Fue claramente un amistoso, que se jugó seriamente, pero donde ambos entrenadores probaron muchos jugadores. Uruguay tuvo varias bajas: Muslera por razones familiares y, por lesiones diversas, Godín, Coates, Cáceres, Stuani, Rolán y Suárez.
Uruguay osciló entre un 4,1,4,1, un 4,1,3,2 y el tradicional 4,4,2. Jugó ordenadamente, nunca fue avasallado por el adversario, salió ordenadamente con toque fácil, tuvo una alta "posesión de pelota", como a muchos les gusta. Faltó verticalidad, fundamentalmente por la ausencia de Suárez y porque Pereiro no se encontró.
Polonia nunca creó peligro con grandes jugadas colectivas: en la media cancha anduvo muy bien pero, al acercarse al área uruguaya, fue perdiendo fuerza. Probablemente la ausencia de Lewandowsky influyó. Sin embargo, hubo varias jugadas de peligro para el arco uruguayo, siempre motivadas por tiros libres lejanos o corners. Si bien el golero estuvo muy seguro y los defensores, individualmente, jugaron bien, la defensa como un todo, no mostró seguridad ante esas amenazas, generalmente protagonizadas por jugadores polacos muy altos.
Uruguay tuvo más la pelota y la cuidó siempre. Pero su juego fue excesivamente "horizontal". Por ejemplo, Cavani nunca recibió una pelota bien jugada que le permitiera crear peligro. Durante el partido se crearon riesgos varios para el arco polaco, que estuvo bien defendido, pero existió sólo una jugada de real peligro: un tiro cruzado de Gastón Silva a un ángulo que acabó siendo desviado por el golero en gran esfuerzo.
De todas maneras, pienso que el partido fue muy útil: nunca consiguieron superarnos con sus jugadas colectivas y rápidas, lo que es una buena base para enfrentar a equipos europeos. Nos faltó "verticalidad". Los amistosos venideros, que darán más práctica de jugar contra equipos europeos, el mayor conocimiento de los compañeros y la vuelta de Suárez harán de Uruguay un equipo sólido, ordenado, con una buena transición entre defensa y ataque y muy vertical en ese ataque, que es lo que podemos aspirar y lo que necesitamos.
Tabárez dio la oportunidad a cuatro jugadores nuevos:
Lemos, que jugó muy bien, muy suelto, muy seguro y demostró que es una buena opción.
Varela, que jugó correctamente. ¿Es suficiente?
Pereiro, que no jugó bien, fue de más a menos.
Maximiliano Gómez, que entró muy tarde y no tuvo una real oportunidad. Esperemos que la pueda tener en el próximo partido, contra Austria.
Mañana se juega contra Austria en Viena y se dispondrá de dos jugadores que no estaban ante Polonia y que parecen seguros integrantes del plantel de 23: Godín y Stuani. El equipo, y el plantel definitivo, se van configurando. Después de ese partido ciertamente le quedarán muy pocas dudas a Tabárez.
De todas formas, ahora muchos piden a Torreira, aunque pocos lo han visto jugar. Mis preguntas son: ¿cuándo se le podría probar? y ¿dónde jugaría?: ¿en lugar de Vecino, o de Bentancur, o de Nández?, por ejemplo. No veo que haya tiempo para probarlo ahora, pero quedan 7 meses y, ciertamente, será seguido hasta el final.
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