Rara, excepcionalmente, Uruguay es noticia en el mundo. En estos 11 días que estuve fuera, vi un reportaje a José Mujica en Italia, en Sudáfrica una mención al tema de la marihuana por la presión local para el uso medicinal del aceite de marihuana y algo de fútbol. Todos los titulares estaban dedicados a las cuestiones locales, a la revuelta en Ucrania, a las protestas y la situación en Venezuela y en el caso de África a la situación en Sudán. Incluso Siria se integró a la tragedia cotidiana sin estridencias, se desangra lentamente y cada día más en silencio.
China nunca es noticia, pero está en todos lados. Es impresionante el crecimiento de su presencia en África. Es una estrategia, pensada, a corto, mediano y largo plazo, que tiene notoriamente una importante componente petrolera, pero que va mucho más allá. Miento: un día fue noticia por el smog en sus ciudades.
Los Estados Unidos son como un humo lejano, a la distancia se ve, se huele y mientras ellos se siguen creyendo el ombligo abultado del mundo, en diversas latitudes son una referencia geoeconómica y cada día menos política. Aunque están -vaya si están- en todos los lugares conflictivos.
Si cualquier otro país interviniera en zonas conflictivas, con enviados, discursos, opiniones e intromisiones abiertas, sería un escándalo. Estados Unidos es un invitado incómodo, un pesado que, siempre tiene sus ojos, sus oídos y sus manos metidas en todos lados. Y si hay petróleo, allí están, con todo.
América Latina es un continente en ascenso pero todavía lejano. Existe, de vez en cuando se habla de nosotros, las grandes empresas brasileras juegan en primera división pero poco más. Ahora estamos en la prensa por la crisis en Venezuela.
Mencionar Uruguay en Sudáfrica es en el 90% de los casos recibir una mirada complicada y una palabra clave: "Suaréz". Así, con el acento fuera de lugar. No se olvidan de nada, que los dejamos afuera del mundial, de la mano de Suaréz contra Ghana que dejó afuera a toda África y de las posteriores "anécdotas" en el campeonato inglés. En materia de fútbol no gozamos de grandes simpatías en esas latitudes. Aunque nos respetan y se interrogan sobre las razones de este enano charrúa y sus resultados históricos.
Hay uruguayos en todos lados. Lo comprobé una vez más. Empresarios, técnicos, trabajadores exitosos. Realmente exitosos. En Ciudad del Cabo nos invitaron dos uruguayos que hace muchos años trabajan en África y son exitosos empresarios. Y siguen queriendo y volviendo al Uruguay. Muchos años después a miles de kilómetros geográficos y culturales de distancia, se siguen sintiendo plena y totalmente uruguayos. Reconforta.
Y son gente que el país les ha pedido ayuda en momentos necesarios y la ofrecieron con generosidad.
En Angola hay toda una tradición de cooperación con Uruguay, que tiene continuidad en otras condiciones totalmente diferentes. La brigada de uruguayos que trabajaron en Angola en los primeros años de la independencia siguen siendo un factor de conocimiento y respeto por el país. "Uruguay um povo em luta" la audición de Radio Nacional de Angola la recuerdan todavía mucha gente a casi 30 años de su finalización. Y me lo contó gente totalmente ajena a la historia de la brigada del PCU.
Hay uruguayos que trabajan en Angola desde hace más de 30 años, otros desde hace varios años y algunos más recientes. Están en los sectores más diversos, la agricultura, las agroindustrias, el tratamiento de agua con decenas de instalaciones en varias provincias, la pesca, la producción de alimentos, los proyectos de inversión, el software y las soluciones en nuevas tecnologías. Son uruguayos de varias generaciones.
Hay además un grupo de religiosos católicos que desde décadas trabajan en Angola, son salesianos y con muy respetados.
Obviamente los empresarios, los técnicos, los trabajadores especializados están allí por razones profesionales, pero además es una aventura de vida que asumen como tal. Les gusta ver el resultado tangible de sus esfuerzos, de sus planes y acciones impactando en un país que cambia todos los días a un ritmo endemoniado. Son parte de la aventura angoleña. Mejor dicho, para ellos y para mi la aventura angolana. No vi a ningún uruguayo en los diamantes....
Tienen nostalgia de su tierra y en el primer asado que los reúne se expresa esa saudade bien uruguaya y aunque pertenecen a diferentes generaciones y a experiencias profesionales muy distintas, los une esos lazos que no tienen un nombre o una definición fácil pero que agrupa a los uruguayos en el mundo, en los diversos países. No se aíslan, tienen buenas relaciones con la gente local, están integrados pero el tam tam oriental sigue funcionando. Cada vez que nos juntamos los que no nos conocíamos desde antes, nos ponemos a buscar amigos, parientes y lugares comunes. El segundo deporte nacional...
Mirar una puesta de sol desde la Ilha de Luanda sigue produciendo a los uruguayos la nostalgia de que del otro lado de aquel enorme océano están nuestras playas. Igual que hace 35 años, cuando allí no había absolutamente nada ni para comer ni para tomar más que recuerdos queridos y, ahora que hay restaurantes entre los más refinados que e visto en mi vida y en nuestro país ya no hay una tiranía infame, sino un gobierno democrático, sigo sintiendo una sensación particular.
Yo soy medio fanático, tengo que confesarlo. No nací en Uruguay y eso me libera de la sospecha de un nacionalismo excesivo. Pero no tanto. Incluso algunos amigos me toman el pelo porque reitero en demasiadas ocasiones las ventajas comparativas de la vida en el Uruguay. Esa maravillosa sensación de tener espacio, de tener amplios horizontes. Más viajo y más aprecio la calidad de vida en mi país. Sin despreciar a nadie ni a nada, es mi debilidad, lo reconozco.
Por otro lado, aunque parezca contradictorio, desde afuera se puede apreciar mejor que estamos lejos del gran juego de los intereses, de los movimientos planetarios, de las grandes corrientes económicas que impactan en las naciones. Tenemos un proceso tranquilo y pausado. ¿Será bueno, será discutible, será malo? Yo creo que tiene un gran valor, aunque hay que tener mucho cuidado con "la siesta" oriental, está siempre en asecho.
Y no hablo solo desde África, porque estuvimos seis horas en Brasil en el aeropuerto de San Pablo y hablamos con varios brasileros y leímos diversos medios de prensa locales. Hay grandes tensiones económicas y sociales. Por la Copa Mundial de Fútbol que no recoge mayores simpatías, por los problemas energéticos, las reservas de agua en la mega ciudad de San Pablo y otras tensiones. Dilma Rousseff es la mayoría, no hay duda, pero su posición no está exenta de tensiones. Ya no hay la misma seguridad y confianza que hace un tiempo en el crecimiento del país y su impacto social. Hay muchas dudas.
En Brasil "adoran" Uruguay. No hubo un interlocutor que no nos expresara ese sentimiento. ¿Es todo cierto? ¿Es cortesía? No lo creo. Muy diferente es la imagen de Argentina. En todos lados. Se conoce en mayor o menor detalle sus problemas crecientes y actuales. Es una visión casi resignada de que se acerca otra nueva crisis. La simpatía hacia su gobierno es muy escasa. No digo nada novedoso.
Viajan se perciben la líneas generales de la aldea global, con sus similitudes y sus profundas diferencias. La frase de Leon Tolstoi "Describe tu aldea y describirás el mundo" sigue siendo totalmente válida y necesaria, siempre y cuando el mundo no se devore tu aldea.
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