La gran mayoría de los que hoy vivimos y podemos leer esta y otras notas no habíamos nacido hace 70 años, ni que hablar de tener recuerdos. Pero los longevos que recuerdan ese día, lo tienen seguramente grabado en la memoria, fue un 2 de febrero de 1943.
Ese día se rindió el Mariscal de campo Friedrich von Paulus, jefe del 6to ejército nazi y de las tropas coaligadas de Italia, Hungría, Rumania y Croacia. Con él se entregaron 91.000 prisioneros entre soldados y oficiales de todos los rangos, incluyendo 24 generales.
Fue al cabo de la batalla con más muertos de toda la historia de la humanidad. Duró más de 200 días, y se calcula que entre militares nazi-fascistas y soviéticos y civiles soviéticos murieron más de 3 millones de personas. Pero Stalingrado no es recordada principalmente por esas cifras de horror sino por un hecho fundamental: porque fue el inicio de la derrota del eje nazi fascista encabezado por la Alemania de Hitler.
Con motivo de este aniversario, tanto en Rusia por parte de sus autoridades en la hoy llamada ciudad de Volgogrado como en todo el mundo, se recuerda el hecho y han aparecido artículos y análisis sobre esta batalla, sus características, la estrategia utilizada por el Ejercito Rojo para frenar a los nazis, luego cercarlos y derrotarlos. Desde el punto de vista de la ciencia militar, es un hecho ineludible en el estudio y el análisis en todo el mundo. Yo voy a aportar una mirada desde otro ángulo.
El mundo ha cambiado radicalmente en sólo 70 años. Una pequeña fracción de la historia humana - el nazi fascismo- fue derrotado militarmente en toda la línea y el régimen que prometía mil años de dominio nazi y ario en todo el planeta es una pesadilla superada. Nos han quedado las imágenes de sus horrores, en cuya cima absoluta están los campos de exterminio, el holocausto (la Shoa) contra el pueblo judío, pero también las masacres de eslavos, de gitanos, de homosexuales, de opositores al régimen. Es sin duda alguna uno de los periodos más oscuros de la historia.
También 45 años después la URSS cayó bajo el peso de un muro que dividía el mundo.
Pero debemos recordar Stalingrado porque nadie puede prever a ciencia cierta que hubiera sucedido si los planes de Hitler de conquistar la ciudad, llegar al Volga y ocupar los campos petroleros del Cáucaso se hubieran cumplido, cuál hubiera sido el final de la guerra. Hay momentos de viraje y ese fue uno clave de toda la 2da Guerra Mundial.
Ya los planes nazis de ocupar Moscú en su guerra relámpago y a solo 7 meses de la invasión iniciada el 22 de junio de 1941 habían fracaso, pero una derrota soviética en Stalingrado hubiera sido una tragedia para toda la humanidad y por muchos, muchos años. ¿Cuántos? Nadie puede decirlo seriamente.
La historia no está predeterminada y esa batalla es un ejemplo de esta afirmación. En varios momentos las tropas nazis-fascistas estuvieron a punto de quebrar la resistencia, de conquistar la ciudad y llegar al Volga, y la gran historia, la que marca los momentos de viraje dependió, sí, de generales y sus estrategias, del alto mando y sus reservas, pero llegado el momento todo se jugaba a nivel de esos soldados enterrados en la nieve y los escombros y que contuvieron decenas de ofensivas, que los frenaron, los hicieron retroceder y murieron combatiendo por cada palmo de su tierra y de sus ideas.
Los años, la caída de los muros y de paradigmas, los ríos de tinta y de interpretaciones sobre el motivo de la derrota nazi podrán enturbiar muchas cosas, pero hay algo que deberíamos recordar: el heroísmo de esos cientos de miles de soldados que sabían que detrás de ellos estaba la estepa, su estepa, su Volga, su Patria y combatieron heroicamente. No deberíamos olvidarlo.
En esa batalla se destacó la visión estratégica del alto mando soviético, de Georgy Zhukov, de Aleksandr Vasilevsky, de Vasily Chuikov, otros generales o de comisarios políticos como Nikita Jruchov, que recién después de esa batalla volvieron a lucir galones en sus uniformes que habían sido abolidos en los tiempos de la guerra civil y de la revolución. Pero hay un aspecto central de toda esa batalla que fue la actitud de los soldados rojos de aferrarse a su tierra. Sin eso nada hubiera sido posible.
Sin esa obstinada actitud de resistencia hasta el fin, no se hubieran podido concentrar varias divisiones en los flancos del 6to ejercito alemán y frente a las tropas de sus aliados, Italia y Hungría y que le permitieron al ejercito soviético romper el frente, penetrar en profundidad detrás de las líneas enemigas y cercar a más de 120 mil hombres, de los cuales 91.000 cayeron prisioneros.
Stalingrado fue el inicio del fin de Hitler, fue la primera gran batalla perdida, luego del contraataque de diciembre del 41 en Moscú y a partir de allí el avance soviético fue incontenible hasta reconquistar todo el territorio de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, los países bálticos y penetrar en Polonia, Rumania, Bulgaria, República Checa, Austria y finalmente en Alemania, hasta la caída de Berlín.
Los nazis proclamaban la superioridad de su industria bélica, de sus tradiciones guerreras, de sus generales, de su tecnología y sobre todo de su raza. Stalingrado fue la derrota absoluta de todos esos delirios y el inicio del fin del 3er Reich (el imperio) que pretendían imponer por mil años.
Por un instante imaginemos el horror del mundo ante una victoria nazi, no sólo en Europa, sino en sus sueños de dominar el planeta. Proyectemos sus campos de exterminio, su mentalidad, su fanatismo, su ideología, su cultura de pompa y su culto a la muerte. Y si nos hacemos una pálida imagen de lo que hubiera sucedido, podemos valorar la importancia de la victoria de Stalingrado. Los que vivieron esa época, seguramente lo recuerdan.
Y el nazismo que estaba en el poder en Alemania desde 1933 o el fascismo desde 1922 en Italia no fueron un rapto de locura, fueron una ideología, una forma trágica de mirar el mundo, las relaciones internacionales y sobre todo a los seres humanos.
Pero como se trata de una ciudad que llevó el nombre de José Stalin, y uno de los mitos más terribles es que el papel fundamental que Stalin jugó en la derrota de los nazis, constituye una suerte de justificación última de sus crímenes, me permito esta cita:
"El poder acumulado en las manos de una persona, Stalin, condujo a serios errores de nefastas consecuencias durante la gran guerra patriótica."
Cuando vemos muchas de nuestras películas, leemos muchas de nuestras novelas y estudios históricos y científicos, la labor de Stalin en la guerra patriótica aparece como algo enteramente inverosímil. Stalin lo había previsto todo. El ejército soviético, basándose en planes estratégicos preparados mucho antes por Stalin, y utilizando tácticas denominadas de "defensa activa", es decir, tácticas que permitieron a los alemanes llegar hasta Moscú y Stalingrado, gracias al genio de Stalin, quebró la ofensiva y subyugó al enemigo. La victoria épica lograda por el poderío armado de la tierra soviética, por el heroísmo de su pueblo, se atribuye enteramente en estas novelas, películas y estudios científicos al genio estratégico de Stalin
"Debemos analizar este asunto con cuidado, porque tiene inmenso alcance desde el punto de vista no sólo histórico, sino también político, educativo y práctico."
"Durante y después de la guerra, Stalin adelantó la tesis de que la tragedia que nuestra nación vivió en la primera parte de la guerra era consecuencia de que Alemania atacó inesperadamente a la Unión Soviética. Pero, camaradas, esto no es verdad. Tan pronto como Hitler llegó al poder en Alemania, se asignó a sí mismo la tarea de liquidar al comunismo. Los fascistas confesaban esto abiertamente y ellos no escondieron sus planes. Con el objeto de obtener esta finalidad agresiva, Hitler creó toda suerte de pactos y bloques, tales como el famoso Eje Berlín-Roma-Tokio. Muchos hechos anteriores a la guerra demuestran que Hitler tenía la intención de lanzarse contra la Unión Soviética, y que había concentrado grandes unidades armadas como también cuerpos blindados cerca de la frontera soviética."
"Documentos que se han publicado, demuestran que el 3 de abril de 1941, Churchill, a través de su embajador en la URSS, Cripps, advirtió personalmente a Stalin que Hitler estaba reagrupando sus fuerzas armadas con el objeto de atacar a la Unión Soviética. Es evidente que Churchill no hizo esto debido a que abrigaba un sentimiento de amistad hacia la Unión Soviética. Tenía muy presentes sus miras imperialistas, a las cuales convenía una sangrienta guerra entre Alemania y la URSS para así fortalecer al Imperio británico. No obstante, Churchill afirmaba en su nota que deseaba prevenir a Stalin y llamarle la atención respecto al peligro que le amenazaba. Churchill hizo hincapié repetidas veces en esto, tanto en sus despachos del 18 de abril como en los de los días siguientes. Pero Stalin no hizo caso de estas advertencias; más aún dio órdenes de que no se atribuyera importancia a esta clase de información para no provocar la iniciación de operaciones militares. Debemos reafirmar que informaciones de este tipo respecto a concentraciones alemanas destinadas a invadir el territorio soviético llegaban también a través de nuestros servicios militares y diplomáticos. No obstante, puesto que nuestros líderes estaban preparados para no aceptar esas informaciones, ese tipo de noticias se enviaba con temor y se valoraba con reserva"
"A pesar de estos avisos extremadamente serios, no se tomaron las medidas necesarias para preparar debidamente al país para su defensa o para prevenir que se le tomara de sorpresa. ¿Contábamos con el tiempo y con la capacidad para prepararnos? Sí, tuvimos tiempo y teníamos capacidad. Nuestra industria había ya logrado un desarrollo tal, que era capaz de proveer totalmente al Ejército soviético. Esto lo prueba el hecho de que aunque durante la guerra perdimos casi la mitad de nuestra industria, e importantes zonas industriales y productoras de alimentos, como resultado de la ocupación de Ucrania, del Cáucaso del Norte y de otras partes occidentales del país, la nación soviética pudo aún organizar su producción de equipo militar en las regiones orientales y proveer a nuestras fuerzas armadas con todo lo necesario para destruir al enemigo. Si se hubiese movilizado nuestra industria debidamente y a tiempo para que proveyese al Ejército con el material necesario, nuestras pérdidas de guerra habrían sido decididamente inferiores. Esa movilización no se comenzó, sin embargo, cuando se debía. Y ya en los primeros días de la guerra se hizo obvio que nuestro Ejército estaba mal equipado, que no teníamos suficiente artillería, tanques o aviones"
"Al estallar la guerra no teníamos siquiera el suficiente número de fusiles para equipar a los movilizados. Recuerdo que en esos días llamé de Kiev al camarada Malenkov y le dije: «El pueblo se ha presentado voluntariamente con el objeto de ingresar en el nuevo ejército y pide armas. Ud. debe enviarme armas". Malenkov, entonces miembro del Consejo Interior de Guerra, me contestó: "No podemos enviarle armas; estamos enviando todos nuestros fusiles a Leningrado y tendrán que armarse ustedes mismos."
"Cuando los ejércitos fascistas invadieron el territorio soviético y comenzaron las operaciones militares, Moscú emitió una orden, en virtud de la cual se prohibía contestar al fuego alemán. ¿Por qué? Porque Stalin seguía convencido, a pesar de los hechos, de que la guerra no había aún comenzado, y que esto era sólo una acción de provocación de parte de diversas secciones indisciplinadas del ejército alemán, y que nuestra reacción podría ser causa de que los alemanes comenzaran la guerra"
"Lo siguiente también es bien conocido. La víspera de la invasión del territorio de la Unión Soviético por el ejército de Hitler, cierto ciudadano alemán cruzó nuestra frontera y declaró que los ejércitos alemanes habían recibido órdenes de iniciar la ofensiva contra la Unión Soviética en la noche del 22 de junio a las 3 de la mañana. Stalin fue informado al respecto inmediatamente, pero aun esta advertencia fue ignorada por él.
Como se ve, todo se ignoró: las advertencias de ciertos comandantes de ejército, las declaraciones de desertores del ejército del enemigo y aun la abierta hostilidad del enemigo. ¿Es éste un ejemplo de lo alerta que estaba el jefe del Partido en un momento histórico particularmente significativo?"
Este no es un artículo del imperialismo o de la reacción, internacional es un trozo, pequeño del Informe de Nikita Khrushchev, secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, al XX Congreso del PCUS, el 25 de febrero de 1956.
Esto sin contar el fusilamiento durante las purgas de 1937 de los mariscales de la Unión Soviética Mijaíl Tujachevski (el creador del concepto de la guerra relámpago y móvil), Aleksandr Yegórov, Vasily Blyukher, es decir 3 de los cinco mariscales con que contaba la URSS, 13 de los 15 generales de ejércitos, 8 de los 9 almirantes, 50 de los 57 generales de los cuerpos de ejército, 154 de los 186 generales de división, todos los comisarios del ejército y 25 de los 28 comisarios de los cuerpos de ejército, de la Unión Soviética fueron juzgados y condenados.
Es parte de esa trágica ironía de la historia que una batalla decisiva para la derrota nazi esté asociada a Stalin. La victoria fue a pesar de Stalin.
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