En Argentina las PASO son con voto obligatorio y no se elige absolutamente nada más que candidatos. Por eso todo pasa a octubre, pero...dan no solo los resultados de la más gigantesca encuesta, sino generan tendencias y polarizaciones que repercuten en las verdaderas elecciones que se realizarán en octubre de este año, donde se renueva un tercio del senado y la mitad de la cámara de diputados.
Lo novedoso y no tanto es que en estas elecciones hay varios que festejan y otros tantos que lloran muy duras derrotas.
Festeja el oficialismo (Cambiemos-Macri) porque es el primer partido (¿partido?) a nivel nacional (35.90%) superando en 6% los votos obtenidos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de hace 2 años y porque derrotó al kirchnerismo y otros partidos en provincias claves. Festeja el kirchnerismo porque es probable que por un soplo Cristina Kirchner gane las Paso en su nuevo partido en la provincia de Buenos Aires y otros hacen sus propios balances sumando votos propios y ajenos.
Otros que crecieron fueron los agrupamientos de izquierda de diferente signo. Veremos cómo impacta a nivel de la elección de diputados en octubre.
Comencemos por el balance más grueso, con la situación económica y social (el propio Mauricio Macri reconoció anoche que hay un tercio de los argentinos por debajo de la línea de pobreza), caída del PBI, lenta y pesada recuperación, es notorio que la gente votó por política, privilegió la política por encima de la economía y Podemos y Macri obtuvieron resultados mucho mejor que los esperados. Sobre todo, mejor que lo que le daban las encuestas que, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires vaticinaron una cómoda victoria de Cristina Kirchner, que en ninguna hipótesis se dará, ganará por muy poco.
Cambiemos ganó en la Capital Federal con Lilita Carrió que alcanzó el 50% de los votos y resurgió de su propio calvario nada menos que en la capital, su gran mérito haber sido la fiscal del kirchnerismo. Para Macri, la Carrió con esa votación será además de una victoria, un gran dolor de cabeza permanente, porque en materia de ambiciones no tiene límites.
Cambiemos ganó a nivel de diputados en la provincia de Buenos Aires, en Córdoba (20 años ganando el peronismo), en Mendoza, en Santa Cruz (bastión de los Kirchner) y cabeza a cabeza con el kirchnerismo ien Santa Fe, en La Pampa, en Corrientes, en Entre Ríos, en Jujuy, Neuquén, en San Luis (33 años de los Rodriguez Saa...). Un resultado muy por encima de las expectativas oficiales que, de repetirse en octubre, le permitirá disponer de más escaños en ambas cámaras y podría hacerle perder al justicialismo unido (¿unido?) el quorum propio, es decir la cantidad de legisladores para sesionar en ambas cámaras.
Cristina Kirchner no murió pero tampoco fue guerrera. Obtuvo más de un tercio de los votos en el principal distrito electoral, la provincia de Buenos Aires, y a nivel nacional su partido superó apenas el 20%. La diferencia de votos en la provincia de Buenos Aires entre la lista al senado encabezada por Cristina y la de diputados, muestra que el capital político es totalmente de Cristina Kirchner.
El recuento electoral en la provincia de Buenos Aires fue bastante discutible por parte del oficialismo, para no hablar de manipulación lisa y llana, y le permitirá a Cristina - que de tonta no tiene un pelo - en la campaña hacia octubre denunciar fraude y apelar a todo el voto peronista. Cambiemos no la tendrá fácil.
Hay que agregar que Saúl Menem, sin que se haya definido si podrá participar en las elecciones de octubre por su reciente condena judicial, obtuvo más del 45% de los votos en La Rioja, su baluarte.
Cuesta reconocerlo, pero existe en la Argentina una parte importante de la población que acepta la corrupción como algo normal y obligatorio en la política, no importa cuántos juicios tenga un dirigente o incluso si ya fue condenado y está libre por su edad, igual lo votan. Es el caso del kichnerismo en varias provincias y de Menem en La Rioja. Es un efecto con antecedentes históricos todavía más grave pero que no debe olvidarse a la hora de hacer balances sobre la realidad cultural y política de esa nación. No es el único en el mundo ni en la región.
Estas son señales muy complejas y negativas hacia la moral de la sociedad y hacia la política. Se puede robar, mentir, estafar, corromper, violar las leyes y seguir en carrera. Eso es lo que no quiero en absoluto para mi país. Estas circunstancias me hacen recordar una famosa frase de un conocido filósofo norteamericano, Homero Simpson "Para mentir se necesitan dos: uno que mienta y otro que crea".
La otra realidad es que el "Cristinazo" previsto por algunos no se produjo ni estuvo cerca. Incluso su resultado en la provincia de Buenos Aires está por debajo de todas las encuestas, y también es cierto que el Kirchnerismo no está muerto.
En lo que hay coincidencia es que hay varios perdedores graves. Sergio Massa a nivel nacional superó apenas el 7% de los votos y en la provincia de Buenos Aires, donde había ganado en elecciones anteriores, quedó en un lejano tercer puesto con algo más del 15%. Si se repiten estos resultados en octubre, ni él ni su principal aliada, Margarita Stolbitzer, entrarán en el parlamento. Este es un proyecto político en fase declinante.
La polarización para octubre se acentuará. ¿Dónde irán a parar los votos de Massa, de Randazo y de otros? ¿Se quedarán, irán al oficialismo o hacia la principal opositora, Cristina Kirchner?
Otros grandes perdedores son los socialistas y sus aliados en la provincia de Santa Fe, que quedaron en tercer lugar con apenas el 15%, perdiendo un liderazgo de 10 años. Hermes Binner no formó parte de la contienda y es notorio en todo el país el papel de los liderazgos personales, incluida la única provincia gobernada por el socialismo en toda la historia argentina. Siguen gobernando a nivel provincial y de la intendencia de Rosario.
Los Rodríguez Saa, fueron barridos en su feudo conquistado desde que se volvió a la democracia hace 33 años, y también fueron derrotados gobernadores justicialistas "históricos" en Córdoba y en La Pampa.
Para hacer un balance definitivo hay que esperar a las elecciones de octubre y ver los nuevos resultados, está claro que tanto el macrismo como el kirchnerismo acentuarán hasta el extremo la polarización, con varios componentes: la situación económica y social y su impacto electoral; procesos judiciales; votos "útiles" que captarán de otras vertientes; gobernadores justicialistas que siguen siendo fundamentales para aprobar leyes y la marcha del país, unos en el poder y otros en la oposición, que en Argentina tienen su particular influencia.
De todas maneras, después de octubre nadie tendrá mayorías propias y seguirá siendo un país donde los equilibrios habrá que construirlos día a día.
De los que yo conozco, no hay dos países tan parecidos en una parte fundamental de su población, que tengan un origen común tan particular como Uruguay y Argentina, y tampoco y simultáneamente tan diferentes. La principal diferencia es política y me alegro mucho.
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