A menos de cien días de los comicios, tanto el oficialismo como la oposición lo recibieron como un asunto potencialmente impactante. No es de extrañar que su candidato a la vicepresidencia, Raúl Sendic, dijera sin ambages que la conducta de Silva y Tejeira los hacía sentir vergüenza.
Los delitos investigados y otros hechos irregulares fueron denunciados en diversos ámbitos y apuntan a la existencia de una trama de ocultamientos que involucra al menos a los directores y al ex presidente de ASSE. Si algo no pueden alegar es que no estaban al tanto de las denuncias contra Alfredo Silva, puesto que estas derivaron en una investigación administrativa sobre un conjunto de hechos, algunos de apariencia delictiva y otros de manejos impropios de un director de un ente estatal.
El diario El Observador publicó el sábado pasado declaraciones del ex subdirector del Hospital de Mercedes, Pedro Ruíz, quien renunció para no ceder ante las presiones de Silva. "Me hicieron ver más de una vez, que si no le hacía amén a todas las pretensiones de Alfredo Silva y la FFSPO no podía seguir en ASSE. Él tenía amplios poderes para presionar donde fuera y desplazar a los directores díscolos. Como había cosas en las que no estaba de acuerdo, buscaron la forma de enlodarme", dijo Ruíz, un pediatra de filiación socialista.
Si bien Ruíz asegura que esto se interrumpió con la llegada de Beatriz Silva a la presidencia de ASSE, nadie se ha hecho cargo de estas y otras denuncias similares por aprietes y prácticas sindicales mafiosas. La autocrítica de la Federación es cero. Aunque no se le haya comprobado que se apropiara de los dineros públicos, ¿no estamos ante un caso evidente de corrupción?
En un comunicado difundido después de los procesamientos, la FFSP le achacó el procesamiento de Alfredo Silva a la lucha de clases, una majadería que habría escandalizado al propio Marx.
A propósito, Marx creía que en el capitalismo todo es mercancía y definía a esta como cualquier cosa que satisfaga necesidades humanas de cualquier tipo. "La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema", escribió en El Capital.
Sin ir tan lejos, Transparencia Internacional, define la corrupción como "el abuso del poder confiado para el beneficio privado" y afecta a todos los que dependan de "la integridad de las personas que estén en una posición de autoridad".
La mercancía que satisfacía las necesidades de Silva no era el dinero sino el poder. Cualquiera fuera la causa por la que lo anhelaba, la Justicia lo procesó porque en su procura se corrompió, lo que además causó daño a compañeros de su partido y perjudicó a las organizaciones y personas que confiaron en él. El resto de los ciudadanos tenemos derecho a saber cuánto sabían sobre estos hechos en ASSE y en el Ejecutivo y qué hicieron para detenerlos.