En ese pueblo como en otras naciones originarias, los rituales para formalizar una pareja son muy importantes para asegurar el vínculo y complementación entre el varón y la mujer, y una adecuada asociación entre las familias. La “novia”, en nuestro caso una nueva planta de celulosa, y su familia, la corporación UPM, sin duda serán muy selectivos: quieren al mejor “novio”, con la mejor familia para poder asegurar el casamiento.
En los !KungSan, que viven en el sur del continente africano, y en su vertiente oeste, en zonas de Angola, Namibia y Botswana, el casamiento es una cuestión familias. Los parientes de la novia, y en especial la madre, buscan con detenimiento y por mucho tiempo un buen candidato. Debe ser buen cazador que pueda proveer de alimentos (lo que en nuestro caso de la planta de celulosa va desde el agua, los árboles a los beneficios tributarios y en transporte), y que sea afable y pueda establecer buenas relaciones (que en esta situación corresponde a cumplir con las reglas de inversión, proteger a la empresa contra disputas laborales, ambientales, etc.).
La novia y su familia esperan y esperan, exigiendo una y otra vez declaraciones de fidelidad del novio y regalos de su familia. Como en los !Kung, el gobierno de Uruguay ha hecho de todo para conquistar a la novia, y acallar las posibles disputas con el resto de la parentela política y social. Uno de los extremos más conocidos es prometerle un regalo de mil millones de dólares en infraestructura ferroviaria, lo que implica una reorientación del gasto público fenomenal.
Los regalos son muy importantes entre los !Kung, y se los llama kamasi por la relevancia que adquieren en sus ritos. Justamente es lo que observamos con el caso UPM, donde en los últimos años se han sucedido esto de tirar y aflojar, ofrecer regalos y esperar reciprocidad.
Además del “kamasi” de mil millones de dólares seguramente el gobierno ha ofrecido que el agua del Río Negro que consumirá UPM será gratis o casi gratis. Otro presente es haber desmantelado las exigencias nacionales de un estudio de evaluación ambiental estratégica, el instrumento más importante para evaluar los impactos a escala regional de un megaemprendimiento como este. O sea, que hizo desaparecer la herramienta más necesaria para esa próxima segunda etapa de evaluaciones.
El gobierno se lamenta del pobre estado del agua en los grandes ríos y dice que algo hará al respecto, pero entretanto esos cursos siguen comprometidos. Esto facilita algunas cosas a una pastera en el Río Negro porque la mala situación ambiental de partida será la que se tomará como referencia, y la empresa seguramente se comprometerá a no contaminar más un curso de agua que ya está containado. Esto es casi como una sentencia a perpetuidad para el Río Negro.
Como seguramente se vendrá una avalancha de informaciones académicas sobre los potenciales impactos negativos del emprendimiento, y como ellas serán retomadas por grupos ciudadanos, la familia de la novia ya se prepara. Dirá que las críticas ambientales son propias de las elites y de la derecha política. Esto ya asoma en el debate con la ley de riego, donde el ministro de Agricultura Tabaré Aguerre ha desestimado las alertas de los universitarios, y la directora de recursos naturales de ese ministerio, Mariana Hill dio un paso más diciendo que eso es derecha, muy conservador y elitista. La estrategia es transparente: ante los cuestionamientos por el potencial impacto ambiental de UPM no faltará quien desde el gobierno y su partidaria diga que todo eso es parte de la derecha opositora.
Sorprendentemente UPM habla poco y nada en público, y toda la estridencia de dichos, anuncios, promesas, reclamos, renuncias, y esperanzas viene del gobierno. Por momento es como si la familia del novio discutiera en público sobre lo que cedería, comprometinedo al país en concesiones y subsidios, mientras la novia y su parentela observan en silencio desde el otro lado del planeta.
Se me podrá decir que comparar las negociaciones con UPM con los rituales de cazadores recolectores africanos es una exageración. Pero veo al sistema político uruguayo muy cerca del misticismo mágico, ya que el gobierno parece no aprender que este tipo de inversiones en realidad en el mediano y largo plazo dejan pocas ganancias netas al país, a la sociedad como un todo. O sea, hacen una contabilidad incompleta. Otra vez vuelve a ignorar los impactos sociales y ambientales. Por lo tanto es una estrategia que lleva a injusticias sociales y ecológicas.
De la misma manera, la oposición política reclama una y otra vez que estas negociaciones son secretas y pide acceder a la información, pero al mismo tiempo casi todos ellos adelantan que están a favor del emprendimiento. ¿Puede haber algo más contradictorio en el desempeño político? Terminan apoyando un emprendimiento sobre el cual confiesan tener total ignorancia.
Es así que el manejo de la inversión de una nueva planta de celulosa ya ha dejado atrás cualquier racionalidad, y se desenvuelve al calor del enamoramiento y los rituales del misticismo mágico. Es por ello que puede ser justificado tomarlo un poco en serio y un poco con humor, aunque, lastimosamente, todas sus consecuencias serán muy serias.
Notas
Sobre los !Kung, me he basado en Hunter and herders of Southern Africa por A. Barnard, Cambridge University Press, 1992.
Sobre las réplicas contra las alertas ambientales desde el MGAP ver: Jerarca del MGAP criticó la visión “de derecha, muy conservadora” de universitarios que cuestionan la Ley de Riego. La Diaria, 3 noviembre 2017.
La foto es del documental The !Kung San: traditional life, Documentary Educational Resources.