Contenido creado por Julia Peraza
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Los viejitos renovados de la izquierda

Los viejitos renovados de la izquierda

La izquierda está muerta, no tiene levante. La izquierda debe rejuvenecer. Estas y otras frases similares se escuchan muy frecuentemente y en especial en Europa y América Latina. En el caso del viejo continente tienen su base fundamentalmente en el retroceso del socialismo en diversos países. Es un tema que también nos atañe a los uruguayos.

13.06.2017

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2017-06-13T05:00:00-03:00
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Pero la historia es caprichosa y no acepta mucho las sentencias implacables. El domingo pasado en Gran Bretaña, Jeremy Corbyn, de 68 años, le dio un serio revolcón en las elecciones a los conservadores de la primera ministra Theresa May, que iban por una amplia mayoría en el parlamento y que ahora tienen que buscar aliados para formar un gobierno. Tres semanas antes de los comicios, las encuestas mostraban en forma unánime un 20% de diferencia de los conservadores sobre los laboristas. En el resultado final no llegaron al 3% de diferencia.

No es el único caso. También está el senador Bernie Sanders, de 76 años, exitoso líder del sector progresista del Partido Demócrata de los Estados Unidos en las últimas elecciones internas, que ganó por muy poco margen, mucho aparato y mucha plata Hilary Clinton. No se trata obviamente de un tema de edad.

Antonio Costa, del Partido Socialista y actual primer ministro de Portugal de 56 años, dirige un gobierno que está consiguiendo excelentes resultados y es observado con mucha atención en toda Europa, considerando que su país fue uno de los más castigados por la crisis del 2008.

La izquierda de diferente origen, que muchos daban por muerta en Europa, muestra ejemplos de recuperación y de ofrecer alternativas al avance conservador y de la derecha.

En el ejemplo más reciente de Gran Bretaña, donde se produjo una impresionante remontada de los laboristas, Corbyn durante su excelente campaña electoral supo colocar el centro en las políticas sociales. De un lado el modelo conservador, que coloca en el horizonte la eficiencia y confía en el camino de la desregularización, la privatización y la vía laborista; que coloca la igualdad en el horizonte y que cree que es imprescindible actuar con políticas públicas que hagan que la economía reaccione y ayude a financiar ese camino hacia la igualdad. Como decía Corbyn: la sanidad, la educación y los transportes son materia de políticas públicas y deben ser defendidas como tal, sin descanso y sin dudas.

Luego de décadas de campañas contra los proyectos progresistas, socialistas, laboristas, socialdemócratas, incluso cuestionados desde dentro de sus propias filas, las abrumadoras consecuencias de políticas neoliberales y conservadoras, y por las actitudes de diferentes dirigentes de izquierda que asumieron la defensa de las ideas progresistas y avanzadas, estas están teniendo una nueva vitalidad.

Algo parecido comienza a percibirse en América Latina en algunos países, sobre todo en Brasil, donde las reformas derechistas están fracasando política, económica y sobre todo socialmente. La Argentina está todavía en el limbo en todas las materias del gobierno Macri, solo protegido por la avalancha de corrupción denunciada y comprobada de los gobiernos Kirchner.

Corbyn, además del golpazo que le dio a los conservadores, enterró definitivamente la leyenda y la realidad del modelo laborista de Tony Blair y su deriva hacia posiciones conservadoras. Luego de varias décadas de cánticos reclamando que el socialismo, de la mano de la globalización, debía abandonar las posiciones de izquierda y hacerse "realista", el nuevo líder laborista asumió el liderazgo del laborismo en setiembre del 2015, con el pavor de importantes sectores de la elite, de la gran prensa y de los "analistas desinteresados", y consiguió revitalizar a su partido. Y además, después del Brexit, ha movilizado millones de votantes y de personas jóvenes. Muy parecido a lo que hizo  Sanders en los Estados Unidos.

Lo que importan son las ideas, las posiciones de izquierda y de cambio defendidas con pasión y con actitudes irreprochables. Y no la desesperación por el poder, por alcanzarlo o mantenerlo.

La renovación no depende solo ni principalmente de la edad, aunque hay que darle espacios a los jóvenes en las diferentes instancias y no pretendiendo que sean una réplica de los viejos dirigentes, pero lo importante es la renovación de las ideas y de las propuestas.

En Uruguay, reiterar un duelo entre dos dirigentes que ya han protagonizado otros duelos anteriores hace varios años, sería la confirmación más dolorosa de que estamos anclados en el pasado y que la única referencia es el poder, su ejercicio, su permanencia y no la gran causa permanente de los cambios progresistas, de izquierda. El duelo entre las mismas personas del pasado es la confirmación que estamos haciendo la plancha y nada más. La plancha por el poder. No es un tema de la biología, sino de la política.