"Los jóvenes no están interesados en política, no se meten, no se quieren comprometer". "La gente está cansada, no quiere escuchar, no le importa lo que le pasa al otro." "Las redes son una burbuja, lo que pasa en ellas no trasciende. No tienen incidencia en el mundo real."
Si hay una causa política que demuestra todo lo contrario a lo anterior es la lucha de las mujeres por un país, un continente y un mundo con mayores derechos, igualdad, libertad de decisión y libre de la violencia que las mata día a día.
Las mujeres, las mujeres feministas, entendieron el rol y la potencia de las redes en la movilización política contemporánea. Le dieron forma y contenido. Las utilizan para denunciar, solidarizarse, debatir y sobre todo dar vuelta las lógicas de discusión en un ámbito dónde la horizontalidad de las conversaciones les permite romper con los esquemas patriarcales en los que la opinión masculina suele tener más y mejores oportunidades de amplificación e impacto.
Hoy, en Argentina, la discusión parlamentaria sobre la legalización del aborto es una causa feminista, una causa joven y una causa de redes. #MeToo es un movimiento fundado en 2006 como respuesta de atención a las mujeres víctimas de violencia sexual, que se resignificó a partir de las acusaciones en contra del productor Harvey Weinstein por parte de actrices como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow o Salma Hayek que culminó con el periódico The New York Times y la revista The New Yorker ganando "el Pulitzer de servicio público, la categoría más importante, por revelar, de forma ‘explosiva e impactante', años de abusos sexuales del productor (...), que supusieron la eclosión del movimiento global #MeToo (Yo También) contra la cultura de excesos por parte de hombres poderosos en muchos sectores de la sociedad."1
Pero, además, el hashtag se convirtió en una plataforma. Un formato específico y de rápida comprensión en el que mujeres de todo el mundo relataban de manera descarnada experiencias de violencia (física, sexual o psicológica) de las que habían sido víctimas.
Las causas feministas rompen la burbuja de las redes. Nacen y crecen en ellas pero llegan a las calles, destrozando el mito de que lo que sucede en las redes es una mera discusión dialéctica que no lleva a la acción. En Uruguay, un país de rica historia en las luchas sociales, la causa feminista es sin duda la mayor expresión de movilización popular hoy en día. Basta con repasar imágenes de las multitudinarias marchas del 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) y del 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) para entender que esta causa trascendió a sus impulsoras para insertarse en la sociedad. Resta preguntarse si todos quienes asisten, asistimos a las luchas, entendimos del todo lo que implica el fenómeno de cambio social más impactante de la actualidad.
Se dice que las y los jóvenes no están interesados en la política. Esta causa es una demostración de lo contrario. Quizá, los jóvenes, las jóvenes no se involucren en la política partidaria y eso porque la discusión político-partidaria ya no se traduce en ese movimiento que sabe interpretar con fineza las inquietudes de la ciudadanía. Mientras en el Parlamento varones de traje debatían sobre seguridad en una interpelación, con prácticamente nulas alusiones a la violencia de género, las redes discutían sobre esa violencia en casos concretos. No son los ciudadanos que no se interesan en la política, hoy es la política que no genera diálogos ellos. La misma lógica endogámica de discusión entre los actores políticos es la que les impide canalizar una conversación constructiva a través de las redes. Las jóvenes sí se involucran en política, en la política de cambiar aquello del mundo que las perjudica.
Una piba es una mujer joven. La lucha feminista es de las pibas. Es joven pero abarcativa. Es de redes pero con influencia real en la sociedad. Las pibas están deconstruyendo, desmitificando. Las pibas están dando vuelta todo. Y qué bueno que está.
Por Julian Kanarek
1: El País, Madrid (17 de abril): "Los Pulitzer premian las investigaciones sobre el acoso sexual y la trama rusa de Trump" https://elpais.com/cultura/2018/04/16/actualidad/1523906149_687085.html