Para mí, como para todos, la sorpresa de la semifinal Alemania - Brasil superó todo lo imaginable.

Brasil - Holanda


El pasado fin de semana Brasil y Holanda se enfrentaron por el tercer puesto.


Siempre miro el partido por el tercer puesto y me hago la misma pregunta: ¿por qué se juega?, ¿a quién interesa?, ¿qué importa?: para cada equipo que no llega a la final, el Campeonato Mundial termina cuando queda eliminado...


Después de ver durante tantos años estos partidos, pienso que las únicas veces que vi entusiasmo entre los involucrados fue en Italia 90 y en Sudáfrica 2010, donde Inglaterra y Uruguay, respectivamente, festejaron con entusiasmo sus cuartos puestos.


Pero, por más que a mí y a mucha gente estos partidos nos parezcan irrelevantes, se siguen jugando...


Esta vez Brasil, herido por la goleada ante Alemania, trató de recuperarse en algo contra Holanda. No lo consiguió.


Scolari hizo varios cambios para el inicio del partido y los reglamentarios en el mismo. Lo que vimos nos mostró algo que ya sabíamos: el equipo titular de Brasil llegó a cierto rendimiento apoyado en una sólida defensa y en el entusiasmo y la fe y sólo por eso.


Muchos criticaron a Scolari por no hacer cambios cuando empezó la debacle contra Alemania. Espero que hayan comprobado que con cada cambio que hiciera la situación sería peor: que Brasil tenía un solo delantero de buen nivel y era Neymar y los demás eran sólo figurantes. El Campeonato lo perdieron Scolari y su Comisión Técnica en la convocatoria.


El sábado, como para recordarnos que Brasil tiene muy buenos jugadores, que no fueron citados, en la final vimos cómo Kaka se paseaba por Maracaná...


Brasil trató y no pudo.


Holanda tenía mucho miedo de perder ese partido, pero pudo y ganó el tercer lugar.
Todo con pena y muy poca gloria.

 

Alemania - Argentina


Pienso que, dentro de la pobreza técnica que tuvo el Mundial Brasil 2014, era la final razonable.
Se planteó un partido parecido al de la semifinal Argentina- Holanda.


Ambos equipos se defendieron bien y, cuando lograban la pelota, generalmente hacían una interminable cantidad de pases, sin conseguir casi nunca penetrar la defensa contraria, siempre bien plantada.


Argentina resolvió dejarle el campo a Alemania tratando de aprovechar algún contragolpe, mientras se defendía firmemente basándose en una línea de cuatro replegada y, por delante de ella, cómo líbero, un Mascherano que, de nuevo, fue su figura descollante.


Un poco más adelante, una línea de tres con Biglia, Pérez y Lavezzi y, adelante, Messi e Higuaín, donde Lavezzi se desdobló varias veces yendo al ataque.


Alemania no tuvo opción y debió ir al ataque franco y, entonces, no pudo jugar en 25 o 30 metros, como se siente más cómoda y cómo lo hizo hasta los cuartos de final.


Era básicamente, un partido en que se movía mucho la pelota, pero no se creaban verdaderas jugadas de peligro.


Dentro de esta situación, sobre el final del primer tiempo, Argentina creó más peligro.
En el intervalo hubo un cambio importante: salió Lavezzi y entró Agüero.


En el momento todos pensamos que el cambio se produjo porque Lavezzi no podía más. Después Sabella aclaró que puso a Agüero para tener más potencia ofensiva. No lo logró...


De a poco el partido se fue haciendo más y más gris. El 0 a0 parecía inevitable ya antes de finalizar el tiempo reglamentario.


Alemania ganó con un gol cuando faltaban 7 minutos para terminar el alargue ¡y ganó bien!
¿Por qué? En una final de Campeonato del Mundo, de la manera súper conservadora que se juega hoy, y dada la carencia casi total de jugadores habilidosos para superar defensas muy cerradas, son muy pocas las oportunidades de gol que se producen.


El que desaprovecha oportunidades pierde.


Alemania tuvo, en los 120 minutos del partido, una oportunidad de gol y lo convirtió.


Argentina tuvo tres, una comprometida de Messi que, aunque marcado, remató sesgado y la pelota se fue afuera por poco.


Una clara de Palacio que, en vez de patear con fuerza y hacer el gol de su vida, de hecho, le alcanzó la pelota al golero alemán.


Una increíble de Higuaín, cuando la defensa alemana cometió un gran error y lo dejó solo frente al golero con tiempo y espacio y él, pateó de primera, sin mirar el arco y afuera...


Tres cosas más se me ocurren:


La primera:
¡Felicitaciones a Alemania, legítimo Campeón del Mundo!


La segunda:
¿qué hacer con el fútbol?

Es inevitable que el fútbol seguirá siendo ultra defensivo en un futuro próximo (ultradefensivo pero con "mucha posesión de la pelota").
¿Seguiremos glorificando a los jugadores proclives a los pases "seguros", irrelevantes, que nunca abren defensas o apostaremos más por los habilidosos y los que tienen claro que sólo los goles son importantes?


La tercera:
Espero que Brasil no concluya que todo está mal.
Que comprenda que lo que está mal es "europeizar" el fútbol brasileño.
Estoy seguro que, pronto, Brasil volverá a ser la gran potencia de siempre... ¡jugando fútbol genuinamente brasileño!