Ahora estamos clasificados para Rusia 2018. Quedan caso 8 meses para prepararse y parece bastante y, sin embargo, es bastante poco:
En noviembre y en marzo hay fechas FIFA. En noviembre jugaremos contra Polonia (clasificado y cabeza de serie) en Varsovia y contra Austria (eliminado) en Viena. Parecen rivales muy adecuados para ir acostumbrándonos a enfrentar equipos europeos.
En marzo estamos comprometidos a participar en un campeonato cuadrangular en China, donde no se conocen aún los rivales pero, probablemente, serán dos equipos europeos y la propia China.
Después, ya en la segunda quincena de mayo, probablemente habrá dos amistosos en Montevideo también contra equipos europeos e, inmediatamente, viajar a Rusia, donde habrá dos o tres semanas de entrenamiento.
Pienso que lo más urgente es determinar el plantel definitivo y agregarle algunos suplentes preferenciales para sustituir a posibles lesionados. Como vemos, el tiempo no sobra. Hay bastantes cosas a favor: primero la clasificación directa y relativamente holgada, segundo el resultado favorable de las pruebas de nuevos jugadores que, en los últimos partidos ha hecho Tabárez.
Mucho más importante que estas cosas bastante circunstanciales, es que Tabárez tiene una posición sólida y bien ganada por más de 11 años de seriedad en su puesto y por la obtención de logros importantes (dicho esto más allá de los detractores crónicos que nunca faltan en el Uruguay).
¿Qué podemos lograr?, ¿qué deseamos?, ¿nos alcanza con otro cuarto lugar?, ¿lo podremos lograr?, y ¿no podremos ser campeones?: ¡Es muy difícil! Pero ¿cuándo un logro muy importante ha sido fácil para alguien?
En mi experiencia, con el tiempo, la valoración de éxitos y fracasos ha ido cambiando: En 1954, el cuarto lugar nos pareció a todos un fracaso, en 1970 lo valoramos mejor y en 2010, por primera vez, lo valoramos como un éxito (¡fue un éxito!).
La materia prima (los jugadores) es buena, estamos en un momento especial, donde los jugadores más importantes están en su mejor momento y donde ya se están ganando sus puestos jugadores muy jóvenes pero que están jugando exitosamente en grandes equipos del mundo. Además, como consecuencia del régimen de trabajo que ha implantado Tabárez desde el principio, nada es totalmente nuevo para nadie, nadie es ajeno a ese proceso.
Y desde luego, hay problemas: siempre es muy difícil el retiro de jugadores veteranos que parecen estar llegando al final de sus carreras en la Selección, por dos tipos de razones: primero y ante todo, las razones humanas, ¿cómo decirle a hombres que han servido durante tantos años, con dedicación y honor, en forma inquebrantable a la selección nacional que esta vez ya no serán citados? Algunos dirán: ¿por qué no darles una última oportunidad en este Mundial, para que luego se retiren de motu proprio? O sea, algunos pensarán, según costumbres nacionales, que "dejar para más adelante", es preferible a tomar las decisiones debidas en los momentos adecuados.
Pero, y más allá de las razones humanas, los jugadores jóvenes que los sustituirían, ¿están totalmente preparados para la tarea que se les asigne?, ¿para enfrentar a Messi?, ¿y a Lewandowsky? ¿y a Pogba?, ¿mantendrán la calma cuando Alemania o Rusia nos ataquen por todos lados, con enorme fuerza y velocidad? ¿Quién tendrá la sangre fría para hacerle un gol de tiro libre o de penal a Neuer o a Buffon? Hay muy buena madera, pero sería deseable tener un poco más de tiempo (este es un dilema humano, milenario: para las grandes decisiones NUNCA tenemos el tiempo que desearíamos). Por todo eso, felizmente, en un país con tres millones de Directores Técnicos existe uno y uno sólo que tiene el peso de la decisión y el poder, la capacidad y el coraje para tomarla: ¡Gracias, Maestro!
¿Qué podemos lograr?, ¿qué pienso yo?, ¿qué me animo a pensar? Pienso que no es fácil pero nuestra aspiración es que Uruguay, una vez más, sea Campeón del Mundo. Quizás algunos lectores piensen que soy un desubicado, que me dejo llevar por los sueños y que tengo sueños locos...
Los sueños son el límite superior de lo que podemos lograr: nadie nunca ha obtenido algo importante sin haberlo soñado antes (despierto, dormido, poco importa). Los sueños generalmente son privados (la única vez que yo antes soñé algo así, era un niño, ¡fue en 1950!...)
No conozco personalmente al Maestro Tabárez, pero conozco desde el comienzo de los 80 al hombre público, integro, decidido, responsable, valiente.
No conozco personalmente al Maestro Tabárez, pero estoy seguro de que él, como yo, y como los más de tres millones de uruguayos que asistiremos desde cerca o desde lejos al Mundial Rusia 2018, ¡es capaz de soñar y se animará a soñar con ser Campeón del Mundo! (y no se lo confesará a nadie). Pero soñarlo es una precondición del éxito, ¡es el primer paso para lograrlo!
¡Arriba Maestro, detrás de usted hay un pueblo, todos con el mismo sueño!