Sin embargo, nunca se vio en la práctica aplicada con la perfección de la presidenta argentina, Cristina Fernández, en su entrevista con Jorge Rial. El resultado de la primera parte, que se difundió ayer, fue tan contundente que debería figurar en los manuales de periodismo y entrenamiento para voceros, aunque por razones opuestas.
El ciclo había sido inaugurado por un periodista afín al gobierno argentino en lo que constituye un cambio de estrategia vinculado al descalabro electoral del kirchnerismo. No hay manera de saber si la mandataria y sus asesores habían resuelto hablar todo el tiempo de Néstor Kirchner, independientemente de cuáles fueran las preguntas del experimentado Jorge Rial, pero lo cierto es que lo lograron. La técnica de Kissinger es sencilla una vez aprendida pero no puede resultar evidente. Oficiando de doble anfitriona (la entrevista se realizó en la residencia de Olivos y la registró un equipo técnico y de producción de la Presidencia), Cristina Fernández se las ingenió para salirse con la suya.
La entrevista arrancó con una pregunta sobre las polémicas calzas presidenciales, que derivó en un ditirambo sobre una obra pública "monumental" del peronismo, recientemente recuperada, y sobre una presunta maniobra distractiva de "los diarios" para ocultarla. Y ya que estaban en la picota Clarín y La Nación, el entrevistador le preguntó si creía que querían impedir que terminara su mandato, un centro para que Cristina Fernández cabeceara al ángulo. "De Clarín y Magnetto creo cualquier cosa", descerrajó la presidenta.
Según Fernández, el apoyo de algunos medios a la movilización de las gremiales del agro en 2008 fue "un intento destituyente", un plan siniestro para retrogradar a la Argentina a la década del noventa y al neoliberalismo menemista. El menemismo fue apoyado calurosamente por Néstor y Cristina pero ese detalle y la presunción de un golpe fallido, no fue tenido en cuenta por el entrevistador para repreguntar.
El momento culminante llegó cuando la mandataria aseguró, sin que se le moviera un gramo de botox, que en Argentina no había cepo sobre el dólar. Ni repregunta ni una mísera interjección de asombro ni nada de nada.
Jorge Rial, un periodista de larga trayectoria y especialista en darle giros dramáticos a las entrevistas, la rescató incluso del llanto en lugar de permitírselo, lo que la habría sacado del personaje, rescatando de paso su entrevista. En cambio, el experimentado entrevistador le dio tiempo para que se recompusiera y todo volvió a quedar bajo su control.
La entrevista es un arte que se ensaya y se aprende. Parte del éxito consiste en no ceder a las múltiples formas de condicionamiento (directo o indirecto, impuesto o autoimpuesto) que suelen plantear los personajes con poder. Rial sabe de esto más de lo que la mayoría supone pero esta vez, todo salió mal.
Gerardo Sotelo
A domicilio
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"¿Tienen algunas preguntas para mis respuestas?". La máxima es atribuida al ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, y refleja su dominio sobre los periodistas y su estrategia frente a las ruedas de prensa.
02.10.2013
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