Nos estamos acercando a la definición del candidato del Frente Amplio para la Intendencia de Montevideo. Se están cumpliendo los pasos establecidos por las normas de la coalición de izquierda.
Hay algunas posiciones que son unánimes: hay un programa único y todos manifiestan su disposición a elegir un candidato único para las elecciones de mayo. Pero para todos el significado de la palabra único no es el mismo.
¿Por qué tanto énfasis en lograr un acuerdo que permita que el FA lleve a un solo candidato en la capital? ¿Hay peligro de perder las elecciones? Contestar a esta última pregunta con un rotundo no, es una estupidez. Desde el momento que se convoca a la gente a votar y elegir, hay tendencias, probabilidades, pero nadie puede ser tan soberbio y despreciativo de la gente afirmando que se gana de cualquier manera.
Elegir un candidato de cualquier manera es insultar a la gente, es creer que la devoción y el compromiso está por encima de cualquier otra cosa, incluso por encima de la capacidad de razonar, de comparar y de elegir libremente.
Es cierto, la izquierda gobierna desde hace 20 años y nadie nos regaló nada. Elección tras elección fuimos creciendo, ininterrumpidamente. En 1989 ganamos con el 34% de los votos y en la del 2005 rozamos el 60%. Algo debemos haber hecho bien para que los ciudadanos nos renueven su confianza. Y tenemos amplias posibilidades de ganar nuevamente estas elecciones municipales. El problema es como y por cuanto.
La razón principal para que todos pretendamos un candidato único es que al inicio de un nuevo gobierno nacional, la elección en Montevideo es una prueba para todos y tiene un alto contenido político nacional. No sería bueno iniciar con una disputa electoral interna que no comenzó de la mejor manera y comienza a escorarse todavía más.
Nadie puede decir que los principios comienzan del otro lado de los límites de Montevideo, donde presentamos más de un candidato, se trata exclusivamente de un tema político. Importante.
Por ello es comprensible que los máximos dirigentes del Frente Amplio y del futuro gobierno hagan los máximos esfuerzos para tratar de unificar criterios. De eso se trata. La izquierda tiene excelentes candidatos, gente que en su trayectoria pueden acreditar valores, experiencia y conocimientos muy importantes. Ese es un enorme capital político y humano.
Lo que se definen son criterios políticos. ¿Cómo elegir el mejor candidato para ganar las elecciones y para gobernar y para fortalecer la práctica unitaria del FA? Tenemos 20 años de experiencia de gobierno y casi 40 de FA, tenemos que demostrarla.
Por ello la importancia de la candidatura única. Ahora no todos entienden de la misma manera este concepto. Esa definición no puede complementarse con otra resolución muy tajante: candidato único pero que sea el de mi partido o fuerza política. Es una forma muy particular de trabajar por el candidato único. Por ese camino vamos mal.
Hay gente que cuando se habla de un mínimo respeto por los equilibrios y la representatividad de los sectores del Frente Amplio se horrorizan e invocan al Olimpo. José Mujica, presidente electo ha demostrado moverse con inteligencia y con ponderación en estos temas.
Designó un elenco ministerial que trata de reflejar dos conceptos: proporcionalidad, equilibrio, reconocimiento al papel político de las diversas fuerzas y eso es unidad, y eso es sano para el país y el Frente que necesitan coherencia e impulsos y por otro lado capacidades que le pueden dar buenos resultados en carteras clave. Pero además declaró en su audición que él había asumido la responsabilidad de solicitarle a Ricardo Ehrlich que no se presentara a la reelección para permitir un recambio en la titularidad del palacio de ladrillos.
Y el criterio que manejó Mujica, no fue de respeto y cariños personales, sino estrictamente político: asegurar el equilibrio dentro del Frente Amplio. Y los puristas que consideran que eso es una herejía, porque primero hay una larga lista de otras prioridades, no deben olvidar que el Frente Amplio nació, vivió, sobrevivió a pruebas muy duras, incluso de división y ganó grandes espacios, entre otras cosas por ese respeto por los equilibrios. Así que no se trata de invocar a voz en cuello la unidad cuando truena del otro lado de los Andes y olvidarse cual fue el camino concreto que recorrimos aquí en Uruguay. Paso a paso.
Mujica fue todavía más explicito: hay fuerzas políticas del Frente Amplio que ocuparon posiciones muy importantes al frente de la IMM y en otras instancias del Estado y otras que han sido postergadas y no se ha respetado un criterio de equilibrio. Habla públicamente de temas que se discuten en los corredores y corrillos pero que no salen a la luz.
Hay sólo dos agrupamientos que nunca ocuparon la titularidad de la IMM. El Frente Líber Seregni, en especial Asamblea Uruguay, y la 1001. Esa es la realidad.
Otra de las realidades es que Asamblea Uruguay fue en 1994 la primera fuerza electoral del FA en Montevideo, y a partir de allí fue siempre la segunda fuerza electoral. Esto se repitió tanto como AU y mucho más como Frente Líber Seregni, sólo superada por el MPP. Sin embargo en la composición del gobierno municipal este peso político nunca le fue reconocido.
A mí hablar de cargos no me resulta muy cómodo, pero al final no se puede discutir de política como si se tratara del catecismo. Las posiciones de poder al servicio de un proyecto político y sobre todo de la gente siempre están presentes. Y todos consideramos que estamos sirviendo a la ciudad o al país.
El argumento de que algunos grupos tienen notoriamente un número mucho más alto de cargos que la proporción de sus votos porque tienen cuadros, suena totalmente insuficiente. Todos tenemos dirigentes y cuadros y los promovemos. Es absolutamente lícito.
Ahora, si otro de los principales conceptos a tener en cuenta no es el de los votos ¿cuál es el otro? ¿El de las estructuras, el de los cuadros y capacidades, el de la predestinación? ¿Cuál sería el criterio?
Hay compañeros que proponen convocar una consulta electoral previa e interna. Ese podría ser un camino, aunque no parece fácil a esta altura que las estructuras acepten su desaparición en la definición de este tema. Además parece difícil lograr por este mecanismo presentar los candidatos antes del 1 de marzo como establece la ley.
Lo cierto es que si los grupos políticos que representan más del 65% de los votos del Frente Amplio (MPP – FLS) apoyan un candidato en Montevideo, y en las bases esta proporción cambia radicalmente, no cabría preguntarse ¿no hay algo que ajustar? Es obvio que los grupos decidieron su apoyo a nivel de sus propias estructuras y direcciones y eso no puede considerarse un acuerdo de “cúpula”, de lo contrario nada podría funcionar. No hay nada mejor para matar a la política que hacer “basismo”, de esa manera por lo absurdo funciona la pirámide más encumbrada posible.
Hay un concepto no establecido en ningún estatuto, pero que forma parte de la práctica histórica del Frente Amplio, la generosidad, el sacrificar posiciones para asegurar consensos, esa palabra que parece haber pasado de moda, pero que es uno de los pilares de la construcción y la existencia del FA. Sin generosidad y desprendimiento no hubiera existido y sobrevivido el FA.
El problema de la generosidad es que es fácil proclamarla y exigirla a otros y muy difícil practicarla con constancia. Porque de eso se trata de la constancia. Y para encontrar un candidato único habrá que ser generosos y desprendidos. No hay duda que en un razonamiento de fuerzas y apoyos electorales, hay un candidato que tiene el más amplio respaldo, más del 65% de los votantes de octubre (1) y ese es Carlos Varela.
Terminada esta instancia y considerando las propias elecciones de octubre y noviembre habrá que preguntarse y con mucha seriedad si la estructura actual del FA es adecuada para el nuevo momento político. Es muy peligroso quedar atrapados entre tres tensiones permanentes: por un lado las redes, los militantes sin estructura que son cada día más y más activos, los grupos políticos y sus apoyos electorales y las propias estructuras de base. En algún momento esas tensiones pueden explotar. Seamos previsores y sabios.
Tenemos que cambiar entre todos, pero tenemos que cambiar porque esta situación de rigidez compromete cosas muy importantes, cuando nos sirve o cuando nos va mal en las votaciones, el problema es de fondo y debemos afrontarlo, a menos que queramos salvar al FA simplemente gritando: ¡unidad!
(1) Resultados de las elecciones de octubre del 2009
TOTAL DEL FRENTE AMPLIO EN MONTEVIDEO 522.205 votos
52.16% DEL TOTAL DE VOTOS DEL DEPARTAMENTO 929.324 votos
MPP 185.629 35.5%
FLS 154.531 (1) 29.5% 65.0%
90 PS 75.726 14.6%
CAPL 33.742 6.5%
1001 27.083 5.2%
VA 21.140 4.1%
5005 12.865 2.5%
Otros 11.589 2.1%
(1) Se descontaron los (988) votos de la lista 642