Hasta aquí nada deberíamos decir nosotros, en la medida que no es otra cosa que un nuevo síntoma, ahora más avanzado, de un proceso de confluencia política entre dos partidos que, desde hace años, van convergiendo hacia la conformación de un único bloque político cada vez menos diferenciado.
Esta opción estratégica asumida desde ambos partidos tradicionales se ha ido consolidando en la medida que, además, las reglas de juego electorales establecidas en 1996 han facilitado y promovido el acercamiento y la construcción de sucesivos entendimientos políticos y electorales.
En las dos oportunidades en que se produjo un desenlace electoral en segunda vuelta presidencial, ambos partidos acordaron apoyarse recíprocamente. En oportunidad de alcanzar el gobierno, desde mediados de los noventa hasta 2005, fecha en que fueron desplazados del gobierno por el Frente Amplio, formaron coaliciones de gobierno entre ambos partidos. En algunos Departamentos en las elecciones departamentales de 2010 se produjeron movimientos electorales espontáneos entre ciudadanos de ambos partidos que permitieron que candidatos de uno y otro partido alcanzaran el triunfo a nivel departamental, tal fue el caso de Salto y Paysandú.
La idea de que ambos partidos componen un polo integrado por posturas y posiciones cada vez más próximas se consolida cada vez más en la opinión pública y en la cabeza de sus propios dirigentes. Tienen todo el derecho de actuar en tal sentido, si creen que de esa forma están respondiendo de manera auténtica a sus convicciones y postulados partidarios.
Sin embargo, esta convocatoria para enfrentar al Frente Amplio unidos en Montevideo, ha estado acompañada, ahora y anteriormente, de referencias directas a la eventual participación del Partido Independiente en dicho acuerdo.
Las referencias, bueno es decirlo, han sido siempre muy respetuosas y cautelosas, pero lo cierto es que en la medida que se han reiterado en varias oportunidades, nos obliga a definir con claridad nuestro posicionamiento político frente a esta iniciativa.
Nosotros no formamos parte de una coalición blanquicolorada. No nos sentimos parte de ese entendimiento. Somos un partido independiente de convicciones socialdemócratas y nos sentimos representantes de una izquierda democrática, seria y responsable. Diferente de otras concepciones de izquierda que prevalecen con sus ideas en el Frente Amplio, pero ciertamente ajenos al espacio político que ocupan los partidos tradicionales.
Por lo tanto, no estamos evaluando integrar un acuerdo político electoral con blancos y colorados.
Por otra parte, sentimos que esa iniciativa, consistente ahora en la gestación de un partido político instrumental con el único objeto de hacer lo que la legislación actual no permite y que solo se presentaría en las elecciones departamentales de Montevideo, se ha construido por la negativa.
Hasta ahora no hemos escuchado una sola idea programática común sobre la que se edificaría este acuerdo. El único factor en común es "sacar al Frente Amplio del gobierno de Montevideo".
No se construye una alternativa fundada en el señalamiento del mal gobierno ajeno. Entre otras cosas, porque es muy difícil imaginar que quienes pretenden sustituir a los actuales gobernantes puedan hacerlo mejor si lo único que los une es la negativa y el enfrentamiento a lo existente.
Por supuesto que esto no significa validar la gestión del gobierno departamental del Frente Amplio. ¡Por favor! Tenemos la opinión más crítica sobre la situación deontevideo, la incapacidad de gestión de sus gobernantes y sobre el agotamiento del Frente Amplio como opción de gobierno. Pero, nuevamente, la crítica al actual gobierno no valida por sí misma la idea de juntarse todos para sacarlos.
Faltan más de dos años para las próximas elecciones departamentales. Mucho antes de que ellas tengan lugar, se realizarán las elecciones nacionales; nosotros estamos trabajando para formular una propuesta programática para el país del próximo período de gobierno. Ya llegará el tiempo de definir nuestra estrategia política y electoral para las elecciones departamentales de 2015.
Mientras tanto, reafirmamos nuestra opción independiente que no está interpretada ni por el acuerdo bipartito de blancos y colorados, ni por el Frente Amplio. Podremos estar dispuestos a alcanzar acuerdos de cogobierno con otros partidos, pero no estamos dispuestos a realizar acuerdos preelectorales.