La delegación uruguaya encabezada por el presidente Mujica volvió encantada de su visita a Brasilia, donde asistió a la asunción de Dilma Rousseff. La flamante presidenta se comprometió a visitar Uruguay en su primera salida al extranjero. El anuncio confirma que, al menos para la presidenta de Brasil, Uruguay sigue siendo un país extranjero, lo que no siempre es reconocido en Itamaraty.
Como sea, Brasil es la octava economía del mundo y nuestro principal socio comercial, por lo que Mujica y su comitiva llevaron sus deseos de éxito a Rousseff y la novedad de que, finalmente, Uruguay cambiará su norma de televisión digital por la brasileño-nipona, lo que parecía de toda lógica. Para el senador nacionalista Sergio Abreu, el gesto uruguayo no es gratis y Brasil deberá pagarlo en algún momento. El asunto es quién le pone plazo y precio al gigante continental. En todo caso, la asimetría entre ambos países es de tal magnitud que la cuenta siempre la tendremos en rojo.
Es cierto que cada tanto, Brasil se acuerda de nosotros nos da unos “beijinhos” que nos llenan de orgullo y sigue comprándonos todo lo que le mandemos. Si Uruguay pusiera segundo piso y duplicara sus exportaciones, Brasil seguiría recibiéndolas sin que ninguna de sus cadenas de supermercados registrara el menor problema logístico.
A propósito, Uruguay superó el record histórico de exportaciones, con un aumento del 23 por ciento durante 2010. Qué país. Uruguay crece por encima de casi todos en la región. Uruguay no deja de captar inversiones. Uruguay sorprende en Brasilia por ser el único país que asiste con una delegación integrada por todos los partidos con representación parlamentaria. Uruguay tiene un presidente admirado en el extranjero por su largo cautiverio y su compromiso con la democracia y el pragmatismo. Uruguay tiene un vicepresidente que causa admiración en el Extremo Oriente. Uruguay cuenta con ex presidentes que dan conferencias por el mundo y ex jerarcas de gobierno que son consultados y contratados por empresas multinacionales. Uruguay recibe a Ron Wood y el Stone se muestra maravillado con Uruguay. Uruguay tiene un goleador admirado en Italia, otro en Holanda y Europa y otro en el mundo entero. ¿Será verdad lo que nos está pasando o nosotros empezamos a creer en nosotros mismos?
Por ahora, celebremos que Dilma y el Pepe se encontraron en Brasilia y se profesaron su admiración mutua. Cosas de antiguos guerrilleros que perdieron una revolución y que, de una manera un poco paradójica, se salieron con la suya.
Mientras vemos a Raúl Castro despedir a medio millón de empleados públicos para evitar que Cuba termine de colapsar, a Brasil convertido en uno de los principales motores del capitalismo del Siglo XXI tras dos períodos del izquierdista Lula, a su sucesora anuncia la profundización del modelo y al gobierno uruguayo abrazado al pragmatismo, debemos celebrar que el encuentro entre Dilma y Pepe no ocurriera cuarenta años atrás.