Hace pocos días, la red social Facebook activó su ´safety check´ luego del atentado en Barcelona. Esta herramienta detecta la ubicación del usuario y le ofrece la posibilidad de confirmar que se encuentra sano y salvo.
El 13 de noviembre de 2015 en Paris, también luego de un atentado, el Estado francés tuvo que responder de manera urgente poniendo el foco en la seguridad de los espacios públicos. Se cerraron las atracciones turísticas, se suspendieron espectáculos y por sobre todas las cosas se cortó el servicio de transporte.
Miles de personas que circulaban por la ciudad recibieron la indicación de no permanecer en espacios públicos. Pero ya estaban allí y no tenían como volver a sus casas. Además del #PrayforParis, los ciudadanos que sí estaban en sus casas crearon el hashtag "Puertas abiertas" (#porteouverte) en twitter. Una forma valiente (le estaban abriendo sus casas a desconocidos en una noche en la que el terror era el protagonista) de brindar una solución ciudadana a un hueco que el Estado había dejado en su estrategia de seguridad. La red social, sirvió para comunicar en qué lugares habían parisinos ofreciendo su hogar para aquellos que no tenían como llegar al suyo.
De manera similar la plataforma de hospedaje mundial Airbnb cuenta con un programa de respuesta a las catástrofes que se inspira en la actitud solidaria de sus huéspedes.
"Cuando el huracán Sandy azotó Nueva York en 2012, los anfitriones de Airbnb ofrecieron su ayuda de forma inmediata como mejor sabían: ofreciendo una casa y una cálida bienvenida a los vecinos que lo necesitaban.
Inspirados por su generosidad, en Airbnb creamos la iniciativa de respuesta a las catástrofes para fomentar que todos los miembros de la comunidad del mundo puedan ofrecer alojamientos de emergencia cuando se produce un desastre." (https://es.airbnb.com/disaster-response)
Este servicio ha colaborado con mas de 3000 espacios, activados en 47 alertas desde que se puso en funcionamiento.
Estos ejemplos y muchos más son sólo algunas muestras de ciudadanos activos que combinan las redes con sus aptitudes de comunicación para vehiculizar la solidaridad y capacidad de ayuda.
En Uruguay tenemos muchos ejemplos de ciudadanos organizados y también tenemos ejemplos de buen y mal uso de las redes (y las herramientas que estas nos brindan).
ChanchosUy es un ejemplo tristemente célebre, una cuenta de twitter creada inicialmente para esquivar los controles de tránsito.
Acá, en Argentina también, le decimos chanchos a los inspectores de tránsito. El adjetivo lo explica todo. Los ciudadanos organizaron y utilizan una manera de alertarse unos a otros sobre dónde están los inspectores, a través de twitter.
Es otro ejemplo del empoderamiento del ciudadano y de la horizontalidad de la información. El Estado fiscaliza los comportamientos en el tránsito porque necesita mejorar la conducta para disminuir los accidentes, pero los ciudadanos los esquivan.
La aplicación de tráfico Waze, dentro de todas sus herramientas, también cuenta con un servicio de alertas que avisa -en el mapa- dónde están las cámaras que fiscalizan el tránsito o dónde hay inspectores y en tiempo real.
El 24 de agosto, en La Noche de la Nostalgia, muchos uruguayos salen a bailar al ritmo del pasado en miles de fiestas que convierten a la previa de la Declaratoria de la Independencia en el de mayor movimiento nocturno del país.
El Estado y una serie de organizaciones de la sociedad civil, marcas y empresas han generado junto con la ciudadanía, un sentido de responsabilidad sobre el consumo de alcohol y la conducción de vehículos. Especialmente esa noche.
Esto no quita que desde estas cuentas en redes o alertas en aplicaciones los ciudadanos no hagan reportes sobre dónde hay controles de tránsito (con tests de consumo de alcohol y drogas) otorgando la oportunidad de esquivarlos para quién haya consumido.
Más allá del debate sobre el buen o mal uso de las redes y aplicaciones en el resto del año, independientemente de un más profundo análisis sobre qué responsabilidad nos cabe a cada uno de los ciudadanos para con la sociedad, el alertar sobre dónde hay controles en la noche que más alcohol se consume del año, es un acto de boicot que convierte a la viveza criolla en una herramienta mortal.
Un país con una población envejecida, cuya principal causa de muerte entre los jóvenes es una causa evitable no puede darse el lujo de fomentar la irresponsabilidad que permitiría el manejar habiendo consumido alcohol o drogas.
Si bien el Estado ha generado una serie de medidas que lograron (aún con un exponencial crecimiento del parque automotor) reducir en los últimos años la cantidad de muertes por accidentes de tránsito, esto no se trata de la relación entre el Estado fiscalizador y el ciudadano fiscalizado. Se trata de una relación con la comunidad, con el que tenemos al lado, porque cada vez que avisamos dónde hay un control en la noche, estamos poniendo en peligro la vida de alguien más. Que puede ser un desconocido, un amigo o un familiar.
Las redes y aplicaciones son una gran herramienta que nos permitieron cambiar el modelo de la comunicación. Usémoslas bien. Este 24 de noche no hagamos chanchadas: no tomemos si vamos a manejar y no le hagamos las cosas más fáciles a quién si vaya a hacerlo.
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