Contenido creado por Julia Peraza
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La gestión de ANCAP y el “affaire” PLUNA

La gestión de ANCAP y el “affaire” PLUNA

En las redes sociales el rigor no es una exigencia, todos lo sabemos, pero en el periodismo escrito o electrónico, en cualquiera de sus variantes, debería serlo. Un mínimo, un básico. Cada vez que alguien quiere entreverar bien las cosas, tanto desde la derecha como de la izquierda, sale a mezclar y a embarrar ANCAP con PLUNA. Y no tienen nada que ver. Voy a tratar de demostrarlo.

15.11.2016

Lectura: 8'

2016-11-15T00:00:00-03:00
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Comencemos cronológicamente a partir de la crisis terminal de PLUNA, que funcionaba con una absoluta mayoría accionaria (75%) del empresario Matias Campiani y su grupo Leadgate, que debía invertir 30 millones de dólares a partir de controlar la sociedad anónima.

Cuando se cerró PLUNA S.A. (5 de julio 2012) con todo el proceso que se inició, incluyendo el muy mal manejado remate de los aviones, el tema estuvo en el centro de la atención de la prensa incluyendo, con particular fuerza e intensidad, a cierta prensa de izquierda. No es una crítica, es una comprobación.

No pretendo hacer un balance de la gestión de PLUNA por parte de Leadgate y sus directores. El mejor resumen fueron dos notas: la primera, del entonces vicepresidente de la república contador Danilo Astori, publicada bajo el título "Nos equivocamos" y posteriormente, la del ex presidente de la república, doctor Tabaré Vázquez, que se sumó explícitamente a ese balance negativo y autocrítico de la adjudicación de PLUNA a la empresa Leadgate y el proceso posterior.

Explicaciones hay muchas para justificar el camino adoptado ante la única opción existente en ese momento y la alternativa de cerrar definitivamente a PLUNA, pero lo cierto es que los resultados hablaron de manera clara. Se equivocaron, nos equivocamos, y había que reconocerlo.

Y esa es la primera gran, enorme, diferencia. Los directos responsables, el presidente de la República y el entonces ministro de Economía, asumieron críticamente sus culpas. ¿Alguien leyó, escuchó, que el presidente José Mujica y sobre todo el entonces presidente de ANCAP, Raúl Sendic, hayan hecho la menor, la más leve autocrítica por la desastrosa gestión? Un mar de palabras y meneos para nunca asumir que el ente perdió en seis años 800 millones de dólares. Y lo que nadie dice es que ANCAP perdió de ganar al menos otro tanto.

¿Por qué perdió de ganar? Porque para una empresa monopólica que factura 3000 millones de dólares al año no es ningún disparate, al contrario, es una proyección muy conservadora, que debería ganar 150 millones de dólares anuales. Multipliquen esa cifra por seis años...Y nadie se hizo responsable. Al contrario, forzaron a que la Mesa Política del Frente Amplio resolviera por una mayoría vergonzante y vergonzosa aprobar de hecho esa "gestión" y esos resultados de desastre. A lo que sumo la resolución aprobada por la bancada de senadores del FA. Otra vergüenza.

Con un pequeño detalle: los directos responsables, el directorio de ANCAP y su presidente en particular, decidieron acusar a otros compañeros y funcionarios del gobierno de su gestión. Lo mismo que en su momento hizo el presidente de ANCAP para sacarse la responsabilidad del crédito otorgado a PLUNA S.A. ¿Lo recuerdan? Luego sancionaron a una funcionaria...de ANCAP.

Y hasta aquí las profundas diferencias políticas entre ambos casos. Sentido crítico de una parte y justificación total de la otra o a lo sumo culpar a otros.

Vayamos a las diferencias político-judiciales. El caso PLUNA llevado a la justicia por parte de senadores del Partido Nacional, no fue investigada solo en relación al cierre de la empresa aeronáutica, sino a todo el proceso incluyendo la cesión a Leadgate por parte del Poder Ejecutivo el 1 de julio del 2007. Fue citado a declarar ante el fiscal y el juez el entonces ex presidente Tabaré Vázquez y concurrió personalmente a la sede judicial el ex ministro de Economía y Finanzas, y en ese momento vicepresidente, contestando por escrito las preguntas formuladas por la justicia. Fue un largo proceso de investigación de todo el proceso de privatización de PLUNA con decenas de testimonios e interrogatorios judiciales de todos los ministros y funcionarios involucrados.

Cuando se conoció el procesamiento del entonces ministro de Economía y Finanzas, el economista Fernando Lorenzo, y del Presidente del BROU, el economista Fernando Calloia, el único de ellos que tenía fueros como ministro de estado, Lorenzo, renunció de inmediato a su cargo. Y en todo momento respondió en la sede judicial y personalmente a la investigación.

Fueron condenados ambos por "abuso innominado de funciones", una figura jurídica cuestionada por amplios sectores de la política y sobre todo de la justicia, por su vaguedad y la arbitrariedad que permite en su tipificación, con una aclaración muy precisa: nadie, ni los dos procesados, ni ninguna autoridad pública se había enriquecido con todo el proceso de PLUNA. No solo con el cierre sino durante el periodo transcurrido durante la gestión de Leadgate y el cierre.

Lo que importa para marcar las diferencias es que los que utilizan para el caso PLUNA, y con muy mala leche, el término "affaire", están deformando conscientemente la realidad. En PLUNA nadie, ni siquiera una larga investigación judicial, pudo probar ningún "affaire" de funcionarios públicos. En ANCAP está por verse, todo está por verse.

En PLUNA, los dos procesados y condenados lo fueron por el único episodio en que el estado (el BROU) está ganando plata, al cobrar la multa de 13.900.000 de dólares por el aval concedido para el remate. Lo está pagando puntualmente el señor Juan Carlos López Mena. Que alguien me desmienta esta afirmación.

Si hubo un proceso donde no existió en ningún momento la más remota posibilidad de cobrar coimas de parte de algún funcionario fue el caso del remate de los aviones, por una razón muy simple: ¿Quién podía reclamar a un centésimo con un precio de venta en el remate de los aviones totalmente exorbitante de 139.600.000 de dólares? Se terminaron vendiendo en 70 millones... Elemental, Watson.

Y si había alguien que perfectamente se podía haber refugiado en los fueros como ministro ese era Fernando Lorenzo, porque no hay la más mínima y remota duda de que en el tema PLUNA actuó el conjunto del gobierno de la época, encabezado por el presidente José Mujica. Sin embargo, Lorenzo aceptó afrontar todas las responsabilidades. Creo que hay pocos en este país que consideran que esa situación es justa y equilibrada, mucho menos ahora que conocemos más detalles de toda la situación y el proceso judicial y las grandes lavadas de manos de otros actores del gobierno.

El conocimiento más profundo en la actualidad de lo que sucedía en la mayoría de las empresas del estado, totalmente descontroladas e incentivadas al descontrol del gasto desde la máxima autoridad del gobierno, que ponía en peligro la marcha del país, me permite valorar con mayor precisión lo que estaba en juego en el caso de que PLUNA siguiera funcionando en la orbita estatal y se agregaran varias decenas de decenas de millones de pérdidas más todos los años.  

Hay una enorme diferencia entre PLUNA y ANCAP. En el primer caso hubo investigación judicial a fondo, todos los actores del gobierno desde el más alto nivel a los diferentes funcionarios comparecieron, se investigó todo a fondo y el resultado fue el procesamiento por "abuso innominado de funciones" de dos funcionarios.

Valoro profundamente la actitud de un ministro, que asume las responsabilidades institucionales y políticas, porque esa es su función como secretario de estado, hasta cierto punto... Y esa es hoy mi discrepancia con Lorenzo. Hasta qué punto asumir esa responsabilidad. Pero es algo muy íntimo y muy profundo.

Podría mencionar muchas otras grandes diferencias. Por ejemplo, cuando Lorenzo anunció su renuncia en la sede de la Presidencia, estaban solo sus compañeros de sector. El resto del FA brilló por la más absoluta ausencia. Eso sí, en la Mesa Política para respaldar la "gestión" de ANCAP hacían cola para apoyar. Lo mismo en el senado. Otra diferencia, no pequeña.

Obviamente que yo no comparto la supuesta solidaridad del poder, no por reciprocidad fallida, sino por algo mucho más profundo, porque cada caso debe ser analizado con todas las implicancias éticas y morales correspondientes. Sumen a eso la unanimidad que apoyó la vergonzosa mentira del título universitario de Raúl Sendic. Otra página negra en la pequeña historia de la estructura del FA.

¿Son casualidades, simpatías, cambios impuestos por la labor de gobierno? No, en absoluto, es una colonización ideológica impuesta desde determinados sectores del FA, traída desde afuera del FA, ajena a su historia fundacional y a su ADN original, de que el fin justifica todos los medios.