Daniel Radío
 
Médico de profesión, fue uno de los fundadores del Partido Independiente y es miembro de la Mesa Ejecutiva Nacional. Actualmente es diputado por Canelones.
 
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08.06.2010 16:09

Medio ambiente, desarrollo económico y equidad

El 5 de junio de cada año se celebra a nivel mundial, por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Día del Medio Ambiente y éste es un momento propicio para reflexionar sobre nuestras acciones y convocar y convocarnos a una participación activa en el desarrollo sustentable y en la mejora de nuestro entorno.

Hablar del medio ambiente es hablar de todos aquellos factores y condiciones que enmarcan la actividad y las relaciones humanas en sus aspectos psíquicos, sentimentales, técnicos, económicos y sociales y básicamente incluye dos grandes dimensiones:

- el medio ambiente espacial
- el medio ambiente ecológico y biológico
en las cuales se concentran los asuntos más trascendentes que dicen relación con el deterioro medioambiental:
- la sobrecarga de la biósfera a través de emisiones tóxicas (incluidos el ruido, el calor, las radiaciones y los deshechos) con la consiguiente contaminación del suelo, del agua y del aire, que determinan modificaciones físicas, químicas y biológicas, incluyendo las modificaciones climáticas, la extinción de especies y la directa afectación de la biodiversidad.
- la sobreutilización de recursos renovables y, sobretodo, de aquellos otros no renovables (incluido el paisaje)

La vida de las personas se encuentra condicionada por el ambiente biológico y socio político y consecuentemente, el estado de la naturaleza y de la cultura, son, en definitiva, una traducción de las virtudes y también un veraz reflejo de las limitaciones y de los errores de los seres humanos.

La misión de la política consiste en crear, propiciar, promover y eventualmente asegurar, las precondiciones sociales y ambientales para la realización personal de las mujeres y de los hombres.
El éxito, bien entendido en términos de realización personal de mujeres y de hombres, es un buen termómetro del resultado de esta misión de la política.

Para esto es preciso terminar con las ilusiones que se generan a partir de una discusión que artificialmente enfrenta y genera una falsa alternativa entre crecimiento económico y protección del medio ambiente.

No hay resolución de problemas medioambientales posible si, paralelamente, o mejor dicho simultáneamente, no se consigue mitigar la pobreza, mejorar los niveles de empleo, los salarios, reducir la inflación, controlar el déficit fiscal, etc., porque estos déficits en materia de crecimiento y desarrollo económico, más temprano que tarde terminarán por perjudicar al medio ambiente en tanto ámbito propicio para el desarrollo humano.

En los documentos programáticos del Partido Independiente, se ha señalado que numerosas investigaciones coinciden en señalar el fuerte vínculo entre pobreza y deterioro medioambiental. Probablemente, buena parte de las soluciones, necesariamente imperfectas, que se brinden para mitigar o aun eliminar distintas formas de inequidad, sean al mismo tiempo soluciones, siempre mejorables, para preservar el medio ambiente.

Es tarea de la política convertir esta relación entre desarrollo económico y cuidado medioambiental en un círculo virtuoso.

El mundo, la sociedad humana toda, se descapitaliza toda vez que hay un consumo ilimitado del medio y de sus recursos. Pero además, la explotación inescrupulosa de estos recursos, definitivamente transgrede el principio de solidaridad intergeneracional y podría llevar a enfrentar a la humanidad a un escenario futuro de quiebra ecológica.

La prevención debe entonces, tomar el lugar de la reparación. Renunciar a medidas de protección ambiental implicaría un costo económico que largamente excedería los costos de una adecuada planificación preventiva.

Para esto, la humanidad entera debe dejar de lado el sentido utilitario del medio ambiente. Y esto implica una dimensión ética de la política y de la economía.
La prudencia pero también el realismo, deben ser el Norte de las políticas medioambientales.

Ahora bien, un adecuado cuidado del medio ambiente no se decreta. Es preciso también descontaminar conceptos y no reproducir esquemas. Manifestarse de acuerdo con la protección del medio ambiente no necesariamente implica actuar en concordancia con este precepto.

Sólo la conjunción de una normativa ambiental racional, perseverante y estable, aunada con la voluntad de los empresarios, de los trabajadores, y de las ciudadanas y de los ciudadanos en general, desarrollando conjuntamente los esfuerzos y asumiendo (cada uno en su medida) también los costos, hará posible transformar un eventual futuro de quiebra ecológica, de vaciamiento de recursos y de violentas desigualdades sociales, en un horizonte esperanzador, estimulante para la vida y el progreso social.

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