Es una buena noticia que las gestiones de nuestro gobierno hayan tenido eco positivo en el país vecino. Pero es una noticia muy negativa que hayamos tenido que gestionar el reclamo y que para Brasil la situación de Uruguay no haya sido, siquiera registrada a la hora de tomar las decisiones correspondientes. ¿De qué MERCOSUR estamos hablando si las decisiones arancelarias las toma cada país en forma unilateral y después hay que salir corriendo a pedir que se corrija lo actuado?
En un bloque regional que funcionara razonablemente, las medidas arancelarias con respecto al mundo se acuerdan en diálogo entre las autoridades de los distintos países del bloque; se coordinan y se discuten previamente. Nada de eso ocurre desde hace años en el MERCOSUR.

Brasil tiene su propia estrategia internacional en donde el MERCOSUR es una pieza más, cada vez menos relevante. Brasil apuesta a convertirse en una potencia a nivel mundial y su hábitat ya no es el acuerdo del Cono Sur, como lo era dos décadas atrás. Para Brasil la región es Sudamérica y lo es, tan solo, como una plataforma de lanzamiento para su posicionamiento mundial.

El que se crea que este resultado positivo, de revisión de lo actuado por parte de Brasil, es un gran logro que diluye la crisis del bloque regional, se equivoca y, además, actúa con ingenuidad. Hace ya varios años que el MERCOSUR está herido gravemente y no existe voluntad real de los dos países mayores de recrearlo o relanzarlo sustantivamente.

Por si quedara alguna duda, miremos para el otro lado de nuestra frontera. Por más flores que le ofrezcamos a la "glamourosa" Presidenta de los argentinos, para el otro vecino no somos tampoco un actor relevante; por el contrario, se encargan muy bien de no otorgar lo que en las mesas de negociaciones se acuerda.
Desde la CARU se bloquea la información sobre la verdadera fuente de contaminación del Río Uruguay, que justamente proviene de quienes "ponían el grito en el cielo" por la instalación de la fábrica de celulosa. También se bloquea la autorización para la construcción de dos nuevos muelles en Nueva Palmira. Se cobra a precio de escándalo el peaje para el transporte del gas paraguayo hacia nuestro país. Se dice que sí al dragado del Canal Martín García, pero se actúa bloqueando la operación.

¡¡¡Estamos en el horno!!!

Porque además nuestro gobierno sigue mirando la realidad con "anteojeras ideológicas" que le impiden concluir que es necesario revisar en profundidad la estrategia de inserción internacional de nuestro país. Nuestros vecinos hablan desde la ideología y actúan desde sus intereses. Nuestro gobierno sigue creyendo en el discurso de nuestros vecinos, sin registrar las conductas efectivas que estos llevan adelante.

Todavía no entendemos por qué el gobierno uruguayo no convocó a los representantes de todos los partidos para informar en profundidad sobre la situación regional.

En el anterior gobierno, que con respecto al diálogo con la oposición fue mucho más escaso y avaro que el actual, sin embargo en materia de política internacional mantuvo siempre una postura de convocatoria e intercambio sobre diferentes asuntos. Del mismo modo había actuado el gobierno de Mujica hasta ahora, habría que preguntarse por qué en esta circunstancia se obvió la convocatoria y la información a los partidos que no integramos el gobierno.

Pero, independientemente de esta coyuntura, la sensación es que debería abrirse un espacio de diálogo multipartidario para reflexionar sobre nuestra estrategia internacional actual y futura. Las heridas quedan y se van acumulando en un espacio regional cada vez menos amigable y favorable a nuestros intereses nacionales.