2013 la catástrofe educativa debería ser a prioridad

En efecto, la emergencia de nuevos problemas o asuntos en la agenda pública han llevado en los últimos meses a desplazar el tema educativo del centro de las preocupaciones nacionales.

Sin embargo, las noticias negativas no han dejado de surgir y son cada vez más preocupantes. La presentación del Anuario 2011 de Educación mostró el aumento de los porcentajes de repetición en la educación primaria y secundaria y un gravísimo nivel de deserción de la enseñanza media.

No hay que olvidar que nuestro país ya desde hace años se ubica en los últimos lugares dentro de América Latina en el porcentaje de jóvenes que egresan de la educación media. Solo uno de cada tres terminan secundaria, mientras que la mayoría de los países latinoamericanos superan el 50%.

La situación es trágica, se trata de una catástrofe extrema que no se puede disimular ni esconder. Se trata de uno de los fracasos más graves de nuestra historia moderna. Sin embargo, sugestivamente, ninguna de las autoridades de ANEP estuvieron presentes en el acto de presentación del Anuario que organizó el Ministerio de Educación. Seguramente para evitar las ineludibles preguntas de la prensa.

Durante décadas el partido que hoy está en el gobierno sostuvo que los problemas de la educación se debían a la falta de recursos presupuestales. Sin embargo, desde que el Frente Amplio llegó al gobierno multiplicó las asignaciones presupuestales a la educación, alcanzando el 4,5% de un PBI que creció a muy elevadas tasas, por lo que la disposición de recursos para la educación fue extremadamente importante.

Sin embargo, la situación es aun más grave porque ahora ni siquiera se puede decir que es un problema de falta de recursos. Nunca el país gastó tanto en educación y nunca la educación estuvo peor.

Parece imposible creer que la conducción educativa sea tan ineficiente e incapaz que no pueda mejorar ningún indicador de la educación en forma aunque sea mínima.

Parece imposible creer que, otra vez, igual que en los años anteriores, se repitan los mismos errores y la misma imprevisión. Otra vez Secundaria postergó la elección de horas para febrero y, por tanto, también afectó (igual que el año pasado) la fecha de comienzo de las clases. Otra vez Secundaria anuncia que no estarán todas las obras de refacción prontas por lo que habrá nuevamente un cierto número de liceos que no estarán en condiciones a la fecha del comienzo de clases.

Es indignante que así sea, porque denota una incapacidad muy profunda para cambiar las cosas.

2012 fue el año de la frustración educativa. Comenzó con un acuerdo multipartidario que el gobierno no pudo o no supo cumplir, por lo que el respaldo multipartidario se desvaneció rápidamente.

El final del 2012 mostró nuevamente los peores resultados y el fracaso de la conducción educativa. Pero, ¿eso significa que haya que esperar resignadamente al próximo gobierno?

Parecería suicida hacerlo, puesto que en el transcurrir de esos tiempos hay generaciones de adolescentes y jóvenes que están sufriendo los lamentables resultados de una educación que ha perdido calidad y que no prepara adecuadamente a las nuevas generaciones para la inserción en el mundo.

El gobierno sabe de la grave crisis por la que atraviesa la educación pero hasta ahora no ha tomado las decisiones necesarias para cambiar la realidad. ¿Lo hará en estos dos años que quedan? Si así fuera, estaremos dispuestos a acompañar o reconocer aquellos cambios que ocurran.

Sin embargo, lamentablemente, no somos optimistas al respecto porque hemos visto la incapacidad del gobierno para enfrentar las consecuencias y los conflictos que esos cambios pueden producir entre gente de su mismo origen partidario.