Una quijotada. Un delirio. Un imposible. Seguramente así sonó en los oídos de muchos la determinación de diseñar e implementar el Plan Ceibal.
En 2005 comenzó a germinar la idea. Trabajaron y se implicaron mujeres y hombres, docentes, técnicos y el gobierno en sus múltiples contribuciones.
Un día como hoy, el 10 de mayo de 2007, los primeros niños recibían su ceibalita en la localidad de Cardal, Florida. Cada vez que visitamos la localidad de Cardal confirmamos que su identidad está unida para siempre al Plan Ceibal. Un poco porque lo previene el cartel al llegar "Aquí nació el Plan Ceibal" y un mucho por la vivencia de su gente.
El Ceibal fue desde entonces, por encima de todas cosas, un plan de inclusión y de equidad.
Los comienzos
El derrotero fue la búsqueda de la equidad en el acceso a dispositivos. En 2007, uno de cada diez hogares humildes tenía acceso a la tecnología. En los hogares más pudientes, nueve de cada diez. La brecha era gigante.
Para ello internet debía concebirse como un derecho y, en consecuencia, generar políticas para llevar internet a los centros educativos y a los hogares.
La única vía era apostar a la innovación. Asumir que el mundo de lo digital llegaba para quedarse. Recordemos que en aquel 2007 no había iphone, Facebook tenía cinco millones de usuarios, recién se lanzaba Youtube.
La definición política fue contundente. Entre 2007 y 2009 se dio cobertura completa a primaria en internet y en dispositivos.
Unos años más tarde tuve la oportunidad de regresar a mi vieja escuela María Noya en el Cerrito de la Victoria, invitado por la ANEP. Allí pude confirmar que el Ceibal se había integrado, no solo al paisaje, sino también a la cotidianeidad de nuestros niños y niñas.
Nuevos horizontes
Una vez cubierto los aspectos tecnológicos comenzó la etapa de plataformas y nuevas pedagogías. Se implementó la plataforma de Ingles. Por su intermedio se llega a más de 80.000 niños de primaria que no tenían ingles. Hoy en día el 65% de los niños tienen nivel "A2", el requerido por la Unión Europea al terminar los cursos.
El Ceibal trascendía largamente la entrega de ceibalitas. Se implementó una plataforma de acceso a contenidos de lectura, libros y textos. Posteriormente, esa plataforma de libros se transforma en la "Biblioteca País", dando acceso universal y gratuito en todo el territorio.
En esa misma línea, se desarrolla la plataforma de robótica; los "Ceilabs". Se implementa la plataforma "Crea" para el manejo de aula; se implementa Pensamiento Computacional para 4º a 6º de primaria que alcanza a más de 50.000 estudiantes.
Tras un proceso de trabajo conjunto, ANEP y Ceibal integran la "Red de Aprendizaje profundo", donde se trabaja por proyectos y en las 6 competencias (colaboración, pensamiento crítico, ciudadanía, creatividad, comunicaciones y carácter). La red está integrada por más de 700 centros educativos.
Esa etapa concretó proyectos capitales: el aprendizaje de inglés, el acceso a libros, el acceso a programación y robótica, la búsqueda de caminos alternativos con las nuevas pedagogías para el aprendizaje profundo.
Nuevos desafíos
Actualmente, el Ceibal provee un conjunto de programas, recursos educativos y capacitación docente que transforma las maneras de enseñar y aprender. Ha devenido una verdadera agencia de innovación en pedagogía y tecnología al servicio de la educación pública y la ciudadanía toda.
La pandemia demostró cuán acertada fue aquella idea-sueño de hace 14 años que puso a prueba la capacidad de Uruguay para tomar ideas, modificarlas y adaptarlas a nuestra necesidad.
Hoy que la integración de tecnología y educación es un desafío global, Uruguay tiene un camino andado y validado en resultados. Con un enorme esfuerzo de alumnos, docentes y familias; con todas nuestras limitaciones, Uruguay está muy por encima de los promedios del mundo en este sentido.
Pero la pandemia también vino a evidenciar que las brechas persisten, que el acceso a internet aún es desigual, que no alcanza. No hemos llegado a ningún banderín de meta. Aún hoy, cuando los hogares se han convertido en aulas, bien sabemos que no estamos todos en la misma situación.
Nuestro presente y nuestro futuro inmediato demandan redoblar el esfuerzo. Se precisan nuevas políticas públicas para hacer posible el desarrollo en clave de equidad. Pero estamos en un punto de partida valioso y robusto. El Plan Ceibal es, seguramente, la política de equidad más profunda en los últimos años.
No lo decimos únicamente nosotros. Hace algunos años la escritora española Rosa Montero visitaba el Uruguay en ocasión de las elecciones nacionales de 2014. Al regresar nos dedicó una columna en El País de Madrid que encierra en una idea cuanto nos propusimos rememorar en esta columna: "El Plan Ceibal es una verdadera revolución, que impacta y emociona profundamente".
A nosotros también, acá en casa, el Ceibal nos permitió volver a soñar con aquel Uruguay idílico e híper integrado; con el paradigma vareliano que "Los que se han encontrado juntos en un banco de una escuela, usando del mismo derecho, se acostumbrarán a considerarse iguales, a no reconocer más diferencias que las que resultan de las aptitudes o las virtudes"; un paradigma superador de la herida de inequidad que describíamos al inicio.
Es por ello que hoy celebramos los 14 años de vida institucional de una herramienta nacida con la vocación de acortar distancias y alumbrar oportunidades para todos y todas.
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