Contenido creado por Inés Nogueiras
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ANCAP: entre profesionales y políticos

ANCAP: entre profesionales y políticos

El presidente Tabaré Vázquez acaba de designar a la ingeniera química Marta Jara como presidenta de ANCAP. Unos estamos contentos y le abrimos una carta de crédito, a otros no hay nada que les venga bien y gritan a los cuatro vientos y otros refunfuñan en los rincones y en los medios.

23.02.2016

Lectura: 6'

2016-02-23T00:15:00-03:00
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Algunos líderes de la oposición protestan y patalean, cuando días antes reclamaban un profesional al frente del ente, pero... desconocido, y si fuera de ellos, mejor. Muy bien y con sentido nacional la senadora Verónica Alonso.

Yo me incluyo entre los primeros, apoyo con algunas observaciones. Jara es una profesional con una vasta e importante experiencia en el sector petrolero y, que yo sepa, ANCAP es en primer lugar una empresa petrolera y ella, además de desempeñar cargos importantes fuera del país en el sector del petróleo y los combustibles, últimamente ocupó la gerencia general de Gas Sayago. En este último caso no se puede decir que el resultado haya sido muy bueno. Hay que ver de quiénes fueron las responsabilidades y analizarlas a la luz de su nuevo papel en ANCAP.

¿Qué necesita ANCAP? No hay que ser por cierto un lince de la dirección empresarial para opinar, alcanza con ver los balances, los cuatro informes de la comisión investigadora y tener una pizca de experiencia e inteligencia para darse cuenta de que necesita cambios profundos, estructurales y constantes.

El objetivo es claro: detener la sangría (pérdidas) de recursos financieros y económicos de la principal empresa del país, hacerla cumplir sus principales objetivos de ofrecerle al Uruguay los combustibles necesarios para su funcionamiento, con la mejor calidad, a los costos más competitivos posibles y disponer de una visión estratégica sobre las tendencias nacionales, regionales e internacionales en el sector energético de los hidrocarburos. Todo eso en un mundo muy turbulento, como no sucedía desde hace muchos años en ese sector clave de la economía mundial. En esta nueva situación se combinan factores políticos, económicos y de estrategias geopolíticas muy complejas. Y lograr estos objetivos en el menor tiempo posible; no son posibles los frenazos violentos en una caída a esta velocidad.

Este es también un momento de la energía muy particular para Uruguay. Ya no es mi vieja y querida margarita sin una gota de combustible fósil, con una matriz energética dependiente de la meteorología y de las plegarias. Buscamos petróleo o gas on shore y off shore, tendríamos que disponer de una planta regasificadora, bien pensada, bien ejecutada y de fuerte impacto en el sector productivo nacional y en el medio ambiente, y ya hemos cambiado en los últimos diez años la matriz energética. Tenemos un nuevo marco energético nacional.

Leí el currículo de la ingeniera Marta Jara y seguí todo el proceso de la Planta Regasificadora. Es una profesional de primer nivel, con experiencia en el sector de hidrocarburos de empresas de gran porte y conoce el Uruguay a través de un proyecto muy malo originalmente, lleno de agujeros y problemas.
No voy a abundar en mis serios reparos en la estructura original de las obras y del proyecto en su conjunto. Era construir un castillo sin disponer de puertas de salida ni de llaves y ver sobre la marcha si los cimientos eran los correctos...

Un proyecto de gran importancia estratégica, donde las modalidades, los plazos, el supuesto modelo de negocios estaba hecho muy mal y sin considerar el tema clave: el comprador del gas licuado sobrante de esa planta, que en el mejor de los casos superaba los 5 a 6 millones de m³ diarios, no estaba resuelto, ni siquiera rozado, y había y hay un único comprador posible: Argentina.

De ese diseño equivocado, con un modelo constructivo equivocado, con socios equivocados con los que teníamos un viejo contencioso como Gaz de France, aquí y en la región (Rosario, Argentina) no tiene responsabilidad Marta Jara, es más, salimos bastante bien, sin perder dinero.

Y esa será precisamente su principal prueba ácida, si logrará imponer criterios técnicos profesionales en la gestión ante las presiones internas y externas.

Externas, porque en la izquierda hay algunos, muchos, que consideran que ANCAP tiene que ser una especie de súper agencia de desarrollo territorial al costo que sea necesario, aun al altísimo costo de fundirse y otros consideran que no es de todos los uruguayos, sino de los funcionarios y de los más de 140 gerentes y jefes del ente y sus innumerables privilegios y barbaridades.

Si cualquiera de esas presiones se impone, tendremos nuevos problemas, cada día más graves. Nadie, ni una maga, logrará frenar en pocos meses el desbarranque comercial, económico y financiero de ANCAP, hará falta un proceso. Ya veremos los números del balance del año 2015...

La otra prueba ácida es de quién dependerá la gestión de Jara: si lo hace de la Presidencia de la República, tendrá éxito, si se sumerge en tensiones y presiones ministeriales, sectoriales y gerenciales varias, va directo al precipicio.

Una prueba específica será sin duda su relación con la estructura interna, hay un grupo de gerentes y jefes de ANCAP, enquistados hace muchos años, que han superado jocosamente los diferentes directorios y que tienen directa relación con las peores enfermedades de la empresa: compras de crudos y refinados, recepción de esos combustibles, logística, división petróleo, portland, servicios generales. Son parte central del problema y nunca serán una solución. Si se utilizan los mecanismos tradicionales de la administración pública, los sufriremos durante muchos meses y hasta años. Y no tenemos tiempo ni plata para seguir perdiendo.

El otro frente es el sindical, si seguimos confundiendo una empresa de todos los uruguayos con una empresa de sus empleados, iremos también al bombo. Ejemplos sobran, el más claro el hotel flotante 5 estrellas Ki yororo con decenas de huéspedes y muchos otros ejemplos, como el aumento exponencial de los costos operativos.
Una última ventaja de la ingeniera química Marta Jara es que no se conoce en su horizonte aspiraciones a candidatearse a ningún cargo electivo, su máximo éxito es una gestión con buenos resultados en todos los frentes. Y ese sería el mejor resultado para todos los uruguayos y para este gobierno. Además probaremos nuevamente una verdad inexorable, los buenos políticos y gobernantes son los que eligen a los mejores para cada uno de los puestos y no los aparentemente más fieles.