Tiene como misión la regulación y el control de las actividades referidas a las telecomunicaciones, entendidas como toda transmisión o recepción de signos, señales, escritos, imágenes, sonidos o informaciones de cualquier naturaleza por hilo, radioelectricidad, medios ópticos y otros sistemas electromagnéticos y, asimismo, las referidas a la admisión, procesamiento, transporte y distribución de correspondencia realizada por operadores postales.
Objetivos establecidos legalmente para el cumplimiento de las actividades de comunicaciones reguladas por URSEC:
-Extensión y universalización del acceso a los servicios que ellas implican.
-Fomento del nivel óptimo de inversión para la prestación de los servicios en las condiciones que fije la regulación sectorial.
-Adecuada protección de los derechos de los usuarios y consumidores.
-Promoción de la libre competencia en la prestación, sin perjuicio de los monopolios y exclusividades legalmente dispuestos.
-Prestación igualitaria, con regularidad, continuidad y calidad de los servicios.
-Libre elección por los usuarios entre los diversos prestadores, a base de información clara y veraz.
-Aplicación de tarifas que reflejan los costos económicos, en cuanto correspondiere.
De su página web: https://www.ursec.gub.uy/inicio/institucional/la-institucion/
Disculpen por la aburrida descripción.
Todos hemos asistido en estos últimos meses al debate sobre la Ley de Medios Audiovisuales, aprobada por el Parlamento e impugnada ante la Suprema Corte de Justicia por diversas instituciones. El Gobierno nacional espera el pronunciamiento hasta por un plazo de seis meses para promulgar su reglamentación.
Debe ser una de las leyes más debatidas de los últimos 10 años. No pienso argumentar sobre el tema; ya llegará el momento cuando conozcamos la reglamentación, que es tan importante como la ley misma.
Me voy a referir a dos episodios que son de directa responsabilidad de la URSEC actual, sin necesidad de ninguna ley. Simplemente al cumplimiento de su responsabilidad.
Los invito a un ejercicio muy simple: a medir cuánto duran las tandas publicitarias en los canales privados de televisión en el horario central, y podrán comprobar que en realidad el programa en cuestión, cuanta más audiencia tiene, aumenta la violación flagrante de un límite razonable para saturarnos de publicidad. El negocio ante todo, incluso a costa de violar las normas. No puede ser que haya emisiones televisivas en las que las tandas superan generosamente la duración del espacio dedicado al propio programa. Comprueben ustedes mismos esta aberración.
¿La URSEC no tiene la mínima responsabilidad de proteger a los espectadores de la cantidad desproporcionada que recibimos de publicidad en los canales privados de TV en Montevideo? Si esa responsabilidad es del Espíritu Santo, me retracto de inmediato. De lo contrario, les reclamo, les exijo que hagan algo. Que cumplan su función.
Y este caso es el menos importante. Voy a referir a una noticia que pasaron en el informativo central de Telenoche. Casualmente esa tarde estaba mi nieto conmigo. Tiene 9 años. La nota era una filmación de un niño en Tailandia que se enredaba con una cometa gigante, caía desde 20 metros de altura y se mataba. Morbo puro. Obviamente mi nieto quedó impactado y llorando. No es fácil ver la filmación de un niño que muere en un accidente y no conmoverse.
¿Nadie tiene que controlar ese tipo de barbaridades? ¿Hace falta una ley, un decreto supremo para que a las 19 y 30 horas, fuera de toda protección, se exhiba una filmación de ese tipo? ¿Qué hace la URSEC? Duerme.
Y estos son solo dos ejemplos. No voy a referirme a los programas de chimentos argentinos con lo peor de lo peor que se pasa en horarios de la tarde y muchas otras cosas.
Con ley o sin ley, ¿no tendríamos que exigir a las autoridades que tengan un mínimo de sensibilidad para proteger al público de una avalancha diaria, permanente e ilegal de publicidad comercial y en los informativos que el morbo quede excluido? Sin censura, por pura sensibilidad...
Sé perfectamente que con esta nota no me estoy ganando amigos, pero como las sufrí en primera persona y como existe un organismo del Estado que tiene directa responsabilidad, me pareció obligatorio exponerlo públicamente.