CYBERTARIO. POR GERARDO SOTELO

Tras varios años de distanciamiento, Vázquez y Astori celebraron el año pasado un "matrimonio por conveniencia", alentado por el general Seregni. Como el viejo conductor vislumbraba el potencial de la hipotética pareja, concibió la idea de un liderazgo compartido entre el político y el economista. Sun Tzu afirmaba que "el general que comprende como emplear las tropas, es el árbitro del destino de la nación", pero como nadie en el gobierno puede ocupar el lugar de Seregni, las complejas personalidades de los jerarcas han vuelto a jugar una mala pasada.

El ministro de Economía hizo sentir el peso de su figura y le ganó la pulseada al presidente. El asunto es a qué precio. Hasta ahora, Astori contaba con el respaldo de Vázquez para los temas más controversiales. Además, el presidente había dado muestras de un pragmatismo que lo acercaba más a su concepción política y económica que a las de otros caciques y ministros frentistas. Esa etapa parece haber llegado a su fin.

La disputa entre Vázquez y Astori estaba insinuada en los enfrentamientos internos del oficialismo, una tensión con componentes ideológicos y éticos. ¿Qué hacer cuando las promesas electorales chocan con la realidad? ¿Faltar a los compromisos? ¿Reconocer públicamente el error? ¿Y qué pasa cuando del otro lado queden sectores aliados, como los sindicatos? Hasta ahora las disputas entre "compañeros" se han zanjado sin mayores contratiempos pero con una argumentación pobre, una legitimidad cuestionada y una acumulación de cuentas a cobrar.

¿Podrá el tandem Vázquez/Astori volver a pedalear con normalidad? Todo matrimonio por conveniencia se sustenta en la convicción de que la alternativa a ese pacto sería peor. El presidente sabe que un gabinete sin Astori vislumbra una perspectiva sombría, sobre todo con una economía enlentecida y vacilante. El ministro sabe que una salida prematura del gabinete le hará pagar altísimos costos políticos, tanto si todo va mejor como si va peor. Ambos tienen razones muy fuertes para encontrar un camino de retorno que les permita seguir liderando juntos este proceso político. Después de todo, juntos nos metieron en esto.

Suertempila