Contenido creado por María Noel Dominguez
Cybertario

Vuelva al casillero uno

CYBERTARIO: LANATA DESPEDIDO

Dos semanas atrás, el conductor argentino había tenido un aviso: la promoción del programa sobre Paco Casal salió una vez al aire y fue levantada. Una semana después, su investigación sobre el presunto enriquecimiento ilícito de Milka Barbato habría convencido a las autoridades de La Tele de que era mejor rescindir el contrato.

16.05.2005

Lectura: 6'

2005-05-16T00:00:00-03:00
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Según el canal el problema es económico: un salario inusualmente alto que no fue correspondido con el rating y la facturación. Así quedó establecido en el acuerdo de rescisión que firmó Lanata. ¿Estamos ante un nuevo caso de amordazamiento por presiones o simplemente ante un mal negocio? ¿O ante ambas cosas?

"Terreno resbaladizo/Pierde un turno"

Lanata no tuvo un buen desembarco en Uruguay. Tras un frustrante pasaje por el canal de Fasano, su llegada a La Tele levantó reacciones encontradas. Algunos lamentaron que ese espacio fuera ocupado por un "extranjero". Olvidaban la generosidad con que Argentina ha recibido a Víctor Hugo Morales, China Zorrilla, Enzo Francescoli, Osvaldo Laport o Natalia Oreiro. Por no hablar de Julio Sosa y Walter Gómez. Otros celebramos su llegada. No era un depredador que venía a quitarnos lo nuestro; era una voz nueva, un poco de aire fresco, un colega de renombre que podía ampliar el horizonte profesional con sus puntos de vista y su estilo personal. Al tiempo que se ampliaría la oferta periodística en televisión, se crearían unos cuantos puestos de trabajo. Sus diatribas contra los periodistas uruguayos no sorprendieron a nadie. Es que Lanata tenía objetivos altos. Venía a desbancarle el liderazgo a Zona Urbana y, de paso, enseñarnos a hacer periodismo. Pero algo no salió bien.

"Zona despejada/Avanza dos casilleros"

El comienzo de Lanata.uy no pudo ser más auspicioso. El presidente Vázquez, eternamente esquivo con los periodistas televisivos menos dóciles, le dio a Lanata un changüí inestimable. Aunque el 1º. de marzo había elegido una camioneta Mahindra en apoyo a la industria nacional, el presidente cambió el criterio para otorgar su primera entrevista presidencial. El caballo del comisario sería argentino, y viceversa. Así vimos al presidente progresista con el conductor progresista. Todos felices.

De ahí en más, Lanata.uy languideció durante algunas semanas, hasta que comenzó el escrache de figuras de la administración colorada como Granucci y Hackembruch, con plato de ñoquis incluido. Si bien el rating levantó, todavía resultaba insuficiente para un salario como el de Lanata. También para su trayectoria y su elevada autoestima. La estrella argentina estaba perdiendo con un par de programas hechos por periodistas orientales, amordazados y provincianos. Hasta que llegaron los casos de Casal y Barbato. Entonces el canal interpuso sus diferencias económicas. Too much.

"Cruzan escolares/Pierde otro turno"

Si algo no pueden alegar las autoridades de La Tele es que desconocían qué tipo de periodismo hacía Lanata. Tampoco cuánto le iban a pagarle por su esfuerzo. Aún así, los ánimos se caldearon tras la investigación sobre Casal. Según el equipo de producción, se le envió a la dirección del canal un "plan de trabajo" que incluía la lista de nombres que ocuparían la sección "Intocables". Entre ellos estaban el presidente de AUF, Eugenio Figueredo, su vice Juan Pedro Damiani, el expdiputado Julio Luis Sanguinetti, el empresario de la salud Oscar Magurno y el exdictador y patrón de pastoreo Gregorio Conrado Alvarez. Todos estos habrían sido vetados. ¡Incluyendo al Goyo!

"Barrera levantada/Tira de nuevo"

Lo que no queda claro en este contexto es por qué Lanata firmó un acuerdo de rescisión que responsabiliza a su productora por el fin del programa. El acuerdo dice que la productora no ha logrado obtener auspiciante alguno, por lo que se le hace imposible continuar produciendo a déficit el citado programa. En el numeral siguiente, ambas partes reconocen que han surgido diferencias económicas que imposibilitan su continuación. Jorge Lanata estampó su conformidad al pie. No parece la rescisión que firmaría un periodista afectado en sus principios.

El argumento ofrecido por Lanata a sus periodistas es que, de no firmarse ese acuerdo, ellos no cobrarían sus salarios. Sin embargo, no queda claro por qué debió firmar la rescisión el viernes pasado, más allá de la salida al aire del programa. ¿Por qué no negoció otro acuerdo que salvara el salario de sus colaboradores y no arrojara sospechas sobre su condición de censurado? ¿Recibió un incentivo por la rescisión o se fue con las manos vacías? Son preguntas relevantes, cuyas respuestas aún no conocemos.

"Su auto se sale de la pista/Vuelva al casillero uno"

Sea como fuere, los "llamados" a la realidad terminaron con Lanata.uy, justo cuando parecía que los medios comprendían cómo se debe proceder con los contenidos periodísticos. En un mercado abierto y transparente, los medios periodísticos no viven de vender publicidad sino confianza. El principal patrimonio de los medios periodísticos es su confiabilidad, no su cartera de clientes. Un cliente perdido se puede sustituir por otro con relativa facilidad. En cambio, recuperar la confianza del público es un camino muy tortuoso y de final incierto. Por eso, los periodistas cuidamos mejor el negocio cuando somos fieles con el público, no con los socios o los amigos políticos de nuestros empleadores.

¿Quién va a confiar en un medio que levanta un programa bajo la sombra de presiones empresariales y políticas? ¿Quién va a creer en sus argumentos financieros después de las denuncias contra Casal y Barbato? Pero el affaire Lanata involucra además a quienes compartimos la escena periodística televisiva. ¿Por qué no sospechar que nosotros también trabajamos bajo presiones? Si las razones fueron las llamadas, la decisión es gravísima. Si las razones fueron financieras, la decisión es inoportuna. El resultado es igualmente negativo.

La suspicacia es hija de la opacidad, de la falta de transparencia. Cuando la sociedad sospecha de sus actores públicos (sean estos políticos, periodistas empresarios del deporte o medios de comunicación) la salud cívica se resiente. Ceder a presiones en una sociedad abierta y competitiva, es una apuesta a corto plazo. En Uruguay, el rating podrá subir o bajar; en un país con ciudadanos exigentes, se desplomaría. Lo mismo las acciones del canal. Y las de sus periodistas. Y las de los periodistas de la competencia. Y las de la democracia. Con el despido de Lanata todos sentimos que podemos volver al casillero uno. Una porción del público se quedó sin su programa favorito. Un grupo de colegas se quedó sin trabajo. Una voz fue silenciada. Todos perdimos.

Suertempila

Gerardo Sotelo