Esta Semana de Turismo los uruguayos, entre mate, tortas fritas, asaditos y algún bagre peleador, nos enteramos que la calificadora Standard & Poor´s nos concedió la gracia de llegar al "Grado Inversor". Lo habíamos perdido hace 10 años y a diferencia de la virginidad parece que se puede recuperar.
Si alguien quiere acceder a los fundamentos de esta calificación puede hacerlo aquí
Se dice :
"Acción de Calificación
Nueva York, 3 de abril de 2012.- Standard & Poor´s Ratings Services subió hoy sus calificaciones soberanas de largo plazo en moneda extranjera y en moneda local de la República Oriental de Uruguay a ‘BBB-´ de ‘BB+´. Al mismo tiempo, Standard & Poor´s subió sus calificaciones de corto plazo en moneda extranjera y en moneda local a ‘A-3´ de ‘B´ del soberano. La tendencia de las calificaciones de largo plazo es estable.
Standard & Poor´s también revisó su evaluación de transferencia y convertibilidad de Uruguay a ‘BBB+´ de ‘BBB´. De conformidad con nuestra metodología de calificaciones soberanas, retiramos nuestra calificación de recupero de ‘2´ de Uruguay, ya que el análisis de recuperación solo aplica a los emisores con calificación de grado especulativo.
Al mismo tiempo, igualamos nuestra calificación del Banco Central de Uruguay con la calificación soberana de Uruguay al subir nuestras calificaciones de largo plazo en moneda extranjera y moneda local del Banco Central de Uruguay a ‘BBB-´ de ‘BB-"
Para la inmensa mayoría de los uruguayos puede parecer una noticia técnica más, de esas que se escuchan y se borran al instante, otros se pueden indignar si nos comparan con otros países que incluso tienen una calificación más alta que el nuestro, hasta AAA y están mucho, pero mucho peor que Uruguay en todos los aspectos y que desmejoran mes a mes. Pero así es el mundo y en él tenemos que vivir y soportar.
Hay un conjunto de compañeras y compañeros que en los dos gobiernos de izquierda trabajaron dura y eficientemente para que la economía del país primero recuperará el "grado social básico" y de paso su prestigio internacional y su posición actual en las famosas Calificadoras de Riesgo. Y no la ataron con alambre.
En este mundo que nos toca vivir, este reconocimiento tiene importancia. No tendrá casi ningún impacto en los intereses que paga el Uruguay por su deuda soberana, porque ya los inversores conocían y valoraban nuestro avance, nuestro crecimiento y en cada licitación la demanda de bonos superaba ampliamente la oferta y los intereses se situaban en los más bajos de América Latina. Pero hay instituciones, fondos de inversión que no pueden colocar sus capitales en países que no tengan esta calificación. Y en un momento tan especial, de crisis mundial, de verdaderos vendavales financieros, cuando el país se apresta a iniciar un proceso de crecimiento de su infraestructura física para afrontar el crecimiento que ya tuvimos y sobre todo el que queremos proyectar, es muy importante este reconocimiento.
¿Pero tiene algo que ver con la vida cotidiana de los uruguayos y con los debates políticos de los uruguayos? Tiene mucho que ver con nuestro pan, nuestro queso y nuestras ideas.
El haber conseguido este avance, es el resultado de una política económica y social que fue el cambio más profundo y sostenible de los gobiernos de izquierda y que es diferente en sus aspectos fundamentales con los gobiernos anteriores y con las recetas que hoy aplican los países de Europa para salir de la crisis.
No conseguimos el Grado Inversor siguiendo los pedidos, los llantos, los lamentos de los políticos tradicionales y sus asesores económicos que nos reclamaron durante todos estos años, reducir el gasto social, no innovar en materia de negociación colectiva, no aplicar el impuesto a las rentas de las personas físicas y toda la reforma fiscal, y que nos vaticinaron todas las calamidades posibles si nos desviábamos del rumbo "ortodoxo" y probado.
Salimos del grado inversor por la acumulación de una política desastrosa en materia económica y social, cambiaria y fiscal que nos llevó a ser el segundo país más endeudado del planeta, con una caída libre de todos los indicadores sociales y laborales, con niveles de desocupación del 17% y de pobreza del 34%, más de un millón de uruguayos y más de 150 mil en la indigencia. Y no fue culpa solo del gobierno Batlle como pretenden algunos. El desastre fue la acumulación, fue la falta de controles en el sistema bancario, que viene de lo profundo de nuestra historia, fue la famosa "plaza financiera" que algunos añoraban en la pasada campaña electoral.
Salimos porque se aplicó una política económica y social diferente, profundamente diferente, y porque salimos muy bien de la crisis es que pudimos recuperar el grado inversor.
Pero recuperamos cosas mucho más importantes, o mejor dicho las alcanzamos por primera vez. Tenemos un nivel de inversión productiva, - no en depósitos bancarios de no residentes que hoy no pesan en absoluto - que no conocíamos desde hace un siglo, liquidamos el endeudamiento del campo, que los prohombres de la campaña habían dejado con el agua al cuello ¿se acuerdan?, y transformamos el Banco República en un banco y no en un comité de Carteras Pesadas para los amigos y el capitalismo parasitario.
Qué paradoja. Fue un gobierno de izquierda el que logró que el sistema tributario, los equilibrios fiscales, la inversión productiva, los datos macroeconómicos cerraran como corresponde. Cuando ellos dicen que esa es su política, mienten a sabiendas, o lo que es peor: falsean ideológicamente.
Ellos, los conservadores que gobernaron este país desde siempre, se consideraban los dueños de las verdades "técnicas" de la macro economía, de los equilibrios, pero durante décadas no consiguieron nada, aunque seguían siendo los predicadores. Y eso es falso. Nosotros, la izquierda, demostramos que se puede manejar bien la economía y hacer crecer los salarios recuperando y superando la brutal caída de la crisis, y que eso no es sólo justicia social, ese es parte fundamental del Proyecto Nacional. Y que a diferencia de otros países de crecimiento explosivo - y el de Uruguay en estos años fue un crecimiento explosivo - se puede mejorar la distribución de la riqueza y situarse mejor en el índice Gini, coeficiente que empleado para medir la desigualdad económica de los países.
Demostramos que se puede reducir la desocupación estructural que heredamos, no me refiero a las del 17% de la crisis sino al 10% permanente, la bajamos a la mitad y que además, se podía invertir el 4.5% para la educación e incorporar sistemáticamente a todos los uruguayos a un sistema integrado de salud.
Demostramos que se pueden crear miles de becas, fondos concursables y no "amigables" para la investigación, las ciencias, la cultura, el arte y además entregarle a cada niño y adolescente de la educación pública una computadora y situarnos a la vanguardia en esa materia. La plataforma del "Grado Inversor" no son sólo números e indicadores, reflejan realidades sociales muy diferentes, radicalmente diferentes, de las que deberíamos estar un poco más orgullosos y ponernos de todas maneras más exigentes.
Demostramos que las buenas condiciones internacionales para nuestros productos, no se transformaron en un fogonazo, sino en el fundamento de un crecimiento sostenido e ininterrumpido desde hace 7 años. Y no cuento el 2004 porque se dio la paradoja que rebotamos contra el fondo del pozo de la crisis y crecimos el 8% (habíamos perdido el 25% del PBI) y sin embargo la miseria, creció en otros 50 mil uruguayos...
Que me digan los sacerdotes tradicionales, un solo año de crecimiento del PBI de los gobiernos de izquierda en los que no mejoraron los indicadores sociales, empleo, pobreza, indigencia, mortalidad infantil, salarios, jubilaciones, formalidad.
Ellos no son los dueños del equilibrio fiscal, ni de la macroeconomía, no lo son aquí, nunca lo fueron y no lo son en los países del norte en caída libre y peor, asesorados por los que piden reforma laboral, baja de salarios, baja del gasto social y ajustes y más ajustes.
Vaya si los uruguayos sabemos de ajustes y de pagar a los banqueros sus desastres. ¿recuerdan? ¿Dónde están los ajustes de los dos gobiernos de izquierda? Es la primera vez en muchas, muchas décadas que no se hacen ajustes regresivos. Los ajustes que se hicieron fueron en inversiones sociales (las más altas de la historia).
¿Y en décadas y décadas nunca hubo una buena situación internacional para el Uruguay? Se refugian en ese argumento porque quieren demostrar que todo el desastre vino de de afuera, sus crisis, sus desastres y que el actual crecimiento y sus consecuencias también es importado.
Lo fundamental para el Uruguay actual no es todo lo que conseguimos, sino todo lo que nos proponemos, todo lo que nos tenemos que proponer. Con realismo, con seriedad y con sentido crítico.
Pedimos más educación, aunque esté mucho mejor que antes, porque una enseñanza con maestros y profesores que ganaban 4 mil pesos era decadencia inexorable. Hoy podemos exigirnos cambios, mejoras, transformaciones y por primera vez las limitantes no son presupuestales. Pedimos mejor educación, y educación y educación, y la colocamos como nuestra mayor prioridad porque hoy es la mayor fuente de desigualdad e injusticia social y de oportunidades, y somos un gobierno de izquierda.
Pero no solo por eso, también porque es el mayor freno a nuestro crecimiento económico, social, cultural y en la seguridad.
Exigimos mayor profundidad y sostenibilidad en las políticas sociales porque queremos mucho más que bajar los índices de pobreza, queremos consolidar la integración social más amplia, darles vivienda y reducir sistemáticamente los bolsones sociales y culturales que nos empobrecen a todos, no solo a los directamente afectados. Nos exigimos justicia social.
Nos exigimos un shock en las infraestructuras y nos hemos dado los instrumentos legales para el ferrocarril y para la participación privada en las inversiones. Ahora vendrán carreteras, trenes, vías, puertos, comunicaciones, generadoras de energía, puentes y cárceles. No tengan dudas. Más, porque en realidad hemos hecho mucho, mucho más que ellos desde que salimos de la dictadura.
No nos creemos los fundadores de la Patria. Al contrario, dentro de la izquierda uruguaya están integradas corrientes que vienen desde lo más profundo de nuestra historia, tratamos de aprender desde el gobierno, de nuestros aciertos y sobre todo de nuestros errores, pero cometeríamos un grave error si no valoráramos correctamente lo que hemos hecho.
Ellos han dado y están dando una gran batalla para replegarnos ideológica y políticamente, incluso en temas como los derechos humanos, donde fuera de Batlle hicieron todo al revés, implantando el olvido y la injusticia absoluta. No nos repleguemos, que nuestra batalla sigue siendo por el pan, el queso y los sueños. Grandes y concretos sueños de justicia.
Por eso necesitamos un Frente Amplio a la altura de estas batallas.
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