En las elecciones del 2019 emergió una sola fuerza política nueva y gananciosa: Cabildo Abierto. Todas las demás perdieron votos, aunque la creación de la Coalición Multicolor determinó la llegada al gobierno de un presidente del Partido Nacional y la creación de una mayoría parlamentaria.
Los análisis sobre las causas, la orientación y los objetivos del partido del General ( r ) Guido Manini han sido múltiples. Uno de los temas más tensos y tajantes de esos análisis ha sido si realmente se trata de un partido militar, como nunca existió en la historia del país.
Es notorio que por la cantidad de votos y cargos obtenidos, CA abierto no obtuvo solo votos de militares activos, retirados y de sus familiares y allegados, hubo sectores sociales diversos que aportaron sus votos. Lo que sí quedó claro, fue que a la hora de elegir, Manini optó por privilegiar su núcleo duro y en su mensaje final en el balotaje, corriendo serios riesgos, hizo un llamamiento clara y definidamente hacia los militares. ¿Lo recuerdan, no fue una anécdota?
Han transcurrido más de cinco meses desde que asumiera el nuevo gobierno y sin duda CA ha demostrado capacidad política de incidir en la agenda, de diseñar su propio perfil dentro de la Coalición y contar con objetivos estratégicos a los que somete cada una de sus movidas tácticas y políticas más concreta, incluyendo construir diferentes almas internas para barrer con amplios sectores del electorado. Veremos cómo le va, no depende solo de CA.
Pero hay un alma que emerge dentro de todas las demás, está asociada a su identidad más básica, es la construcción de un relato histórico-político e institucional, relacionado con la defensa de los militares en su papel en la dictadura, en defender su impunidad hasta las últimas consecuencias y en promover los valores que originalmente le dieron nacimiento al régimen cívico-militar nacido en 1973. Aprovechar y promover el desprestigio de los partidos políticos, e impulsar el orden y la seguridad como valores supremos.
Cuando se navega en esas aguas no es fácil tener una conducta, imponer límites, aparecen las almas más oscuras. La última: el candidato a la Intendencia de Soriano por Cabildo Abierto negó la muerte por torturas de Vladimir Roslik en 1984. "Alberto Loitey señaló que el médico "murió por un paro cardíaco, como muere cualquiera" y que en ese momento hubo médicos que lo asistieron".
"La convención departamental de Soriano de Cabildo Abierto (CA) eligió el 22 de julio al militar retirado Alberto Loitey como candidato a la intendencia de ese departamento por la lista 1301, luego de la renuncia del titular de la agrupación, Pedro Graña, por motivos de salud. Loitey fue oficial del Batallón de Infantería Nº 9, en Fray Bentos, donde el 16 de abril de 1984 falleció Vladimir Roslik como consecuencia de las torturas a las que fue sometido".
"En los últimos días trascendió en las redes sociales que Loitey fue indagado por la Justicia por el homicidio del médico de San Javier. En una entrevista con el semanario El Eco, publicada el 1º de agosto, el militar retirado reconoció que se encontraba "prestando servicio" en ese batallón en 1984, pero negó haber realizado apremios físicos a los detenidos en el lugar, incluido Roslik, e incluso señaló que ni recordaba al médico. Señaló que el médico "murió por un paro cardíaco, como muere cualquiera" y que en ese momento hubo médicos que lo asistieron. "Como yo no estuve en el tema no le puedo dar detalles, porque no los conozco", afirmó. No obstante, dijo que cuando "se produjo el hecho donde el hombre falleció", todo el cuerpo de oficiales fue citado a declarar, y, luego de prestar declaración, "cada uno siguió su carrera" y el asunto "quedó laudado". "Éramos jóvenes y sabemos que a los jefes los procesaron. Yo no tuve ningún problema", manifestó.
Sobre las acusaciones que comenzaron a circular en las redes sociales que lo vinculan al homicidio de Roslik, el militar retirado expresó que "evidentemente" se trata de "algún medio afín a la izquierda que quiere ensuciar", pero que lejos de dañar su imagen lo "favorece para conseguir algún voto más". Asimismo, apuntó que "si uno es integrante de CA le hacen hasta una radiografía del perro".
El militar retirado sostuvo que hay "un tema de revanchismo" en la condena a los ex funcionarios de las Fuerzas Armadas por los acontecimientos de la última dictadura y que hay "pruebas" de eso todos los días. "Nosotros [en CA] hablamos de dar vuelta la página, pues siempre estamos anclados en el pasado", manifestó, y señaló que se debe dejar de "mentir a las nuevas generaciones" y "terminar con el discurso que instauró el Frente Amplio [FA]", que sostiene que "había una dictadura y que vino el [Movimiento Liberación Nacional-Tupamaros] MLN a salvarnos". "Acá hubo un movimiento subversivo que intentó tomar el poder por las armas y no sólo acá, sino en toda América, y bueno, el gobierno democrático de turno usó a la Policía, que no estaba preparada, y entonces llama a los militares, y a partir de ahí se combate a la subversión. Fin de la historia, le guste a quien le guste", sostuvo.
El fiscal especializado en Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, dijo a la diaria que actualmente la causa que investiga la muerte de Roslik permanece en la Suprema Corte de Justicia, a la espera de la resolución del escrito de reapertura que presentó en mayo de este año. Si se determina la reapertura "se van a ver quiénes son los responsables" del homicidio, sostuvo el fiscal.
Perciballe explicó que desde la creación de la Fiscalía Especializada "no se trabajó sobre el fondo" del caso Roslik, sólo sobre aspectos formales de la reapertura. En ese sentido, sobre el eventual vínculo de Loitey con el caso manifestó que no le consta que el ex militar aparezca en el expediente de la causa en calidad de imputado ni como indagado, aunque eso "no quiere decir que no lo pueda llegar a estar, pero no hay nada confirmado sobre su participación en el hecho". Hasta el momento el único imputado por el asesinato de Roslik es el mayor retirado Sergio Caubarrére". La Diaria 17/8/2020
Este es un capítulo más de la ofensiva encabezada por el propio Manini contra el Fiscal de Corte Jorge Díaz, contra la Justicia y los Fiscales en general, a favor de reinstalar plenamente la ley de impunidad e incluso de desconocer pronunciamientos de la Suprema Corte de Justicia y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de los tratados aprobados por unanimidad del parlamento uruguayo en 1985.
CA no tiene ninguna expectativa de avanzar en el plano legal, legislativo, quiere instalar estos temas en el debate público para marcar una línea divisoria en la sociedad uruguaya que en las últimas décadas había construido un relato compartido, con matices, pero socialmente y políticamente aprobado por la inmensa mayoría del sistema político y de los medios de prensa, sobre los horrores de la dictadura y la opinión pública. Hoy algunos actores del oficialismo, comienzan a deslizarse por la peligrosa pendiente de revisar el dictamen de la historia de las salvajadas, crímenes, torturas, desapariciones y cobardías de todo tipo cometidas por golpistas civiles y militares que utilizando las armas que le dio la nación, atropellaron las libertades de la inmensa mayoría de los uruguayos.
Hay varios errores que tenemos que evitar. El primero replegarnos a un debate jurídico ante la ofensiva de los que defienden los crímenes de la dictadura, sigue siendo una gran batalla de opinión pública y de profundo sentido político y cultural y humanitario, en el más profundo sentido de la palabra.
Segundo, guiarnos por los episodios promovidos por las diversas almas de CA, incluso los que en estos días afirman que a este gobierno no le interesa la suerte de la gente, el diputado Eduardo Lust, sobre el Ferrocarril Central y UPM. Ese lujo se lo pueden dar los que necesitan sus votos en el gobierno, mientras que las fuerzas políticas, gremiales de la sociedad civil, de la cultura no podemos permitirnos ese infantilismo y ser parte de su estrategia. Hay que continuar con más inteligencia que antes - ahora que tenemos un actor institucional y partidario construyendo una mentira histórica - y por ello necesitamos sacarnos las telarañas del poder y volver realmente al llano de la batalla democrática lo más amplia posible.
No debemos mezclar: no luchamos por la verdad histórica, por la defensa de los derechos violados, asesinados y desaparecidos para aproximarnos un poco a un futuro poder, sino por la dignidad de la Patria, de su historia, de sus mejores tradiciones. Incluso por el verdadero artiguismo.
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