Contenido creado por Seguridad_Administrador
Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Ancap: nadie quiere pagar la fiesta

En los días finales de la actuación de la Comisión Investigadora y con las comparecencias de Raúl Sendic y el actual Directorio de ANCAP, junto al fuego cruzado de Mujica y Astori, se ha puesto en el centro de la escena la cuestión sobre quién es el responsable de la catástrofe.

18.12.2015 10:45

Lectura: 4'

2015-12-18T10:45:00-03:00
Compartir en

La cuestión para el Frente Amplio ya no es la defensa de la indefendible gestión de ANCAP, ahora la cuestión está centrada en establecer quién tiene la culpa de lo ocurrido.

Por un lado, Sendic, el Directorio de ANCAP y Mujica pretenden trasladar la responsabilidad al equipo económico. Por su parte, Astori, Lorenzo y el Frente Líber Seregni han resuelto que esta vez no se "comerán el garrón" que se comieron entero cuando el desastre anterior, el de PLUNA obviamente.

Porque a esta altura nadie puede dudar que el desastre de PLUNA que se concentró en la responsabilidad de dirigentes del FLS, tuvo en José Mujica al principal responsable de todo ese "desaguisado". Por eso ahora, que la gestión de ANCAP fue responsabilidad de Sendic y su entorno, con el apoyo y respaldo del propio Mujica, el astorismo no acepta que le pasen, al menos, la mitad de la factura.

La historia de "los costos no reconocidos" no resulta para nada creíble. Es un relato construido "ex post", a la hora de buscar explicar el desastre. De hecho, el Directorio de ANCAP no ha presentado una sola prueba documental de que haya reclamado al MEF por esos supuestos costos que se pretenden convertir en la "clave" de las pérdidas. Es más, cuando recorremos los discursos de las autoridades de ANCAP, este tema apenas aparece lateralmente y ni siquiera se formula como un reclamo.

Pero, además, la eventual existencia de costos no reconocidos no exonera la responsabilidad de quienes gestionaron ANCAP, puesto que en el mismo período en que sufrían "el injusto no reconocimiento de sus costos" seguían gastando y despilfarrando a placer. Entonces su responsabilidad por los catastróficos resultados de la gestión que tendremos que pagar todos los uruguayos sigue siendo de quienes tenían a su cargo la conducción de la empresa.

Lo que pasa es que durante todos estos años se gastó sin límite. Es un insulto a la inteligencia que se reclame por costos no reconocidos al mismo tiempo que en esos años se aumentaron los gastos en publicidad hasta alcanzar los 10 millones de dólares anuales o que se aumente en un 35% los pagos en honorarios y consultorías, o que las inversiones se disparen al doble o triple de lo planificado, o que se pague publicidad a radios cerradas, o que no se controlen las contrataciones que hacía la agencia de publicidad, o que se pague una fiesta a precio exorbitante.

Todo eso es lo que "tozudamente" queda en pie acusando sin atenuantes a los que fundieron irresponsablemente a ANCAP.

Es un record mundial difícilmente igualable que la empresa más grande del país que opera en régimen de monopolio en casi todos sus rubros, en el momento de mayor crecimiento económico de la historia, con cifras record de facturación en la venta de combustible, sin grandes dificultades internacionales y con un precio del dólar bajo, SE FUNDA!!!

Y todavía hay que escuchar a sus autoridades (actuales y anteriores) sacándose toda responsabilidad, tirando la culpa para aquí y para allá.

Lo que queda firme como una roca es que todos los uruguayos tenemos que pagar esta grandiosa fiesta vergonzosa que, además, se usó para impulsar carreras políticas.

Lo que está en la "tapa del libro" es que si el país va a poner todo ese dinero para realizar el "salvataje" de ANCAP, es obvio que las autoridades que condujeron la empresa al desastre no pueden quedarse ni un minuto más.

Lo que es obvio es que la capitalización de ANCAP debe ir de la mano de un serio y profundo proceso de cambios estructurales de la empresa y cambios en la normativa que regula y controla a las empresas públicas para evitar que estas cosas se repitan.

Mientras tanto, el ex presidente de la República seguirá intentando licuar su responsabilidad, como lo hizo en otras ocasiones. Mientras tanto, el actual Vicepresidente seguirá declarando que la culpa es del Ministerio de Economía. Mientras tanto el actual presidente de ANCAP, que demoró más de siete meses en tomar medidas cuando la empresa se caía a pedazos, seguirá reivindicando una permanencia en el cargo que suena, a todas luces, ridícula.

Esto sin hablar de las graves irregularidades constatadas que completan un cuadro patético.