Partamos de una base obvia y muchas veces olvidada: la renovación se produce por las buenas o por las malas, la biología es inexorable. Yo estoy hablando de otra cosa.
No me refiero a una carrera de postas en la que se entregan las posiciones, sino donde las generaciones se combinan, se interrelacionan y aprenden mutuamente.
Los líderes históricos del FA, sus fundadores, sus principales figuras actuales han construido una relación política y humana a lo largo de los años y de experiencias duras y muy particulares. Conocen el llano, las derrotas, las victorias y muchas crisis y tensiones. Las nuevas generaciones de dirigentes -me refiero en este caso a los compañeros y compañeras de entre 30 y 60 años- han vivido otras experiencias muy diferentes.
No hay duda que muchos conocen y militan en el FA desde la época del gobierno departamental, y en la última década del gobierno nacional del Frente muchos han participado de esas instancias, tienen experiencias de gobierno y mucho menos desde la militancia en la base, en las diferentes instancias político partidarias, generales o sectoriales. Hay otros que vienen del sector social, sindical, académico y profesional.
El clima político e intelectual en que se construyeron sus relaciones es muy diferente que el de los fundadores del FA y sus actuales continuadores. Por ejemplo, la épica en sus vidas tuvo y tiene un papel muy diferente. Mirar hacia atrás con nostalgia o tratar de reconstruir aquel clima es, además de imposible, un grave error. Se necesitan y se necesitarán todavía más cuadros, dirigentes nuevos para momentos nuevos.
La capacidad de afrontar ese tema -el de los nuevos dirigentes a todos los niveles y sus relaciones políticas y humanas- es clave en el futuro del FA.
¿El olor a queso del poder nos resolverá todos esos problemas? No lo creo, y en realidad considero que sería terrible; nos llevaría paso a paso a desnaturalizar nuestra propia condición de izquierda.
El poder y muchas otras circunstancias han producido un fenómeno que debemos atender, observar: un nuevo tipo de relaciones personales entre esos dirigentes y cuadros de la izquierda. Ha sucedido en muchos otros países y nosotros no hemos descubierto una vacuna ni la pólvora. Hay relaciones más superficiales, más tensas, menos humanas y afectivas. Reconozcámoslo, y me incluyo.
Estos procesos no se resuelven con apelaciones y convocatorias "morales". Primero hay que reconocerlos, considerarlos como un factor político, y luego trabajar juntos los caminos nuevos de avance y superación.
Esas generaciones de recambio en el Frente Amplio deben construir un nuevo momento de unidad política, de relaciones humanas, de confianza y de capacidad de debate y diálogo sin demonios ni fantasmas. Los mayores (entre los que me incluyo) podemos ayudar con nuestras reflexiones, con nuestro sentido crítico, pero esa salsa la tienen que cocinar ellos, no aislados, no por fuera de la vida normal y cotidiana de la política, con ellos y ellas como protagonistas.
El primer elemento básico y fundamental es la mirada estratégica, la capacidad de colocar las urgencias y las tensiones de la política actual en la perspectiva de nuestra historia, la que hay que seguir construyendo. La cotidianidad exacerbada y desde el poder es letal para avanzar en ese proceso.
Hablar de estrategia, de miradas prospectivas audaces, valientes, osadas y rigurosas es hablar de ideología, mejor dicho de referencias ideológicas diversas que se respetan y se escuchan con atención. Es también promover en forma constante, organizada y común un clima ideológico e intelectual apropiado para la circulación de ideas. Las avivadas, los talenteos para la maniobra, las argucias menores pueden lucir en el momento, pero tienen vuelo corto.
Hay un segundo aspecto fundamental: las relaciones humanas, basadas en la confianza y en el compañerismo, y eso se apoya en la comunidad de objetivos políticos unitarios y también de esfuerzos concretos por conocerse, por compartir un mínimo de experiencias y de encuentros que forjen ese compañerismo. Sin ideas centrales comunes de izquierda no hay forma de construir un clima de compañerismo, pero solo con eso no alcanza. El adversario no vendrá a salvarnos y menos los enemigos de antaño. La responsabilidad, la sensibilidad, la calidad política y humana debe ser toda nuestra. Los mayores tenemos nuestra propia responsabilidad.
Un tercer aspecto no debería despreciarse: la promoción del estudio, de la capacitación, de la formación política y profesional. No todo ni lo principal vendrá de las iniciativas que puede tomar la fuerza política. Mucho tiene que ver el clima cultural, educativo y académico del país, pero el FA debería dedicarle atención al uso de diversas herramientas de formación presencial y a distancia para sus militantes y cuadros. Nada de adoctrinamiento, formación, apertura de cabezas, estudio de casos y experiencias concretas, pedagogía de avanzada.
Para encarar un programa sólido en este sentido hace falta el compromiso de todas las estructuras, las del FA y de sus diferentes integrantes, y sin una disputa por la hegemonía.
En todos estos procesos de promoción de ideas, de nuevos cuadros políticos, mucho tienen que ver los contenidos, la amplitud y profundidad de la mirada, la sensibilidad, que no puede limitarse a nuestra experiencia. En un mundo tan tenso, con procesos tan complejos, inclusive dentro de la región, tenemos que analizar ideas, temas y aportes con una especial atención al mundo, así como a las experiencias en el territorio, en la gestión departamental y municipal; no como aspectos administrativos, legales o de gobierno solamente, sino políticos e ideológicos.
La renovación generacional tiene obligatoriamente una dosis de espontaneidad, del trascurso de los acontecimientos y las personalidades, pero hay que dedicarle atención e importancia en la acción organizada de la izquierda, en su sensibilidad política, en su mirada estratégica, en sus factores humanos.
Las deformaciones que obligatoriamente aporta el uso del poder requieren algo más sólido que la propaganda, las buenas intenciones o la nostalgia por el tiempo pasado: reclama estrategias, y estas son de competencia directa e intransferible del Frente Amplio y de sus sectores y partidos.
FA: continuidad y renovación generacional
FA: continuidad y renovación generacional
Fue uno de los temas del debate electoral, en particular en las elecciones internas del Frente Amplio: la continuidad de la capacidad de liderazgo y dirección y la renovación generacional.
27.01.2015
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