Estamos en plena globalización. Los capitales van y vienen. Tenemos niveles record de inversión extranjera productiva en los más diversos sectores y a su vez hemos alcanzado la cifra de casi 7.000 millones de dólares de orientales y patrióticos capitales depositados en bancos del exterior. (Datos del Banco Internacional de pagos (BIS). Además de abrir el debate, de buscar soluciones a través de medidas audaces e innovadoras para que la Bolsa de Valores juego un papel en la participación uruguaya en un auténtico mercado de capitales, hay poco por hacer.
Los capitales se fugan, no muchos, pero miedosos y poco propensos a arriesgar ponen algunos huevitos en el exterior. Pero también se fugan los cerebros. Paradoja: los países pobres y en desarrollo financiamos el crecimiento de la sociedad del conocimiento y de las nuevas tecnologías con profesionales formados y pagados por nuestros pueblos.
Tomemos el caso de Uruguay. Con el aporte de toda la sociedad – a través de nuestros impuestos – se forman nuestros médicos, que luego de culminar su carrera de grado, muchos de ellos hacen un post grado. Esta segunda etapa de sus carreras duran de 3 a 4 años. Todo gratis. Ellos deben aportar su esfuerzo, su inteligencia y nosotros, los otros uruguayos, aportamos todo el costo de su formación.
Terminan sus carreras y una parte de ellos se toman las de Villadiego, emigran. En tres años revalidaron sus títulos de grado y post grado 366 médicos sólo en España. Y que viva la globalización y la libre circulación de todo y de todos con el único objetivo del lucro y la ganancia.
Al común de los mortales que nacieron el sur, la Unión Europea a través de la nueva Directiva aprobada por su parlamento bien derechista el pasado 18 de junio podrán tenerlos detenidos por 18 meses, transformar una falta administrativa, como el ingreso ilegal a su territorio, en un delito penal y expulsarlos. No les importó nada que esta directiva viole tratados internacionales válidos y suscriptos por los 27 estados miembros de la UE. Eso si los médicos tienen tarjeta azul para emigrar a la UE, lo mismo las enfermeras, los ingenieros informáticos etc etc. Un monumento a la hipocresía.
¿Así que los uruguayos pagamos decenas de miles de dólares para que se formé un especialista en medicina y luego alegremente este profesional se va a lucrar y a ejercer en un país desarrollado y nosotros nos tenemos que quedar declamando sobre la falta de oportunidades y otras generalidades.?
Las empresas, los bancos, los organismos internacionales que financian y pagan becas exigen obviamente que al finalizar y durante un periodo de tiempo los beneficiarios deban aplicar sus conocimientos en esos organismos o empresas. Es elemental.
Yo creo que sería una grave omisión del Ministerio de Salud Pública y de la propia Universidad de la República si no se estudiaran rápidamente y se aplicaran normas, incluso una ley para regular esa situación. Lo mínimo que se debe exigir es que una vez terminado el post grado el médico aplique sus conocimientos durante un periodo similar a la duración de sus estudios (3 o 4 años) en instituciones de la salud en Uruguay.
Nadie pide ni habla de hacerlo gratis, está bien y es necesario que reciban un salario adecuado, pero no es aceptable que el país forme sus profesionales y tenga problemas con algunas especialidades médicas por esta sangría hipócrita hacia los países centrales.
Además de los factores prácticos y de justicia en el uso de los recursos públicos hay algo todavía más profundo, que no se mide en euros, en dólares ni en pesos, es ese lento proceso degradante de la sociedad uruguaya y digamos también mundial donde sólo vale la bolsa, el dinero. Lo demás es puro cuento.
¿Qué hubiera sido de la medicina, de los grandes investigadores, de los grandes médicos que aportaron tanto esfuerzo, tanto sacrificio y tantas energías si esta corriente arrolladora de la “bolsa o la bolsa” hubiera dominado el mundo?
Si los que deben pronunciar el juramento hipocrático se suman alegremente a esta corriente global y embrutecedora de todos los valores que hoy domina el planeta ¿qué podemos esperar de el resto de la sociedad?
Luego de cumplir esa obligación temporal mínima con la sociedad que les pagó sus carreras y sus post grados, podrán viajar adonde quieran y nadie los retendrá. Algunos para no volver nunca más, otros para mejorar su formación en algún momento decidirán volver a su país, a curar a su gente. Nadie tendrá limitaciones.
Y desde ya quiero decir que estoy en contra de una compensación monetaria. En darle una nueva vuelta a la mercantilización total de la medicina, me refiero a cobrarles a los egresados que emigren una cierta cifra por sus estudios de post grado. No. Por coherencia, por defender ciertos valores, pero además porque los países centrales superarán el escollo simplemente aumentando sus costos de captación. Siempre será mucho más barato que lo que les cuesta a ellos formar por entero a un profesional médico. Así que esto no se arregla con plata, se arregla, se emparcha con normas claras y obligaciones legales y morales.
Eso si, no hay ley que imponga ciertos principios de solidaridad social, de cumplimiento del espíritu original y básico del mandato de Hipócrates. Lo que me asusta es que el corporativismo médico ya no tienen referencias, no es ni de derecha ni de izquierda, es simplemente corporativismo por encima de todo. Traspasa todas las fronteras.
Vale la pena recordar la pregunta que Brecht se formula en su Galileo Galilei “¿Pero acaso podemos negarnos al pueblo y, al mismo tiempo, ser hombres de ciencia?”.