Desde que se comenzó a hablar de la crisis internacional la oposición ha organizado un concurso para tratar de aprovechar la volada. Un torneo para pronosticar las más abruptas, rápidas y terribles caídas de nuestra economía. El problema básico es que son prisioneros de su propia campaña anterior, sostenida durante cuatro años, de que todos los avances logrados en materia económica se debían a la situación internacional favorable. Así que ahora tienen que seguir chapoteando en ese barro.

Pasan los meses, se desploman los mercados, la ocupación, la actividad y en el Uruguay la crisis todavía no ha llegado. En ninguno de los niveles pronosticados de la tragedia. Y se sienten frustrados, desolados. Llegará – no se impacienten – pero no como ellos la pronostican y el hecho de que el pequeño país siga resistiendo estoicamente es ya un gran logro. Un triunfo.

Pasamos las fiestas – que son obligatoriamente – un momento de prueba, de resumen de la situación de las familias y sobre todo de las familias de los trabajadores, de los pequeños y medianos propietarios y productores y de la gente menos favorecida y fue otro momento de crecimiento del consumo. Y ellos esperando... Incluso escuché en un supermercado la llamada telefónica de un “fanático” desconcertado que se preguntaba “¿Y que festejan tanto, por qué tiran tantos cohetes, si se les termina?”

¿Se puede ser tan miserable, tan ávido de poder, odiar tanto como para amargarse porque la gente festeja y consume? Sí, se puede.

Las cifras de la desocupación del mes de noviembre, con la tasa más alta de actividad de toda la historia nacional, el 60%, y un índice de desocupación a la baja del 6.3% son otro triunfo del país, de toda la sociedad, de todos los que trabajan, se esfuerzan, invierten, arriesgan, producen y de una política económica que produjo cambios profundos y que son una base esencial para seguir avanzando, incluso en medio de la crisis. A otros ritmos, pero seguir mirando lejos y firme.

Los indicadores de crecimiento de los salarios a nivel nacional y en particular en algunos sectores como la educación, la salud, la construcción y las jubilaciones y pensiones siguen creciendo, lo mismo que los ingresos familiares. Y por una simple operación aritmética, si hay más trabajadores asalariados y subieron los salarios es obvio que la masa general de los salarios experimentó en este gobierno un aumento histórico, en sólo 4 años, el último en medio de la peor crisis económica internacional. El nivel de actividad del 60% es un valor jamás alcanzado por el Uruguay.

La otra variable “acechada” por los opositores galopantes es el turismo. Les fracasó el primer intento y la temporada comenzó con todo, ahora aguardan a febrero para ver si se les da. Lo cierto es que hay turistas por doquier y de los diversos países, en primer lugar argentinos a la cara de los piqueteros y sobre todo hay muchos, muchos turistas uruguayos. Por alguna duda visitar el este y en particular Rocha.

Una anécdota. El semanario Búsqueda publica su contratapa bajo el título “Analistas pronostican un deterioro de la macroeconomía en 2009” y hace una completa cobertura de las diferentes opiniones sobre este tema. Lo llamativo, lo particular es que se publica un cuadro comparativo de las previsiones de los diversos profesionales y empresas de consultoría y por lejos, las peores, las más pesimistas, son las de un integrante de la Red de Economistas de Izquierda. Es en todos los rubros el más oscuro de los panoramas.

Es que cuando uno – de derecha o de izquierda – queda apresado en sus previsiones catastróficas y en sus explicaciones, en definitiva a la hora de hacer pronósticos supuestamente técnicos o académicos termina por traicionarlo la política y sus propios errores.

Para la Red de Economistas de Izquierda que desde hace cuatro años no hacen otra cosa que un coro lejano y agorero a todas las previsiones fatales sobre nuestra economía y nuestra sociedad, ahora le llegó el momento de desatar las pasiones. Todo fracasará, todo caerá, todo se vendrá abajo. Y allí estarán ellos para salvarnos y demostrar que tenían razón.

Mientras los restantes economistas prevén una devaluación entre el 4.2% y el 10%, ellos nos sentencian al 15%, la deuda bruta que todos los demás sitúan a lo sumo en 19 mil millones para la REI alcanzará los 21 mil millones, la desocupación que absolutamente todas las consultoras y economistas (no precisamente oficialistas) sitúan en un dígito para ellos puede llegar al 11%, el crecimiento del PBI ellos lo sitúan entre el 0 y el 2% (gracias). ¿Qué problema? Si va, va y si no va, también.

Cuando se es un simple comentarista “puro e inmaculado” de la situación, si acierta, jolgorio, si se equivoca feo, silencio y tenacidad. Es tan fácil rezar en el desierto. Está sólo la arena para juzgarnos. O algún camello extraviado.

Y para aventar cualquier idea de oficialismo exacerbado, quiero afirmar sobre la declaración de la cancillería uruguaya sobre la invasión a Gaza de parte del ejército israelí no la comparto en absoluto. De tan equilibrada, de tan inocua, no dice nada, mientras mueren miles de niños, mujeres y civiles, y un territorio de 362 kms cuadrados se ha transformado en un ghetto.

Es un peldaño más que desciende la humanidad en la violencia y el horror para encarar los conflictos. Y el terrorismo no decrece por esta vía, aumenta y se generan miles y miles de potenciales terroristas. Ya está pasando. Cuando la barbarie se explica por razones políticas, es la política y la diplomacia que es barbarie.