No se trata de una coyuntura electoral en un balotaje, en la que los blancos votaron a Jorge Batlle en 1999, los colorados a Jorge Larrañaga en el 2004 y nuevamente los colorados en el 2009 votaron a Luis Alberto Lacalle, es un salto de calidad. ¿Hacia dónde es el salto? La historia lo dirá.
Lo cierto es que ambos partidos tienen una larga historia, la más larga del mundo como sistema binario de partidos. Con duros enfrentamientos que llegaron a las guerras civiles. No es muy diferente a la historia del resto de América Latina, lo que es diversa es la realidad del siglo XX, donde ambas colectividades se diferenciaron ideológicamente de manera muy neta. El Batllismo y el Herrerismo, las dos corrientes dominantes en ambos partidos durante más de 50 años tenían visiones diferentes sobre casi todos los temas.
A finales del periodo democrático, el autoritarismo y las corrientes más antidemocráticas tomaron posiciones principales en el Partido Colorado y el Wilsonismo mucho más avanzado que las posiciones históricas del Partido Nacional predominó entre los blancos.
Ahora se da un paso nuevo, diferente, que para muchos es un avance hacia un bipartidismo político más claro y formal entre el Frente Amplio y un partido bicolor nacido de ambos partidos. El paso en Montevideo, es para muchos, eso, es un paso hacia la conformación de una nueva colectividad, basada en elementos ideológicos. Ese es el factor clave y no solo, ni principalmente el electoral.
Con la historia que cada uno carga en sus espaldas, no alcanzan las encuestas para superar los muchos obstáculos emotivos, culturales, de tradiciones y de pasiones, hace falta ideología. Es que blancos y colorados y colorados y blancos desde que el FA ganó las elecciones nacionales tienen un objetivo prioritario, común, casi excluyente: reconquistar el gobierno nacional y Montevideo es el primer paso. Algunos lo declaran, otros lo mascullan, pero esa es la realidad.
Y no están equivocados, reconquistar Montevideo, visto que las dos encuestas, las nacionales y las departamentales no los favorecen en absoluto, es sin duda el paso obligado para ese gran proyecto restaurador de reconquistar el gobierno nacional. Además tienen el ejemplo del Frente Amplio.
No voy a hacer especulaciones sobre los posibles resultados de las elecciones municipales del 2015 en Montevideo, las urnas darán su veredicto, es decir los ciudadanos, previamente habrá muchos otros acontecimientos y en ellos voy a concentrarme.
Mucho dependerá del resultado de las elecciones nacionales del año próximo, no porque el voto sea mecánico y copiado, ya lo demostraron los ciudadanos en varias oportunidades y en diversos departamentos, sino porque la batalla por la capital es parte esencial de la disputa política, cultural e ideológica a nivel nacional entre el progresismo, la izquierda y la derecha o el centro derecha.
La formación del partido colorado y blanco, es un paso importante hacia la claridad política nacional, quedará más claro que nunca lo que decía Liber Seregni y muchos de los fundadores del FA, en Uruguay desde 1971 existen dos grandes fuerzas políticas. Y eso es positivo, aclara y define el debate.
En segundo lugar tiene otro aspecto, de profundo realismo político que siempre es positivo, refuerza el mensaje ideológico de las fuerzas tradicionales, del poder social, económico y de los medios asociados de carácter conservador, mejor dicho restaurador.
Otro elemento a considerar es que envía un mensaje muy claro, esto es posible por dos razones contrapuestas, por un lado porque la izquierda, el progresismo es amplia mayoría en Montevideo y por otro lado porque hicimos las cosas mal en la gestión y en la política municipal. Hemos mejorado mucho en relación al anterior gobierno municipal, pero el retrazo en algunos aspectos muy sensibles para la gente es todavía importante. Hay una gran diferencia entre los proyectos, las cosas importantes que se están haciendo, y la gestión de servicios básicos que no mejoran adecuadamente, en primer lugar la basura, la limpieza de la ciudad. Ese es nuestro talón de Aquiles, de Tetis y de todo el Olimpo. Y nadie soporta más diagnósticos, quiere soluciones.
La basura se ha transformado en una prueba de acero, para muchas cosas y no solo para la capacidad de gestión. Para la capacidad y los plazos de reacción de la administración, para las relaciones entre sectores parciales, los recolectores y sus intereses y la inmensa mayoría de los habitantes de la capital, para una visión social avanzada y la indolencia con un fenómeno que es la máxima expresión de la marginación. Vivir de la basura y aceptarlo por parte de la izquierda, es la negación de sus convicciones. Han disminuido los recolectores, pero el problema de fondo es que de una u otra manera son la base del problema de la mugre de la ciudad, la que se acumula alrededor de los contenedores y el viento y los perros desparraman.
La izquierda, el Frente Amplio tendrá que mostrar su capacidad de reacción, no alcanza con mirar las encuestas y especular o tomarle el pelo al nuevo partido, ellos nacieron donde nosotros flaqueamos, tanto en la gestión como en la capacidad de profundizar el cambio cultural e ideológico en la capital. Estamos obligados a reaccionar de tres maneras diversas.
Primero a profundizar nuestro sentido autocrítico y a no defender chacras y explicar lentitudes e ineficiencias. Tenemos mucho por analizar y discutir y no nos salvamos reconociendo- como corresponde - que esta intendencia es mejor que la anterior y carga una pesada herencia. La responsabilidad es de todos, del conjunto del FA.
Segundo tenemos que discutir en serio y elaborar en profundidad y apelando a toda la capacidad política, intelectual, técnica un programa de cambios y de avances para la ciudad, y a considerar los escollos que no son pocos, solo en la perspectiva de su superación y no como una coartada. Incluso el gran escollo llamado ADEOM, de cuya paternidad deberíamos asumirnos las consecuencias.
Y tenemos, en tercer lugar que presentar candidatos potentes que demuestren la importancia máxima que le damos a Montevideo. No se trata de un mensaje de que nos interesa volver a ganar Montevideo, sino que nos interesa cambiar y mejorar mucho a Montevideo y a partir de allí volver a ganar. No habrá una nueva etapa de crecimiento y de avances económicos, sociales, culturales y de convivencia en el país sin una capital con otra calidad de servicios, con otras políticas integrales de desarrollo, de combate a la fractura social y la marginación, con nuevas y más creativas formas de protagonismo ciudadano. Y para eso hacen falta liderazgos, capacidades, y equipos a la altura de las circunstancias y no repartos sectoriales milimétricos.
Montevideo afronta dos tipos de peligros y hay que asumirlos, quedar rezagado en el avance del conjunto del país y retrasar ese avance, en la calidad de vida de su gente o por otro lado y como reacción ser el primer paso en el proceso restaurador. Montevideo es una ciudad que por su calidad urbanística, cultural, social, por sus tradiciones se merece afrontar y superar ampliamente esos peligros. Y la izquierda está obligada a ello. Incluso dejando la ciudad mucho más limpia, mejor iluminada, con mejoras en su circulación, previendo los procesos del tránsito y aprendiendo de otras urbes avanzadas en todo el mundo.
Esperemos que el viejo dicho de la filosofía china nos sirva: "El peligro aviva al mamado" El poder a veces emborracha.
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