Lo cierto es que los ministros se encontraron el domingo con las organizaciones locales y departamentales, escucharon sus reclamos -que en esa zona deben ser bastantes-, explicaron sus planes a nivel de esa zona y al otro día se reunió el Consejo de Ministros. Entre otras cosas, se anunciaron futuras sesiones al ritmo de dos por mes en los diversos departamentos.
No es algo novedoso, durante la anterior presidencia de Vázquez y en este segundo mandato ya se había producido este tipo de reuniones.
Pero este era un caso diferente: Pueblo Sequeira está en el departamento que más fue afectado por las recientes inundaciones, Artigas, y el propio pueblo sufrió mucho el impacto de las aguas y sus destrucciones. Convocar una reunión en esa localidad, en ese departamento, era un riesgo.
Y el que decidió asumirlo fue Tabaré Vázquez, de eso nadie tiene dudas. Resolvió que era necesario que el gobierno y él, personalmente, debían dar la cara y afrontar la situación, derivada de una larga historia de postergaciones en ese departamento fronterizo tan particular y del desastre natural reciente producido por las inundaciones.
Artigas, con las trágicas imágenes del barrio Las Láminas, con sus niños desnutridos en medio de la crisis del 2002, fue en cierta manera un símbolo de las injusticias y las postergaciones históricas que vivió durante muchos, muchos años ese departamento. Muchas cosas han cambiado, tanto a nivel productivo, con el cultivo del arroz, de la caña, con la ganadería renovada y con la incipiente base industrial de ALUR y sobre todo con los indicadores sociales.
Comparando con el pasado, los cambios han sido muy importantes. Comparando con otros departamentos, queda muchísimo por hacer. Y hay que hacerlo, por sí solo el departamento no alcanzará el ritmo del resto del país. Y para hacerlo hay que invertir, planificar, ejecutar, hacerlo muy bien y hay que dar la cara, hay que escuchar a la gente.
El estado de la ruta 30 es otro símbolo, de tres cosas. La primera es que el trazado de las rutas realizado hace muchos años era reamente integrador e inteligente: conectar de esa manera Rivera, Artigas y Bella Unión de forma transversal es tener una visión correcta del país.
Segundo, que su estado actual -fruto del desgaste de muchos años- es indefendible e insostenible y, tercero, que no hay desarrollo departamental posible si esa ruta no se reconstruye a nuevo. Por eso, y no solo por comodidad, la gente aplaudió a rabiar cuando se hizo el anuncio. La gente del lugar sabe perfectamente el valor de esa ruta que conecta con la ruta 5, que cruza el Uruguay de norte a sur y llega a la capital, pero que une esas tres importantes ciudades transitando por territorio uruguayo. Conectar la ruta 3 con la 5, como lo hace la ruta 30 es un cambio en todo, en la comodidad de la gente, en el movimiento comercial, en las perspectivas de la zona.
Y los otros anuncios, a nivel del centro de formación docente, de la salud, de la integración del sistema privado y público y de otros anuncios jugaron su papel.
Otro aspecto a destacar fue el papel del intendente blanco Pablo Caram, cuando dijo: "No podemos tener miedo de entendernos y caminar unidos para resolver la estrategia de la gente. Es lo mínimo que nos pide el pueblo que a su vez nos muestra ejemplos contundentes todos los días".
"Saludamos su inquietud, señor presidente, y agradecemos su decisión", dijo y agregó: "valoramos especialmente la actitud de hacerse presente en Artigas para escuchar, responder y asumir los compromisos y, además, esta es una demostración contundente de que no deben existir prejuicios cuando se trata de trabajar juntos en la búsqueda de soluciones".
"Estamos para trabajar juntos codo con codo con ustedes, como lo hacemos habitualmente con el alcalde de Bella Unión y los integrantes de su Consejo", reiteró.
Por otra parte, el intendente recordó a los habitantes de Pueblo Sequeira que el gobierno departamental incorporó al presupuesto quinquenal todo lo que dicho municipio planteó, al igual que los planteos realizados por los municipios de Tomás Gomensoro y Baltasar.
"Lo hacemos porque es nuestro deber y por la sencilla razón de que no podemos hacerle a los demás lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros. Sería imperdonable poner a los ciudadanos de rehenes de las disputas políticas", manifestó Caram.
Es un excelente ejemplo del tipo de relaciones que la gente le exige a los políticos: discutan, disputen, defiendan sus ideas, pero a la hora de gobernar, en este barco estamos todos, aún con roles políticos diferentes y sin renunciar a nuestras identidades.
De estos pequeños grandes gestos del gobierno encabezado por su presidente, del intendente que es de otro partido, de dar la cara en un pequeño pueblo de algo más de 1.100 habitantes para buscar soluciones comunes es que los uruguayos podemos alimentar nuestro permanente apoyo a la democracia y a nuestra identidad nacional.