No termina una racha de desorden, convulsiones y problemas en el Frente Amplio, que alguien inicia otra ventolera. Ya es vocación por el desastre. Los blancos y los colorados ya tienen agotada su capacidad de asombro por tanta burrada y no saben ya cómo festejar.
Creo que no todos los dirigentes, los que algo tenemos que ver con el Frente Amplio, hacemos un auténtico examen de conciencia, o nuestro mentor será el almirante Márquez con su famoso aporte sobre el borde del precipicio. Estamos dando varios pasos hacia delante.
El presidente de la República en varias ocasiones dijo y reafirmó, con argumentos muy fuertes, que no aceptaría la reelección. ¿Lo recuerdan? El jueves lo reafirmó por enésima vez. Un grupo de dirigentes, de militantes y de simpatizantes frenteamplistas y ciudadanos de variado origen juntan firmas para la reelección. Problema de ellos. Tienen todo el derecho, y el que se ponga nervioso, es su problema. Yo por ejemplo no firmo y lo he dicho: yo no presiono a mi compañero presidente con firmas.
Un diputado de la 609, que no se caracteriza por cierto por ideas muy geniales, amenaza con llevar ante no sé qué tribunal del FA a los que promueven la junta de firmas por la reelección, sin consultar a la orgánica del FA. Yo cada vez que veo este tipo de persecutores que utilizan los aparatos para perseguir ideas, tiemblo. Más de rabia que de otra cosa.
¿Por qué no se le ocurrió a Semproni pedir comisión de disciplina - o como se llame -, para un senador del oficialismo que cuando el país afronta tensiones y disputas serias con un gobierno vecino, se reúne - sin consultar a la orgánica - con el matrimonio K? Y lo hace cuando todo el Uruguay y la inmensa mayoría del FA está detrás del presidente de la República en este conflicto. ¿Vio que alguien criticara y saliera con un palo a golpear al senador, al estilo de alguna de las cosas que se escucharon en estas horas de parte de su grupo? ¿Cree que todos somos mudos o tontos? ¿O en realidad, somos responsables?
En Trinidad el presidente dio su opinión sobre diversos temas políticos relacionados. No insultó a nadie, no utilizó adjetivos. Se podrá estar de acuerdo, medio de acuerdo o en total desacuerdo. Lo que es una barbaridad -que nos amargó a todos los frenteamplistas y creo que a un sector mucho más amplio de los uruguayos-, son los insultos, las comparaciones y las desproporciones que dijo el compañero Fernández Huidobro, que en general es político, medido y muy cuidadoso en las relaciones con otros compañeros del FA. Se le fue la moto.
Se le fue la moto sobre un tema fundamental. Él y Mujica interpretaron libremente y por su cuenta que Tabaré Vázquez había aceptado ser reelegido. Yo espero que ahora, con un mínimo de espíritu frenteamplista, reconozcan que especularon y se equivocaron. A menos que consideren que con su agresión lograron torcerle la mano al presidente. Lo que ya sería mucho más grave.
Una reflexión básica: si ese es el nivel de debate que vamos a inaugurar en el Frente, no ya con el presidente de la República, sino entre compañeros, es bueno avisar con tiempo, así todos nos preparamos para las peores consecuencias y para un final seguro. Los uruguayos tenemos muchos defectos, pero todos tenemos una base de dignidad política y personal que no queremos que se manosee. Y esto fue un gran manoseo.
Y conste que me llevo bien con Fernández Huidobro y que lo he demostrado públicamente apoyando algunas de sus buenas e inteligentes propuestas. Pero lo reitero, el otro día se le fue la moto. Y feo.
Si este es el clima en el que vamos al Congreso y a unas eventuales elecciones internas en junio, yo creo que todos los actores lo tienen que pensar muy bien, porque el nivel de ferocidad que puede alcanzar el debate puede ser destructivo de algo mucho más importante que el propio triunfo de la izquierda, destructivo de la unidad y la convivencia entre nosotros. Cuando se abren ciertas porteras después no hay quien las cierre.
Vázquez le reafirma a un grupo de legisladores del FA (609), que se habían reunido para discutir sobre la Reforma de la Educación, que no ha cambiado de opinión sobre la reelección en ningún momento: no será candidato. Y empieza la danza nuevamente de los politólogos y los periodistas y de algunos dirigentes. Parece que le reclaman que haga una declaración jurada ante escribano público y deposite una cifra como caución.
¿En todo este cruce feroz ustedes escucharon alguna diferencia de carácter programático, algún debate sobre los problemas del país, alguna propuesta? Nada. El gobierno sigue gobernando y cambiando, con muy buenos resultados y nuevos impulsos y lo que explota y se incendia es la disputa por cargos, por posiciones y nada más.
Yo cuando veo este tipo de cosas – que no forman parte de la historia de la izquierda – hecho mano al terror. Esa no es nuestra historia. Ni cuando elegimos a Seregni como presidente y candidato en 1971, ni cuando elegimos a Vázquez como candidato a la IMM que no era ni de cerca del partido mayoritario del FA, pero fue un aporte esencial para ganar la Intendencia y para recomponer las heridas de la división; ni cuando elegimos a Astori como candidato al senado encabezando todas las listas y la pagó – y todos lo sabíamos – la 1001; ni cuando Seregni en otro de sus gestos de desprendimiento e inteligencia política y siendo el candidato natural a la presidencia propuso a Vázquez en 1994; ni cuando en 1999 fue el propio Vázquez que promovió que si había dos candidaturas a la presidencia hubiera libertad para presentar las dos candidaturas en las elecciones internas; o cuando Vázquez eligió mucho antes de las elecciones del 2004 a Danilo Astori como ministro de Economía. ¿Lo recordamos?
Habrán cambiado muchas cosas - la principal y más peligrosa es que estamos en el gobierno - pero el poder no debe cambiar nuestros reflejos condicionados. Primero está el país, la continuidad del cambio y luego, muy luego, los intereses personales y de grupo. Y a mí me asustan algunos grupos que tienen una avidez que mete miedo.
Les ha gustado demasiado el poder o quieren imponer su hegemonía a toda costa. Y no se trata de uno sólo, hay varios. Incluso por encima de sus propios dirigentes. Si esas actitudes de imponer posiciones triunfan en el FA, adiós FA. Así de simple, así de duro. La grandeza y la generosidad fue parte esencial de la línea de acumulación de fuerzas. Y que nadie se olvide que en el FA las mayorías vienen y van...Y lo que siempre ha quedado es el FA.
Como todo este entrevero no alcanza y el apetito es generalizado, en lugar de considerar lo que la ciudadanía expresa de manera terminante: que tenemos las tres figuras con más prestigio y apoyo del país, nos dedicamos a inventar nuevos nombres que no figuran ni cerca en ninguna encuesta, ni en una posibilidad seria de disputar la presidencia. En el único lugar que figuran es en apego al poder de otro senador para su partido, que además menudo favor le hace al compañero que propone, que es joven y lleno de porvenir.
Me pregunto: ¿Habrá que proponer que los que pintan carteles y pegan murales proponiendo candidatos que no se han discutido en la orgánica, vayan al tribunal de disciplina? ¿Qué dice Semproni?
Mientras tanto el mundo sigue andando. Los uruguayos están bastante ajenos a estos juegos de palacio, se divierten o se aburren de tanto ballet electoral, los blancos y colorados festejan y se ríen socarronamente (ellos tiene amplia experiencia de estas peleas palaciegas suicidas) y todos nos preguntamos: ¿y las ideas, y las propuestas, y el futuro del país?
Estamos logrando cambiar el famoso dicho, a río revuelto... ganancia de los pescadores que están en la otra orilla, la orilla rosada.