Sus jerarcas aseguran además que no tienen "más norte que el sur". Claro que no se trata de un capricho geográfico sino de una vieja metáfora tercermundista. Confiar en las noticias que nos mande un canal financiado por Castro, Chávez y Kirchner es como creer que Al Capone va a dejar de evadir impuestos si lo ponemos al frente de la DGI.
Frecuentemente atiendo llamadas de televidentes desairados por cosas que digo u omito. No dejo de sorprenderme con qué convicción se me ubica entre los operadores periodísticos del gobierno, tanto como entre sus más acérrimos opositores.
Para unos, los medios de comunicación están en manos de periodistas de izquierda que sirven a los intereses del actual gobierno. Para otros, forman parte de un plan imperialista, burgués o de derecha. O las tres cosas a la vez.
¿Cómo es posible semejante divergencia frente al mismo estímulo? ¿Estamos ante un plan hegemónico? En ese caso, ¿de derecha o de izquierda? Los que sí tenían un discurso único eran los medios en los regímenes comunistas; sin embargo, cuando les llegó la hora de la verdad se desvanecieron en el aire como todo lo que es sólido, para decirlo en términos "marxianos".
Queda saber por qué el presidente Vázquez autoriza la participación del Estado uruguayo en Telesur, cuando sus últimas reflexiones sobre los medios de comunicación lo ubican en las antípodas. Si es cierto que su administración no promoverá "verdades oficiales", si es verdad que podemos contar "con el gobierno nacional y con la Presidencia de la República" para defender la libertad de información, debería ponerse del lado de los periodistas cubanos perseguidos y encarcelados, de los periodistas venezolanos hostigados y amenazados, de los periodistas argentinos desplazados de la publicidad estatal y amenazados con procesos judiciales por decir lo que al gobierno no le conviene que se diga. Todo ello como consecuencia del celo que sienten sus socios de Telesur por las verdades oficiales.
Asociarse con los verdugos sólo puede hipotecar el prestigio del Uruguay y de su gobierno. Lo del millón de dólares que costará la farra, es lo de menos.
"Suertempila".