Las descalificadoras de riesgo
Las descalificadoras de riesgo
09.12.2008
AS. Como esta semana se realizará el congreso del FA, creo que las cartas están echadas y lo único que me queda por esperar es que todavía recordemos los valores unitarios y fundacionales del Frente, y que sea el pueblo frenteamplista el que defina quién debe ser su candidato. Yo no quiero echar leña al fuego. Espero. Como lo hacen decenas de miles de frenteamplistas de toda la vida, como lo hacen cientos de miles de votantes y como lo están haciendo todos los uruguayos. Y escribo de otro tema.
Unos fantasmas ciegos, sordos y locuaces recorren el mundo aterrorizando a sus habitantes. De sus veredictos supremos e inapelables depende la vida de países enteros, el trabajo de muchos millones de personas, sus ahorros, su consumo y sobre todo cuánto tendremos que pagar por nuestros pecados, es decir por nuestras deudas. Son las llamadas calificadoras de riesgo.
Son legiones de economistas que califican a los países, los bancos, las empresas y se paran ante las religiones porque no pueden cotizar en bolsa. Si te sacan el “investiment grade” estás bien jodido, al borde de la soledad mundial.
Ellas tienen una tablitas compuestas por letras que son el terror de los gobiernos, los administradores y de los ignaros habitantes del orbe. Si te ponen -por ejemplo- BB no quiere decir que seas un infante sino que estás en la lona y que nadie tiene que prestarte nada, o jugar contigo a la ruleta. Es la predicción autocumplida. Ellas te pisan la cabeza y entonces es seguro que te hundirás.
Si te ponen AAA como le pusieron y mantuvieron siempre a todos los bancos que se fundieron en los Estados Unidos, en Suiza o en Europa en esta crisis, estás en el paraíso, el Olimpo te ha elegido y todos los comunes mortales, los gobiernos y las empresas irán en masa a confiarte sus dineros y a realizar sus inversiones. No olvidemos que los bancos que se fundieron en Uruguay en el 2002 estaban muy bien calificados por las “calificadoras”.
Y una pregunta surge gigantesca, avasalladora, imparable ¿Qué estaban mirando cuando mantuvieron hasta el desbarranque final su calificación máxima a alguno de los bancos que explotaron de la manera más sonora y pestilente? Por ejemplo Lehman Brothers, o la aseguradora AIG. Y otros cientos de bancos y en especial algunos fondos de inversión. ¿Hacia dónde estaban mirando las famosas calificadoras? ¿No les tocará también a ellas fundirse y dejarnos en paz? Me refiero en primer lugar a los gigantes como MOODY´S o STANDARD & POORS.
¿Qué calificación de riesgo se aplicarían estas honorables sociedades a si mismas? ¿ZZZ? ¿De qué lado se colocaron antes de la crisis? ¿Del lado de los ahorristas, de los bancos y empresas que las contratan, de los accionistas de las calificadoras o del diablo?
¿Se les escapó el pequeño detallecito de los bonos basura con garantías hipotecarias sobre los que se apoyaba todo el sistema financiero norteamericano y que, con generosidad, habían expandido y compartido con el sistema financiero mundial? ¿Cómo calificaron a esos bonos?
En realidad, y como lo afirma el profesor Charles Calomiris de la Universidad de Columbia en Nueva York, las calificadoras colaboraron a estructurar los títulos de deuda de forma de lograr las mejores notas y de esa manera los emisores obtuvieron las mayores ganancias. No se distrajeron, fueron cómplices directamente de la gran burbuja purulenta.
¿A ninguno de los gobiernos que han tenido que saquear a sus sociedades con millones de millones de dólares para respaldar a los sistemas bancarios en sus países le interesa averiguar, intervenir, regular un poco más sobre estos “inmaculados” tribunales supremos de las finanzas orbitales?
¿La regulación, el nuevo sistema financiero que debería emerger de este tsunami no debería incluir una profunda reforma de esos organismos privados que se mueven entre dos alternativas: o son inmorales o son incapaces? En cualquiera de los casos son un peligro latente y permanente para la salud económica del planeta.
¿No deberían ser organizaciones dependientes de entidades creíbles e internacionales, con una fuerte participación de las propias Naciones Unidas las que calificaran? Porque lo que ha quedado demostrado de la peor manera es que las calificadoras de riesgo son parte del sistema que se derrumbó y tienen una directa responsabilidad en el derrumbe.
Me produce una mezcla de bronca y de burla ver como una de ellas sigue tan campante calificando el riesgo de los países latinoamericanos. Lo mínimo que deberían hacer es callarse por un largo tiempo. Mejor para siempre.
Unos fantasmas ciegos, sordos y locuaces recorren el mundo aterrorizando a sus habitantes. De sus veredictos supremos e inapelables depende la vida de países enteros, el trabajo de muchos millones de personas, sus ahorros, su consumo y sobre todo cuánto tendremos que pagar por nuestros pecados, es decir por nuestras deudas. Son las llamadas calificadoras de riesgo.
Son legiones de economistas que califican a los países, los bancos, las empresas y se paran ante las religiones porque no pueden cotizar en bolsa. Si te sacan el “investiment grade” estás bien jodido, al borde de la soledad mundial.
Ellas tienen una tablitas compuestas por letras que son el terror de los gobiernos, los administradores y de los ignaros habitantes del orbe. Si te ponen -por ejemplo- BB no quiere decir que seas un infante sino que estás en la lona y que nadie tiene que prestarte nada, o jugar contigo a la ruleta. Es la predicción autocumplida. Ellas te pisan la cabeza y entonces es seguro que te hundirás.
Si te ponen AAA como le pusieron y mantuvieron siempre a todos los bancos que se fundieron en los Estados Unidos, en Suiza o en Europa en esta crisis, estás en el paraíso, el Olimpo te ha elegido y todos los comunes mortales, los gobiernos y las empresas irán en masa a confiarte sus dineros y a realizar sus inversiones. No olvidemos que los bancos que se fundieron en Uruguay en el 2002 estaban muy bien calificados por las “calificadoras”.
Y una pregunta surge gigantesca, avasalladora, imparable ¿Qué estaban mirando cuando mantuvieron hasta el desbarranque final su calificación máxima a alguno de los bancos que explotaron de la manera más sonora y pestilente? Por ejemplo Lehman Brothers, o la aseguradora AIG. Y otros cientos de bancos y en especial algunos fondos de inversión. ¿Hacia dónde estaban mirando las famosas calificadoras? ¿No les tocará también a ellas fundirse y dejarnos en paz? Me refiero en primer lugar a los gigantes como MOODY´S o STANDARD & POORS.
¿Qué calificación de riesgo se aplicarían estas honorables sociedades a si mismas? ¿ZZZ? ¿De qué lado se colocaron antes de la crisis? ¿Del lado de los ahorristas, de los bancos y empresas que las contratan, de los accionistas de las calificadoras o del diablo?
¿Se les escapó el pequeño detallecito de los bonos basura con garantías hipotecarias sobre los que se apoyaba todo el sistema financiero norteamericano y que, con generosidad, habían expandido y compartido con el sistema financiero mundial? ¿Cómo calificaron a esos bonos?
En realidad, y como lo afirma el profesor Charles Calomiris de la Universidad de Columbia en Nueva York, las calificadoras colaboraron a estructurar los títulos de deuda de forma de lograr las mejores notas y de esa manera los emisores obtuvieron las mayores ganancias. No se distrajeron, fueron cómplices directamente de la gran burbuja purulenta.
¿A ninguno de los gobiernos que han tenido que saquear a sus sociedades con millones de millones de dólares para respaldar a los sistemas bancarios en sus países le interesa averiguar, intervenir, regular un poco más sobre estos “inmaculados” tribunales supremos de las finanzas orbitales?
¿La regulación, el nuevo sistema financiero que debería emerger de este tsunami no debería incluir una profunda reforma de esos organismos privados que se mueven entre dos alternativas: o son inmorales o son incapaces? En cualquiera de los casos son un peligro latente y permanente para la salud económica del planeta.
¿No deberían ser organizaciones dependientes de entidades creíbles e internacionales, con una fuerte participación de las propias Naciones Unidas las que calificaran? Porque lo que ha quedado demostrado de la peor manera es que las calificadoras de riesgo son parte del sistema que se derrumbó y tienen una directa responsabilidad en el derrumbe.
Me produce una mezcla de bronca y de burla ver como una de ellas sigue tan campante calificando el riesgo de los países latinoamericanos. Lo mínimo que deberían hacer es callarse por un largo tiempo. Mejor para siempre.
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