En particular con respecto a la educación señaló la “enorme desproporción” entre el significativo aumento de los recursos adjudicados a este campo y los resultados obtenidos. También allí identificó como uno de los obstáculos principales, a los corporativismos que “anteponen el interés sectorial al interés nacional”.
Como se sabe, porque lo hemos dicho reiteradamente en este y otros espacios, compartimos plenamente el diagnóstico y la preocupación expresadas por el Cr. Astori. Hace muchos años que venimos señalando que el corporativismo es uno de los principales obstáculos para los cambios imprescindibles que debemos realizar en nuestro país.
También hace mucho tiempo que venimos sosteniendo que el gran incremento del gasto público en educación no se ha traducido en las transformaciones y mejoras que deberían haber ocurrido. Es más, hemos señalado con énfasis que existe una tremenda paradoja: el país cada vez gasta más en educación y la educación está cada vez peor.
En estos días se han producido dos tipos de reacciones frente a las declaraciones de Astori que no compartimos.
En primer lugar, respondió el ex candidato a la Presidencia por el Partido Nacional, el Sen. Luis A. Lacalle, reprochando al Cr. Astori no haber reconocido esto durante la campaña electoral y haber obviado este tipo de afirmación.
Es cierto que el Frente Amplio, y con él todos sus candidatos, han obviado referirse a este tema durante toda la campaña electoral y no reconocieron cosas muy evidentes que desde la oposición se señalaron.
Es cierto que los dichos del Cr. Astori dan razón a buena parte de las críticas que desde la oposición, algunos hemos hecho, puesto que la debilidad en la relación con las corporaciones gremiales o sindicales ha sido un rasgo que caracterizó al gobierno del Frente Amplio.
Sin embargo, más allá de pasar facturas que no tienen otro efecto que reivindicar hacia el pasado ciertas afirmaciones, lo importante es que quienes van a tener a su cargo el próximo gobierno lo reconozcan y, ojalá, estén dispuestos a actuar en consecuencia.
Nosotros creemos, por el contrario, que resulta fundamental apoyar y acompañar todo esfuerzo que se realice en la dirección referida públicamente.
La segunda reacción provino de los propios sindicatos aludidos, rechazando la acusación de corporativismo. En particular, los sindicatos de la enseñanza se autopostularon como representantes de los intereses generales de la educación y reivindicaron su papel como auténticos intérpretes de los intereses nacionales.
Nada más lejano a la verdad. Si algo ha caracterizado a los sindicatos de la enseñanza es su tenaz y estrecho esfuerzo por defender los intereses particulares de sus afiliados aun a costo de que afecte la calidad de los contenidos educativos y la situación de los estudiantes.
Hay decenas de ejemplos en ese sentido. Simplemente como muestra recordemos la negativa del gremio de los maestros a aumentar el número de días de clase por año aduciendo que no estaba probado que dicho aumento mejorara el aprendizaje de los escolares.
Por eso resulta negativo y equivocado que el partido de gobierno haya incluido en la Ley de Educación la participación de estos gremios en el gobierno de la enseñanza.
Esperamos que los dichos del Vicepresidente electo reflejen ciertamente las líneas de acción del próximo gobierno, puesto que una reforma educativa seria y profunda es imprescindible, y ella supone la puesta de límites efectivos a los intereses corporativos de los sindicatos de la enseñanza.
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