La disyuntiva es muy clara. Si el gobierno "da el brazo a torcer" con los sindicatos de los profesores habrá emitido la partida de defunción de todo esfuerzo de cambio en la educación uruguaya durante el actual período de gobierno.
En efecto, si el gobierno no logra poner en funcionamiento un programa que va en la "buena dirección" para cambiar la educación media en nuestro país, pero que tampoco es "LA" reforma con mayúscula, sino simplemente una pieza, importante pero una pieza al fin, de un proyecto que debe ser mucho más abarcativo, profundo y sistemático, entonces habrá quedado demostrado que el poder corporativo sobre el partido de gobierno es tan fuerte que no hace posible avanzar en ningún sentido.
Sin embargo, hasta ahora las señales gubernamentales han sido positivas. El Presidente Mujica tuvo una intervención decisiva para evitar que el Consejo de Secundaria neutralizara el programa en su "pulseada" con el CODICEN. Ahora, las autoridades educativas enfrentan movilizaciones, ocupaciones y amenazas de huelga con firmeza e, incluso, anunciando informalmente que podrían tomarse determinaciones muy duras para enfrentar el conflicto sindical.
Por otra parte, si analizamos la realidad con respecto a la necesidad de una profunda transformación en la educación, la distribución de fuerzas ha cambiado radicalmente y en forma favorable en los últimos meses. El gobierno ha asumido con claridad que quiere impulsar cambios y hacerlo en base a acuerdos efectivos con el resto de los partidos políticos. En los partidos políticos existe un amplio consenso para cambiar la educación, con la única excepción de algunos sectores del Frente Amplio que sintonizan con las posturas de los sindicatos de profesores.
Como si todo esto fuera poco, la FUM manifestó no estar en contra de esta iniciativa, mostrando una diferencia de posiciones en este aspecto entre los sindicatos de la enseñanza. Pero, además, la opinión pública se ha volcado decididamente, mostrando una opinión crítica con el estado de cosas en la educación y demandando un cambio.
Además, estamos muy convencidos de que la gran mayoría de los profesores de enseñanza media quieren cambios porque es imposible que estén de acuerdo con el actual "statu quo". Las condiciones de trabajo mejorarían sensiblemente si se impulsan las transformaciones proyectadas.
Entonces, es imprescindible que este episodio en torno al Programa Promejoras culmine con una contundente reafirmación de la voluntad de su implementación y respondiendo con energía ante el bloqueo que pretende imponer el sindicato correspondiente.
La decisión gubernamental de mandar desocupar el local de Secundaria fue muy clara en cuanto a la existencia de una voluntad firme de enfrentar el conflicto. De todos modos, pueden existir nuevas tensiones en los próximos días y desde ya alentamos la mantención de una postura firme de parte de las autoridades de gobierno.
A su vez, el lunes próximo se espera que el gobierno presente a los partidos de oposición sus propuestas para una reforma en el sistema educativo de nuestro país. Obviamente, esta es una discusión mucho más amplia, profunda y sistemática que la generada en torno al referido programa. En este caso se trata de acordar lineamientos, orientaciones y decisiones concretas que avalen un camino de transformación de la educación uruguaya.
Somos concientes de que este otro nivel de acuerdos es mucho más amplio y exigente. Hacia ese ámbito de diálogo nos dirigimos con la mayor predisposición positiva para alcanzar un entendimiento abarcativo y profundo. También lo hacemos con la convicción de que el acuerdo valdrá la pena si es efectivamente un compromiso profundo de transformación de la educación en nuestro país.
En pocos días tendremos un panorama suficientemente claro sobre los alcances de este eventual acuerdo nacional por la educación.
Entretanto, es fundamental que los partidarios del statu quo reciban un mensaje contundente y definido.