México le ganó bien a Brasil y es el nuevo Campeón Olímpico.

En lo previo al partido nos enteramos de una baja en México: Giovani Dos Santos no estaba en condiciones de jugar porque se había lesionado en el partido contra Japón. Era una baja muy importante: el jugador es, probablemente, el mejor del equipo mexicano y su actuación ante Japón había sido definitoria. Pienso que la baja debe haber hecho pensar mucho al director técnico mexicano Tena y, probablemente, implicaría modificaciones en la estrategia del partido.

México enfrentó el partido con decisión, presionando a Brasil en toda la cancha.

En la primera jugada y ante de esa presión, Brasil cometió un error infantil en la salida y México lo aprovechó poniendo el 1 a 0 antes del minuto de juego.

Nunca es bueno recibir goles. Pienso, con todo, que si vamos a recibir un gol de este tipo, es mejor recibirlo al principio, donde se tiene casi todo el partido para la recuperación.

A mi me pareció que era bueno para el partido y bueno para Brasil que saldría de su fútbol "contemplativo" y se dispondría desde el inicio a disputar el partido seriamente, tratando de imponer el peso de sus grandes valores.

Realmente me equivoqué: Mano Menezes entendió que el gol era una simple incidencia del juego y que, sin cambiar nada en su estrategia, Brasil se impondría naturalmente.

La primera media hora del partido fue sorprendente: México se adueñó del juego, defendió y atacó en forma balanceada y creó peligro sobre el arco brasileño, incluso uno de sus tiros pegó en el travesaño. Brasil, en cambio, siguió con sus grandes series de pases intrascendentes. Como un ejemplo de lo que ocurrió diré que, en esa primera media hora del partido Brasil no intentó ni un solo tiro al arco.

A los 30 minutos del partido un defensa dejó su lugar al delantero Hulk. Hubo rápidamente un tiro peligroso de Hulk que controló golero mexicano, el resto siguió igual.

En el principio del segundo tiempo Brasil se mostró mucho más dispuesto al ataque. México, de a poco, lo fue controlando y a los 10 minutos todo volvió a la normalidad: México jugaba y dominaba el partido. Brasil tenía problemas para recuperar la pelota pero cuando la obtenía la malgastaba en una maraña de pases intrascendentes o con entradas individuales de Neymar que siempre acababa dominado por la defensa mexicana. Era mucho más probable un segundo gol de México que el empate.

Por la mitad del segundo tiempo, Menezes sustituyó otro defensa por el delanteroPato, en un momento en que México atacaba más. Poco después, cuando faltaban unos 15 minutos y el resultado parecía inamovible, en un corner, México puso el partido 2 a 0.

Cuando faltaban 5 minutos, Menezes jugó su ultimo cambio: saco otro defensa y lo sustituyó por el delantero Lucas. Para entonces Brasil estaba en estado de desesperación total. México jugaba su partido y se animaba a atacar con peligro. Brasil hacía lo que podía: ahora tenía 5 delanteros peligrosos pero le costaba recuperar la pelota.

Sobre los 90 minutos, México perdió la pelota en el ataque y falló la cobertura, con lo que la pelota acabó llegando Hulk que, muy bien, descontó.

Los tres minutos de descuentos fueron dramáticos por lo que se jugaba, pero el resultado no se alteró.

México fue un justo vencedor. El resultado no ilustra lo que ocurrió en la cancha: su superioridad fue mayor de la que hace pensar un 2 a 1.

¡Felicitaciones a México!


Corea del Sur ganó la medalla de Bronce

Fue un partido entretenido y muy disputado, jugado entre dos equipos disciplinados y muy trabajados.

Japón tuvo más la pelota y el control general del juego, pero hubo más flexibilidad en Corea, que acabó ganando bien 2 a 0.


Brasil

México fue el mejor equipo de torneo y a nadie le puede extrañar que lo haya ganado. Por ello tampoco puede extrañar que Brasil haya perdido. Lo que sí extraña, es cómo perdió Brasil.

¿Quién tuvo la culpa? La culpa, en los desastres futbolísticos siempre es compartida entre técnico y jugadores. Pienso que, esta vez, la cuota que le corresponde al técnico es mucho mayor que la que le corresponde a los jugadores.

Menezes debía saber que Brasil venía jugando mal, que tuvo una serie favorable, que fue autosuficiente y displicente en muchos momentos de cada partido. Debía haber tratado de usar su fuerza, que está en el ataque y no lo hizo oportunamente.

Pero, mirando bien, no nos debería sorprender mucho: hace sólo un año del fracaso de Brasil en la Copa América.

Quizás esta derrota tenga una gran influencia en el próximo Campeonato Mundial, ya sea porque Menezes lo tome muy en cuenta y cambie rápidamente sus estrategias, de manera de aprovechar los enormes recursos futbolísticos con los que cuenta, o porque lo sustituyan por otro técnico que sí lo haga.