Elecciones en el Frente Amplio. Pájaro en mano...

Para que no haya dudas o especulaciones: estoy totalmente de acuerdo con que lo antes posible haya elecciones con voto secreto y adhesión simultánea en el Frente Amplio. Agrego: para elegir y cambiar lo más profundo posible y por lo tanto para elegir de manera democrática las diversas autoridades del FA.

Las elecciones nos harían mucho bien. Y también son un riesgo, pero el mayor riesgo es que sigamos paralizados y carcomiéndonos lenta pero seguramente. Cada día de los Comités de Base es más visible la baja en el número de los mismos, de la participación en las asambleas y de la poca expectativa que despiertan. Esta vez la petisa la salvó la propuesta de Tabaré. Al menos tuvimos algún motivo para salir dignamente en la prensa.

Los problemas que nos afectan son varios y no tienen una única solución mágica, pero lo peor de lo peor es no hacer nada. Ni los que defienden las estructuras inmutables pueden detener la decadencia y el vacío. Y en política, como en la física, el vacío es rápidamente llenado por algo y ese algo no será el funcionamiento plural y orgánico del propio FA.

Tenemos una crisis derivada de la legitimidad de las estructuras actuales y de la paulatina pérdida de respeto por parte de los sectores, de los dirigentes y del propio pueblo frenteamplista. No es una crisis sólo de las estructuras, tiene una base política e ideológica.

Tenemos una crisis de participación ciudadana que no tiene que ver sólo con los aspectos estructurales, sino políticos, con la relación entre la gente y el gobierno de izquierda con la mediación necesaria del propio Frente Amplio. No se discuten temas importantes, no hay iniciativa, no se está elaborando sobre el futuro, no hay debate sobre los grandes temas internacionales, regionales y locales.

Tenemos una crisis de renovación generacional. Las nuevas generaciones están cada día más alejadas de las formas orgánicas del Frente Amplio y en las elecciones del 2009 y el 2010 por primera vez desde que existe el FA no fuimos una mayoría abrumadora entre los que votaban por primera vez, es decir entre los jóvenes.

Existe una crisis de liderazgo, de dirección, de participación en el Frente Amplio de los principales dirigentes de la izquierda y en diálogo con los referentes intelectuales, sociales y culturales de la izquierda. Hay un divorcio creciente entre la política orgánica y su base cultural y social.

Para encarar soluciones de fondo, en serio, para actualizar la fuerza política a las nuevas realidades que nosotros mismos hemos creado, hacen falta debates profundos, políticos, ideológicos y orgánicos. No propaganda de debates, sino debates en serio y con la  capacidad de sintetizarlos. Asumir las diferencias y encontrar – como lo hicimos siempre – los puntos comunes por donde avanzar.

No hay una solución milagrosa, ni un solo dirigente que pueda cambiar toda esta realidad interna y externa del FA, pero mucho peor es seguir a la deriva, así que si hay que comenzar por una elección interna con voto secreto, es decir apelando al pueblo frenteamplista y a la democracia, adelante. Actuemos, arriesguemos.

Si todo sigue igual, no hay riesgo ninguno, estamos seguros que la decadencia será cada día peor y más profunda.

Eligiendo sólo al presidente del FA y a los vicepresidentes no resolvemos todo, ni mucho menos, pero rompemos el inmovilismo. Y además el debate será inevitable y a más a fondo que hasta ahora.

Porque también estaremos eligiendo cuáles son las ideas centrales, las tendencias que marcarán nuestro rumbo. Todos los potenciales votantes tenemos elementos, experiencia suficiente para juzgar y analizar posiciones, actitudes, definiciones y elegir.

No hay mayor riesgo para el país, para el pueblo uruguayo, para el pueblo frenteamplista - que es una parte muy importante de nuestra sociedad -, para el rumbo del Proyecto Nacional que dejar que todo siga igual, pendiente abajo.