Durante las últimas dos semanas se jugaron muchos amistosos de preparación, que han estado plagados de lesiones. Afortunadamente la actividad de la Selección Uruguaya no se ha afectado por ellas.
De los muchos amistosos jugados no surge que ningún equipo se haya destacado especialmente: más bien, por el contrario, han sido partidos generalmente de pocos goles y poco juego. ¿Qué conclusiones podemos sacar de esto?: ninguna, una cosa son los partidos de práctica y otra muy diferente los del Mundial.
Despedimos en Montevideo al Seleccionado Uruguayo con fe, con confianza, con muchas esperanzas y, para no hacer volar demasiado mi imaginación, prefiero expresarlo más aproximadamente con las palabras de Tabárez: "nada nos será fácil pero nada nos es imposible". No es poco, tratándose de alguien tan cauto como el Director Técnico uruguayo.
Hoy sólo hay que pensar en la Serie. Serie que siempre supimos que iba a ser muy difícil, porque involucra a tres Campeones del Mundo pero que, estoy seguro, podemos superar si jugamos todo lo que podemos.
Suárez está recuperándose muy bien pero no sabemos cuanto tiempo puede llevarle esa recuperación. Probablemente pueda jugar alguno de los partidos de la Serie pero no estará en su plenitud deportiva que sólo logrará para los cuartos de final o para las semifinales.
¿Puede nuestro equipo llegar hasta allá sin él? Puede, pero no será fácil. Pero si lo logra se habrá templado mucho más aún la moral del grupo, lo que lo hará un rival realmente temible en los tramos finales del torneo.
Pienso un poco y recuerdo aquellos días antes del comienzo del Campeonato Mundial de 1950. Me asombra un poco como uno puede recordar con tanta precisión lo que pasó hace tanto tiempo cuando no puede hacerlo cuando nos referimos, por ejemplo, a 20 años atrás.
Todo es muy diferente en muchos sentidos y semejante en otros.
En 1950 la Selección se preparó mal porque Peñarol y Nacional, que dominaban totalmente el futbol en lo deportivo y en lo administrativo, dieron un ejemplo lamentable al pelearse públicamente por el nombramiento del Director Técnico: cada uno quería imponer SU Director Técnico (Emerico Hirschl por Peñarol y Enrique Fernández por Nacional). Sólo unos días antes del viaje se nombró como Director Técnico a Juan López.
Esta vez el poder de Peñarol y Nacional es mucho menor: sus rendimientos deportivos, en el último campeonato han sido los peores de sus historias gloriosas y, paralelamente, han perdido su preponderancia administrativa.
Pero los ejemplos lamentables han corrido por cuenta de otros clubes que, en un momento bien inoportuno, han hecho renunciar a la Dirección del Fútbol.
Pero ha privado el buen criterio en respecto a la Selección, que seguirá funcionando como hasta ahora, por lo menos hasta la finalización del Mundial.
Por otra parte, aquella Selección de 1950 contaba con muy buenos jugadores, con una combinación adecuada de jóvenes y veteranos. Hoy ocurre lo mismo y la selección que está viajando tiene muy buenos jugadores algunos muy jóvenes, la mayoría en la edad óptima y algunos jugando su último Mundial. Pero todos ellos, aún los más jóvenes, han sido fuertemente expuestos a la experiencia internacional.
Hay una gran ventaja de esta Selección sobre las de 1950 y 2010: ésta ha disputado una importante serie de partidos amistosos contra seleccionados nacionales, entre los cuales estaban los mejores equipos del mundo, aquellos que, si conseguimos el éxito en la serie, deberemos enfrentar en las instancias finales.
Como aquella vez, hoy, espero algo grande.