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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Minoridad infractora: dos maneras de actuar

Los impulsores del "firmazo" creen o hacen creer a la gente que bajar la edad de la responsabilidad penal de dieciocho a dieciséis años soluciona los gravísimos problemas de seguridad que vive nuestro país. Se agita esta idea y se aprovecha el enojo, la bronca y el miedo de la gente para sumar apoyos a esta iniciativa.

03.08.2011 08:06

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2011-08-03T08:06:00-03:00
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El objetivo consiste en la realización de una jugada política para ganar apoyo ciudadano ante la incapacidad del gobierno para resolver o, tan luego, mejorar un poco la situación de inseguridad reinante. Por si faltaba algo para agregar, uno de sus principales impulsores ha alentado la idea de que los comerciantes se armen para defenderse.

Después dicen que las categorías de izquierda y derecha ya no tienen sentido. Decía Ricardo Alfonsín, en una conferencia la semana pasada, "los que sostienen que izquierda y derecha son conceptos que ya no sirven para nada, no duden son siempre los políticos de derecha que buscan evitar ser reconocidos como tales".

Entonces, el objetivo es aumentar aun más el clima de temor porque esa circunstancia favorece la aceptación de una propuesta autoritaria y conservadora, como la manera salvadora de resolver el problema y, de esa manera, potenciar a las figuras políticas más asociadas con esa imagen de represión.

Se olvidan los impulsores de estas iniciativas que durante las gestiones de sucesivos gobiernos en que participaron, comenzó el deterioro de las condiciones de seguridad que, posteriormente se siguieron agravando.

La otra alternativa para enfrentar el problema de la minoridad infractora consiste en trabajar desde ya y con ideas y acciones concretas para cambiar las condiciones existentes.

Uno de los principales factores que ha contribuido a agravar el fenómeno de la delincuencia entre los menores ha sido la impresionante frecuencia de las fugas.

De acuerdo a la información existente, en el año 2009 se produjeron más de mil fugas, lo que significa, en buen romance, que promedialmente cada uno de los menores privados de libertad se fugó alrededor de tres veces en el año.

Por ello se ha trabajado muy fuertemente en la reducción del fenómeno. Los datos son elocuentes, en el primer semestre de 2011 solo se produjeron ochenta y una fugas. Esto implica una reducción del 80% con respecto a los datos del primer semestre de 2010. Siguen siendo muchas y no debería haber ninguna. Es cierto, pero también es cierto que ha habido un profundo cambio que va en la dirección correcta.

Se aprobó la creación de un Instituto de Rehabilitación Juvenil que será una figura institucional separada del INAU y se acaban de votar los recursos para construir el lugar en el que se dará alojo a más de trescientos menores privados de libertad.

Esta iniciativa se ejecutará en el correr de los próximos dos años y permitirá resolver en el mediano plazo un grave problema de capacidad física para alojar a los menores infractores en condiciones tales que, no solo no puedan fugarse, sino que puedan llevar adelante actividades que ayuden a promover su rehabilitación, en los casos en que esta sea posible.

El verdadero problema de la inseguridad se debe a que la estrategia de la policía y del Ministerio del Interior no ha sido exitosa. El problema principal de la delincuencia radica en la delincuencia adulta que es nueve veces más frecuente que la delincuencia de los menores.

Si la estrategia acordada para cambiar la situación de la minoridad infractora logra avances sustantivos debería haber en cierto plazo un cambio en las condiciones sociales de este fenómeno. Quizás por eso los recolectores de firmas están tan apurados en adelantar el plebiscito que están promoviendo; no sea cosa que la situación mejore antes de que la "jugada" esté completa.

Son dos maneras de actuar muy diferentes.