Contenido creado por Manuel Serra
Julián Kanarek

Escribe Julián Kanarek

Nuestra forma de activismo

La comunicación tiene un rol central en el cambio cultural más importante de nuestro tiempo: combatir la desigualdad de género. Por Julián Kanarek.

05.10.2018 17:06

Lectura: 4'

2018-10-05T17:06:00-03:00
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Invitado por la oficina para regional de ONU Mujeres y especialmente por sus sedes de Colombia y Uruguay, participé de la conferencia "Más creatividad para la igualdad" en el marco de la Cumbre +Cartagena de dicha ciudad.

Si bien se trata de un evento sobre publicidad, la igualdad de género, el derribo de los estereotipos y el trabajo por su correlato en la vida de las personas, son temáticas que pueden extrapolarse a la comunicación toda, desde la industria del cine hasta el periodismo, de las redes a la comunicación política.

Para abordar la temática primero hay que entrar en contexto. Un estudio realizado por ONU Mujeres y grandes actores de la industria publicitaria mundial en Sudáfrica, India y Brasil muestra que "en Sudáfrica, ocho de cada diez mujeres no se sienten justamente representadas en la sociedad y casi tres cuartas partes de las mujeres no se sienten justamente representadas en los medios". En India, más de la mitad de las mujeres no se sienten justamente representadas en la sociedad (53%) y Brasil informa la tasa más alta de insatisfacción de las mujeres en torno a su representación en la sociedad (79%)."

En contraposición con esto, y como ya he escrito con anterioridad, la lucha por los derechos de las mujeres es una de las causas que mayor antención concita en la agenda ciudadana, impulsada por las redes sociales y confirmada en las calles por cientos de miles de personas en los más diversos países del planeta. Impulsada desde la sociedad civil, pero también desde industrias tan influyentes como el periodismo o el cine, estas causas traspasaron las barreras de la conversación de redes para instalarse en la agenda pública y también política.

Esta disparidad entre la notoriedad de las temáticas y la percepción actual de las mujeres en su vida cotidiana nos llama urgentemente a redoblar esfuerzos y promover, desde la comunicación, todas aquellas prácticas que nos permitan derribar estereotipos y educar a nuestras niñas y niños en un mundo libre de prejuicios y desigualdades.

Decía Ana Güezmes García, representante en Colombia de ONU Mujeres, durante su intervención que "el problema es no ver el problema, la publicidad tiene el poder de acelerar el cambio cultural y mejorar las vidas de las mujeres y las niñas de todo el mundo", y yo agregaría que la comunicación toda tiene ese poder.

Cualquier ejercicio de análisis textual en los medios de comunicación, en los contenidos culturales que consumimos, hasta en la literatura milenaria, nos demuestra que tenemos interiorizadas prácticas no conscientes que nos interpelan a pensar y repensar cada vez que escribimos, hablamos, producimos o comunicamos. Nos desafían a deconstruir, esa palabra tan incómoda y actual, que nos devela un accionar instintivo y perjudicial, pero al que no debemos detenernos en juzgar sino en cambiar.

¿Qué más puede hacer la comunicación? Mucho. Mantener el nivel de alerta diario sobre las desigualdades, informar, investigar analizar sobre las prácticas y temáticas que condicionan la vida de las mujeres en el mundo. Construir narrativas diferentes, con estrategias sustentables y sostenibles en el tiempo que den a las mujeres el rol y la representación que ellas quieren. Cambiar formas en los productos y en los procesos, fortalecer a nuestras compañeras, socias, jefas para que ellas lideren el proceso de cambio.

Y ¿qué podemos hacer los hombres? Entender nuestro rol en esta la más importante revolución de nuestro tiempo. Cambiar, sabernos actores de reparto sin dejar por un minuto de preguntarnos y repreguntarnos acerca de cómo promovemos ese rol que la mujer debe tener en la comunicación y sobre todo en la sociedad. Así como el rol que jugamos los hombres hoy, a un costado, que no significa menos sino iguales.

Desde nuestro humilde día a día en la agencia entendemos, como bien dice Milena Guillot, que cambiar las prácticas (internas o externas) y las narrativas en comunicación es nuestra forma de hacer activismo desde la profesión.

Por Julián Kanarek