gobierno o la estabilidad y confianza de sus equipos. Agreguemos que Bustillo fue renunciado sin haber firmado un solo acuerdo de comercio, ni con las islas Fiji. Y que en el tema Mercosur estamos más estancados que nunca.
El teflón de Lacalle se extiende a su partido (hasta ahora) pero despedazó el caudal electoral de sus socios, Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido Independiente y Partido de la Gente. Entre todos tienen una intención de voto de entre 35% y 37%, y sumados en las elecciones de 2019 obtuvieron el 55.01% de los votos; es decir que perdieron casi el 20% de los votos.
Con una pequeña diferencia que conviene considerar, la intención de voto se comprueba el día de las elecciones, mientras que la simpatía por el presidente, nunca nadie ha podido comprobarla, así que las encuestadoras se mueven con mayor “libertad”.
¿El Teflón es eterno e intocable? Esta supuesta posición de privilegio no le está dando resultados en cuanto a la intención de voto. El FA, con 15% de indecisos, figura con entre 40% y 44% en las diversas encuestadoras y paneles. Pero es cada día más notorio que Lacalle está apuntando desde hace tiempo a las elecciones del 2029, para romper la “maldición” de los blancos, que luego de un gobierno de su partido abandonan la Torre Ejecutiva y otras sedes del Poder Ejecutivo en Uruguay por varias décadas.
Para sacar una conclusión todavía más fundamentada, esperemos la serie de las nuevas encuestas que incluirán este último escándalo donde el presidente está involucrado hasta el cuello y algo más. Y, naturalmente, las elecciones, que son la voz del pueblo, ergo la voz de dios.