Dr. Luis Lacalle Pou
De mi mayor preocupación:
Me tomé unos días para escribirle esta carta porque entiendo perfectamente las implicancias políticas e institucionales. Son temas con los cuales no hay que ser ligeros, sino precisos.
Esperé como muchos uruguayos su conferencia de prensa para explicar sucesos que no tienen antecedentes en la historia del país: entrega de un pasaporte en tiempo récord al principal jefe narco de la región, que se mueve en nuestros diversos países, traficando drogas, corrompiendo altos funcionarios, planificando el asesinato de un fiscal paraguayo en Colombia, evadiendo operativos policiales en Bolivia y que está prófugo gracias a un documento entregado por su gobierno. De esto último, no hay ninguna duda.
Lo entregaron conociendo de quien se trataba, se lo enviaron en un tiempo récord a Dubai para que saliera de la cárcel donde estaba preso por utilizar un pasaporte falso paraguayo, y no fue un trámite administrativo, detrás del cual usted y sus ministros y funcionarios quieren escudarse. Su gobierno, el Ministerio del Interior y el de Relaciones Exteriores intervinieron directamente en la entrega. De eso ni siquiera usted pudo tener la mínima duda, al punto de que se organizaron reuniones para coordinar lo que se le ocultaba a la justicia y al Parlamento. Citadas por usted, a través de su principal asesor, Roberto Lafluf.
Asesor de imagen, como si no se tratara de un hecho grave y muy peligroso para el país y para su gobierno, y se tratara tan sólo de un hecho comunicacional. Hay que incluir, por supuesto, la capacidad del señor Lafluf de manipular un documento de la Cancillería y desaparecer 12 páginas protocolizadas. Sí, 12 páginas no una, como usted dijo y, nuevamente, mintió. Ese fue otro mandado que usted le ordenó a Lafluf. Otro delito.
Habían diversas alternativas: hacer consultas especiales, demorar el trámite todo lo necesario para evitar este bochorno, definitivamente, otorgarle un documento de viaje para salir de Dubai y, por último, lo que nunca se debería haber hecho, es entregar el pasaporte en tiempo record. Ese elemento usted nunca lo menciona.
Es tan grave la entrega del pasaporte que la Justicia está investigando a diversos ministros, al abogado defensor Alejandro Balbi, personaje que ya de por si genera dudas de todo tipo y eso usted tampoco puede negarlo. Todo el affaire está en la justicia. Además, se realizó una interpelación a dos ministros y fue precisamente la trama montada en el piso 11 de Casa de Gobierno la que hizo explotar la situación actual, porque se le ocultaron documentos al Parlamento. Se mintió.
Usted no aceptó las renuncias de sus ministros y subsecretarios —excepto la de la exvicecanciller Carolina Ache—. Todos esperaron a que usted regresara al país para decidir qué hacer. Usted los renunció, porque no tenía la menor posibilidad de continuar ocultando las graves violaciones institucionales y penales, estas últimas en manos de la Fiscalía. Y estos funcionarios no tienen la enorme suerte de que la fiscal sea la exfiscal Gabriela Fossati. No se trata de una militante blanca, que aceptó eliminar una parte importante del intercambio de chats con su jefe de seguridad Alejandro Astesiano. La exfiscal militante Gabriela Fosatti en ese caso tuvo más poder que Lafluf para organizar el encubrimiento.
Usted tuvo la “amabilidad” de mencionar en su conferencia de prensa de la vergüenza, al exvicepresidente de la República Raúl Sendic. Como a mí en ese tema no me duelen prendas de ningún tipo, le voy a decir que comparado con lo que usted hizo, dirigió, trató de ocultar y organizó una asociación para mentir, como bien la definió la periodista Patricia Madrid, lo de Sendic es notoriamente diferente y menos grave. Y Sendic renunció a su cargo y fue procesado, cumplió con una sentencia y está pagando lo establecido por la justicia. Usted sigue ocultando hechos delictivos y presidiendo.
Lo suyo es infinitamente más grave, más artero y, además, está vinculado nada menos que al narcotráfico. El affaire se completa, por lo que hasta ahora sabemos, con el envío de 470 kilos de pescado desde el mismo Dubai, que nunca en la historia nos vendió o entregó pescado, enviado además por valija diplomática… Que es otro hecho oscuro de sus procedimientos presidenciales, encubiertos por varios altos funcionarios, como el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, que ocultó la carga en un frigorífico “amigo”, por supuesto, no autorizado para operar con pescado. ¿Qué había en ese envío y dónde fue a parar la totalidad de la carga es otro lado oscuro de este asunto? Y usted está directamente relacionado.
Señor presidente, usted completó en la conferencia de prensa una agresión a la inteligencia de los uruguayos y un ataque directo a la moral de las instituciones gubernamentales. Imperdonable.
Que haya fanáticos o usufructuarios del poder y sus cargos, que por encima de sus deberes básicos con la moralidad pública, acepten sus explicaciones, es parte del drama creciente de este país, al que usted ha contribuido con muy diversos episodios a “normalizar” delitos, corrupciones, senadores violadores y muchas otras cosas. Es una decadencia moral injustificable.
Por todo lo anterior, y por las toneladas de argumentos brindados por periodistas, algunos políticos y ciudadanos comunes, creo firmemente que usted debería hacerle un favor a la nación y a su propio gobierno y debería renunciar y someterse como ciudadano común a la justicia. Porque detrás de todo esto, de las mentiras, del pescado, de los ministros y asesores, está usted.
Decir que un juicio político debe ser excluido, aunque sea por cálculos parlamentarios o por razones formales, cuando todavía no conocemos el final de esta serie de delitos, es apresurado e inconveniente moral y políticamente. No me refiero a temas electorales. Eso hoy no tiene siquiera que considerarse.
Usted mentó la soga subido al cadalso. El vicepresidente Sendic, por hechos mucho menos graves que los suyos, renunció. Tome pues ejemplo, ahórrele al Uruguay la vergüenza de salir en decenas de los principales medios de información del mundo por los estrechos vínculos entre el gobierno y el narcotráfico.
Es una opinión de un simple ciudadano, que se la jugó cuando tenía que hacerlo y gobernaba el partido político de toda su vida, el Frente Amplio. Y lo hizo con enorme dolor y lo volvería hacer con cualquier inmoralidad de este tipo, cometida por cualquier partido político uruguayo. Le tengo terror a parecernos cada día más a países vecinos, donde la moral vive en el barro y no vale nada.
Renuncie señor presidente, por el bien del Uruguay, incluso, de su propio gobierno y de su partido.