"Ser uruguayo está de moda" me decía hace una semana un amigo argentino de visita profesional-periodística en Montevideo para cubrir los actos de asunción del nuevo gobierno. En un viaje que realicé hace algunos meses a Buenos Aires en diversas conversaciones con amigos, taxistas, mozos, periodistas pude comprobar que efectivamente la orientalidad está de moda del otro lado del charco.
Lo que me sorprendió un poco más fue que otro amigo italiano, dirigente político del centro izquierda me comentaba que en diversos ambientes de la península se seguía con interés y atención la experiencia uruguaya, en particular el manejo de la economía antes y durante la crisis. Y naturalmente el nuevo triunfo electoral.
Indagué un poco más porque es un profundo conocedor de la realidad latinoamericana y me explicó que toda América Latina ha dejado de ser una referencia para la solidaridad y la política hacia los emigrantes italianos y es en muchos aspectos una experiencia política y cultural diferente y que despierta interés en la izquierda italiana. Partiendo de la variedad de realidades que ellos perciben en la izquierda de nuestro continente, pero donde notoriamente la tendencia es la inversa que en Europa: la izquierda viene creciendo desde hace años.
Intercambio mensajes y sobre todo amistad con compañeros en varios países, entre ellos una pareja en Santander, España y ellos que me han demostrado en varias oportunidades que siguen de cerca la realidad latinoamericana, me escribieron con comentarios muy agudos e interesantes sobre Uruguay. Les interesa, desde otro ángulo, el Plan Ceibal.
En varios organismos internacionales y regionales el "caso Uruguay" y hasta el "milagro Uruguay" como lo llamó un amigo alemán del Banco Mundial despierta una atención desconocida para nuestro pequeño terruño navegante en este mundo embravecido.
Creo que si alguno ha seguido las transmisiones televisivas de este verano, y descontando que los turistas son en general amables y condescendientes observadores de la realidad, en general las respuestas de los entrevistados son positivas a muy positivas y demuestran una suerte de "descubrimiento" de Montevideo, de Punta del Este de Colonia, de las Termas del litoral.
Si algo le faltaba a esta visibilidad uruguaya fue sin duda la elección de Mujica. No hay que olvidar que los "tupamaros" tuvieron en nuestras generaciones y en diversos países del mundo, su momento de máxima exaltación y difusión, así que a caballo de aquellos recuerdos el nuevo presidente despierta atención y curiosidad. Y Mujica no los defrauda, les da siempre material y noticias para alimentar comentarios y noticias.
En estos días compré la revista "Gente" y se puede decir que es casi un número monográfico sobre Mujica-Topolansky. Bastante bien hecho, sin caídas cholulas notorias. Los editoriales y comentarios de la prensa argentina son frecuentes.
¿Cuál es el motivo de esta atención? Lo del nuevo presidente puede ser una explicación, pero es parcial y circunstancial y la moda se viene construyendo desde hace un tiempo. Hay un conjunto de factores que sumaron granito a granito.
No hay duda que las cifras, los indicadores económicos y sociales se han difundido. En épocas de crisis la gente - además de los especialistas - le prestan mucha más atención a estos datos, los comparan los comentan, los analizan. En particular en la región. Y los datos de Uruguay resaltan positivamente en comparación con la crisis global y dentro de la propia América Latina.
El Plan Ceibal y el hecho de que seamos el primer país del mundo que distribuyó en forma gratuita y personal una computadora a cada escolar y maestro de la educación pública ha circulado no sólo en los ambientes especializados, es decir en las nuevas tecnologías, pero también en el mundo de la educación. Hay expectativas, preguntas, dudas y sobre todo atención.
La lucha feroz y frontal contra el tabaquismo también ha sido motivo de atención. Hoy son varios los países que se han sumado a la batalla, pero Uruguay con un presidente oncólogo que le dio un sentido cultural y nacional relacionado con el propio desarrollo del país, hace que el tema circule en la prensa.
Creo que además el gobierno Vázquez construyó una imagen de seriedad y de firmeza en relación a mucho temas, incluso al conflicto por la planta de celulosa de Fray Bentos. Un pequeño país que no se doblega ni se amilana frente a su gran vecino ni ante el bloqueo de sus rutas y que dura desde hace muchos años, tuvo su momento de gran atención. No se ha manejado mucho, pero ustedes ¿recuerdan el papel de Greepace en los inicios de la construcción de la planta? ¿Desaparecieron? ¿Se esfumaron? Lo cierto que difundieron el conflicto y luego se los tragó el silencio forestal.
Podría hacer una lista de otras razones, las publicaciones en las revistas especializadas en economía, en inversiones, en calidad de vida pero creo que hay un elemento fundamental que son los uruguayos y las uruguayas. Los que viajan al exterior, los que residen en el exterior, turistas y viajeros de todo tipo: ya no difundimos esa imagen pesimista, sin perspectivas, gris y resignada. No somos eufóricos, dejamos siempre espacio para la duda pero en definitiva le tenemos confianza al país, a sus posibilidades y nos dimos cuenta que también nosotros en nuestro micro mundo podemos influir para darnos fuerza e impulso.
Y somos muchos los uruguayos que por diversas vías nos vinculamos con el exterior. En el inmenso universo de la población mundial, pasamos casi desapercibidos, pero...como compensación tenemos la mejor relación del planeta entre el territorio productivo y los habitantes y en un mundo que cada día necesita más alimentos y por lo tanto agua dulce es un valor inestimable.
Si en estos años consolidamos como producto de exportación una dosis justa y mesurada de optimismo, de ser una moda pasajera podemos transformar el "milagro" en una condición de desarrollo, de calidad de vida, de justicia social y libertad y de aporte a nuestros hermanos latinoamericanos.