Mujica no es Vázquez ni Astori

En ambos casos los episodios no se debieron a un manejo oscuro de los adversarios, ni fueron resultado de trampas provocadas por los enemigos. Tanto el reportaje para el diario La Nación como las conversaciones mantenidas para el libro “Mujica Coloquios” fueron respuestas espontáneas y directas del candidato presidencial ante preguntas o diálogos francos que incluso en uno de los casos, fue llevado adelante por un reconocido militante frenteamplista.

Esto es lo que aumenta la gravedad de los dichos, puesto que no son tergiversaciones, ni interpretaciones tendenciosas. Son simplemente afirmaciones que expresan la forma de pensar de José Mujica.

En el reportaje concedido al diario La Nación, el candidato presidencial del Frente Amplio expresa un notorio desprecio por el sistema de justicia o, en todo caso, un gran escepticismo sobre las posibilidades de que el valor justicia pueda concretarse en la sociedad. En cualquier caso, pone nervioso que uno de los candidatos con mayores posibilidades de convertirse en presidente tenga una opinión tan crítica sobre el valor de la justicia.

En el mismo reportaje, Mujica expresa arrepentimiento sobre su época guerrillera, pero al mismo tiempo justifica muchas acciones del MLN. Por lo que nos deja con una sensación de fuerte contradicción. Resulta evidente que Mujica sigue enredado en su pasado y que no logra “despegarse” de su polémica historia. Pero el resultado sigue siendo una ambigüedad preocupante sobre la necesidad de una efectiva distancia con sus viejas opciones guerrilleras.

Sin embargo, estas declaraciones pasaron a un segundo plano cuando se hicieron públicas sus afirmaciones contenidas en el libro “Mujica Coloquios”. Las críticas se concentraron en sus declaraciones insólitamente despectivas y agraviantes hacia la sociedad y la cultura argentina, así como también a los diferentes partidos políticos, incluidos los Kirchner que han sido sus aliados y apoyo político indisimulado.

Pero, a nuestro juicio, lo más grave son algunas concepciones políticas y programáticas que el candidato del Frente Amplio expresa a través de estos reportajes. Se manifiesta partidario de la propiedad estatal de la tierra, se proclama dispuesto a asumir una postura subordinada con respecto al liderazgo brasilero, propone prohibir la importación de autos 0 km que no sean de origen argentino o brasilero, entre otras propuestas insólitas.

Sorprende y preocupa hondamente. Pero sobretodo confirma algo que sabíamos desde hace tiempo. El Senador Mujica no es la continuidad del actual gobierno de Tabaré Vázquez. Sus ideas, sus propuestas, lo que él representa y lo que pretende hacer en el gobierno está muy lejos de lo que ha sido la gestión del actual gobierno saliente.

Si quedaba alguna duda, el propio Presidente lo hizo saber con claridad y precisión que no dio lugar a equívocos.

Justamente, lo que no debe dar lugar a equívocos es la convicción de que si Mujica gana, no habrá triunfado la continuidad del gobierno de Vázquez, porque el que gobernará y tendrá el poder será Mujica y los sectores que lo apoyan.

Para decirlo más claro, si gana Mujica no habrán ganado ni Vázquez ni Astori. Habrá ganado una nueva versión de la izquierda que poco tiene que ver con las posiciones más moderadas del Frente Amplio.

Esto es lo más positivo de los episodios recientes, evitar confusiones y falsas sensaciones. Astori fue derrotado por Mujica y este no le aceptó ninguna condición para que aquel ocupara la Vicepresidencia; allí está la clave para confirmar que no será la orientación que hoy representan Astori y Vázquez la que tendrá peso y predominio en el próximo eventual gobierno de la izquierda.

Este es el principal dilema que tendrán los posibles votantes frenteamplistas el próximo 25 de octubre.