Según los datos recientemente revelados por el estudio de opinión pública Latinbárometro el apoyo a la democracia en América Latina cayó por quinto año consecutivo. Uruguay es el país en el que los ciudadanos más confían en las instituciones públicas, sin embargo la credibilidad de los partidos políticos ha caído a cifras históricamente bajas. Sólo uno de cada cuatro uruguayos apoya algún partido político y no es casual que este guarismo se de prácticamente en la mitad del periodo de gobierno.
Una dinámica ya arraigada en la política nacional (que coincide con la continental) es que la generación de estrategias de comunicación sea una consecuencia posterior a la delineación de las políticas que rigen cualquier programa o rumbo de gobierno. Esto va a contrapelo del lugar que ocupa la comunicación para diferentes actividades, principalmente empresariales, en el planeta hoy en día.
Según el antropólogo Néstor García Canclini los individuos "perciben que muchas de las preguntas propias de los ciudadanos -a dónde pertenezco y qué derechos me da, cómo puedo informarme, quién representa mis intereses- se contestan más en el consumo privado de bienes y de los medios masivos que en las reglas abstractas de la democracia o en la participación colectiva en espacios públicos." (García Canclini: 1995).
Los ciudadanos empezaron a buscar en el mercado aquellas respuestas que el Estado no podía brindar. Y el mercado no sólo las da más rápido y de mejor manera sino que además moldea las expectativas de estos ciudadanos, hoy en día más empoderados que nunca, en términos de respuesta en rapidez y calidad de la misma.
Nuevas herramientas tecnológicas son utilizadas por los ciudadanos pero también por agentes del mercado que, a sabiendas de que la comunicación puede transformar las dinámicas de vinculación, están reinventando los mecanismos de varias de las categorías de consumo. La comunicación deja de ser un elemento de ejecución posterior a la delineación de la estrategia de gestión para ser el centro.
Esta realidad en la que los ciudadanos conocen sus aptitudes y las utilizan en su favor, así como necesidad de colocar en el centro a la comunicación en todas las categorías de gestión, hace que la comunicación deba convertirse en una herramienta de la vida política, tanto de gobierno como de oposición. Pero ya no como una mera actividad enunciativa sino como una actitud de escucha, interacción y sobre todo proposición constante.
Los políticos deben utilizar las capacidades de los profesionales en comunicación no sólo para saber qué y cómo decir sino para generar insumos de gestión creados, desarrollados y llevados a cabo desde la comunicación, al servicio de la gestión.
Se puede pensar que esto es sólo una necesidad de los gobiernos, pero lo es también de la oposición que podría encontrar en el desarrollo de programas innovadores nacidos desde las tecnologías de la información, oportunidades de demostrar que defender los derechos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos no requiere excluyentemente estar en el poder.
Companion es una aplicación mobile que permite que los usuarios le soliciten a un amigo, conocido o familiar que les haga compañía virtual en un recorrido urbano determinado, en tiempo real. Un seguimiento del viaje a través del GPS del teléfono y un mapa en línea. Esta app fue creada en la Universidad de Michigan y brinda al ciudadano una herramienta colaborativa de seguridad.
Es un ejemplo de la comunicación aplicada a un problema de gestión: la seguridad. Una idea generada por desarrolladores estadounidenses que bien podría haber sido una herramienta creada por los equipos de comunicación que trabajan en organismos de seguridad de cualquier ciudad o país de Latinoamérica, donde la problemática es muy sensible. Incluso podría haber sido pensada por la oposición, que utilizando a la tecnología como herramienta propositiva podría haber interpelado a los gobiernos en su capacidad de gestión en seguridad pública.
En Uruguay el Ministerio de Salud de Uruguay desarrolló una acción para prevenir el consumo de alcohol en jóvenes en la previa a la entrada de los boliches. El programa Free Pass consistió en una activación en la puerta de las discotecas donde se entregaban entradas gratuitas a todos aquellos jóvenes que registraran una espirometría de 0,0 gramos de alcohol en sangre.
Se trata de la utilización de una tecnología preexistente (los espirómetros) para una nueva utilidad, (evaluar la cantidad de alcohol consumido por los jóvenes) que genera una motivación (no tomar para entrar gratis).
Free Pass agotó todas las entradas, todas las noches en todos los boliches de las distintas ciudades donde fue realizado. Los jóvenes hicieron suya la propuesta aceptando el intercambio de acceder al beneficio de una entrada si no tomaban en la previa. Con el tono adecuado se logró entablar una relación de cercanía y complicidad con un público cada vez más lejano a los gobiernos y al sistema político tradicional según lo constatan los mismos números del Latinbarómetro.
Estos ejemplos son sólo alguna de muchas acciones llevadas adelante por organismos, gobiernos o ciudadanos en los que la comunicación sirve como disciplina de prototipado, creación y proyección de herramientas que aportan a problemas de fondo. Pero además son acciones que involucran directamente al ciudadano quién se integra por encontrar un beneficio concreto e instantáneo.
Este es el idioma que hablan los ciudadanos hoy. Es el idioma que deben integrar los partidos, los gobiernos y sobre todo los individuos que los dirigen.
Para que las organizaciones de la política cambien también debe cambiar el lugar que se le da a la comunicación y a los comunicadores.
Los políticos necesitan fortalecer su imagen y la de la democracia. Para eso deben reconstruir los vínculos con los ciudadanos, pensando en ellos durante los cinco años que están en el gobierno o en la oposición. En la comunicación encontrarán un aliado cada vez que la planifiquen y ejecuten de manera central y propositiva.
Así debe ser encarada la actividad política para recobrar cercanía y credibilidad, porque los electores son efímeros y los ciudadanos infinitos.
* Latinobarómetro es un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 20.000 entrevistas en 18 países de América Latina representando a más de 600 millones de habitantes.
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