Es un ícono de la cultura nacional del momento, y lo ha conquistado a furor de pueblo. Es duro entrarle al tema. Además mi hermano Giorgio es un fan convencido, viajó con ellos al exterior y es un propagandista entusiasta. Reconozco que estoy un poco atrasado en carnaval, pero el viernes vi entera la presentación de la Catalina por televisión.
Verlo por televisión tiene ventajas y desventajas. No se pierde un solo detalle, escuché perfectamente y en sus matices las letras y la música y por otro lado se pierde el calor popular, los aplausos y el entusiasmo en la gente.
Una aclaración necesaria: no soy muy partidario de hablar de expresiones artísticas desde un sesgo político, es caminar al borde de cosas muy delicadas. Me arriesgaré. También es cierto que cuando se unen el carnaval, la política, la cultura, la sátira y se alcanza las cumbres de la popularidad es natural que surja la crítica. No es justo que las críticas sean enseguida atribuidas a una supuesta costumbre uruguaya de emprenderla contra todo lo que emerge. Cuando se emerge se está sometido a la crítica. Así funciona.
El primer cuplé, “Civilización” es realmente bueno, sutil, lleno de ideas y de contradicciones y logra expresar un sentimiento muy extendido en el mundo y en nuestra sociedad de grandes insatisfacciones y sobre todo dudas sobre el curso de nuestra civilización. Es una especie de “Cambalache” más amplio y menos lineal. Nos quedamos prendidos del televisor comentando.
De allí para adelante la cosa cambia. Comencemos por los Charrúas. El cuplé es parte de una historia atormentada que los uruguayos tenemos con los primitivos habitantes de estas tierras. A veces son nuestros, otras ajenos, unas son heroicos y patrióticos y otras barbarie y atraso. Hace poco leí de uno de los principales dirigentes políticos de este país, una referencia también muy despreciativa sobre los Charrúas.
Está claro que aquí se trata de sátira, de humor, pero nadie puede sustraerse al contenido. ¿Qué culpa tienen los Charrúas que recién habían alcanzado niveles bajos de desarrollo si les cayó encima la colonización española, una oleada de vacas, de ovejas y de caballos muy procreadores, las alambradas, luego guerras de todo tipo y al final Don Frutos?
Montevideo es la capital de América que sufrió el embate de más extranjeros con ansias conquistadoras. Los españoles que la fundaron, los ingleses, los portugueses, los brasileños y los porteños. Y hay un mérito que debemos reconocerle a los Charrúas, además de ser fieros, guerreros e irreductibles, nunca se aliaron contra los criollos nativos, como sucedió con otras etnias en varias partes de América. Pelearon con Artigas, con Rivera y siempre estuvieron de “este” lado. No será muy civilizado y moderno, pero es importante. El cuplé tiene partes muy cómicas, como cuando habla de la armadura de Solís como un “medio tanque” con patas, pero en general no me gustó, deforma la realidad y es implacable con la historia y con los Charrúas.
No voy a seguir cuplé por culpé porque no soy ni un especialista, ni ese es el motivo de esta nota, es una mirada general sobre un fenómeno que durante varias semanas de carnaval y luego a lo largo de año impacta de manera directa en nuestra cultura y en nuestro estado de ánimo.
En general no me conmovió, la crítica a Mujica me pareció totalmente zarpada, como si tuvieran que justificar su apoyo anterior y su aporte al triunfo. Para todo hay ciertos límites y no vale lo que se dijo el año pasado o en la campaña pasada, sigue habiendo un límite. Es tan ácida la crítica que al final nos hace quedar a todos los que votamos a Mujica como despistados totales. Y digo esto a pesar de que uno de los pasajes del cuplé es favorable a mi visión política dentro del FA y al candidato que yo apoyé. No me gusta mirar esas cosas por el agujero de una cerradura.
El humor y la crítica mordaz y satírica es el alma del carnaval, como lo es la emoción y llegarle al corazón de la gente. El mensaje general de este año de la Catalina, es de un pesimismo que excede la media nacional. Cosa bastante difícil por cierto.
Ni los punky son hoy una tribu importante en el Uruguay, ni las ciudades son ese decálogo interminable de tragedias donde solo vale la pena conseguir un rinconcito para irse a morir en sus brazos.
Son buenos, tienen un nivel musical y coral excelente, piensan y hacen pensar pero se les fue la moto del pesimismo, se adentran en la espesura de un matorral donde todo es demasiado oscuro. No hay de donde agarrarse.