No se asusten tanto, todavía. No volvieron a la casa de gobierno de Montevideo. Horacio Cartes el polémico empresario derechista de Paraguay ganó las elecciones y volverá al Palacio López en Asunción, como Presidente de la República. Paraguay está mucho más cerca de lo que algunos imaginan.
Con el 45.8% de los votos, Cartes triunfó sobre la fórmula Efrain Alegre –Rafael Fillizola que obtuvo el 36.94% de los votos. Una ventaja de 8.86%. Los otros tres grupos que en las elecciones anteriores apoyaron a la candidatura de Fernando Lugo, obtuvieron sumados el 9.36% de la votación. Sumados podían haber derrotado a Cartes.
El candidato del Frente Guazú, Aníbal Carrillo, impulsado por Fernando Lugo, obtuvo 3.32% de los votos, mientras que Mario Ferreiro, el candidato original del Frente Guazú y al que el sagaz Lugo le bajó el pulgar, sacó 5.88% de los votos.
Ahora es tarde y solo se puede llorar sobre la leche derramada y tratar de sacar algunas conclusiones. Primarias.
La fórmula Alegre-Filizzola, que estaba integrada por dos de los ministros de más apoyo y prestigio del gobierno de Lugo, expulsados por el entonces presidente por no apoyar su reelección, son una alianza entre el histórico partido Liberal (de centro) y el progresista Rafael Filizzola. Eran la única opción para frenar el retorno colorado.
Otras formaciones políticas prácticamente desaparecieron, como el movimiento UNACE del difunto general Lino Oviedo y Patria Querida.
La Asociación Nacional Republicana, nombre oficial del Partido Colorado (ANR-PC), es un partido político paraguayo de tendencia conservadora y nacionalista fundado el 11 de setiembre de 1887. Gobernó el Paraguay ininterrumpidamente durante 61 años.
Salvo por la primera parte del siglo XX (1904 a 1946), desde su fundación hasta el 2008 fue el partido de gobierno en Paraguay. Entre 1947 y 1963 fue el único partido legal y por tanto la única organización que podía presentar candidatos en cualquier proceso electoral. Fue durante la dictadura de Alfredo Stroessner que gobernó desde 1954 hasta 1989 bajo una feroz represión. A la salida de la dictadura siguieron gobernando los colorados, hasta que el 20 de abril de 2008, Fernando Lugo ganó las elecciones por un margen de 10 puntos porcentuales.
Lugo fue el segundo presidente progresista, el primero fue Rafael Franco que gobernó entre 1936 y 1937. En su corta presidencia aprobó decenas de leyes de reforma social avanzada. Estuvo 25 años en el exilio, en Montevideo. Fue tan pobre que en su exilio en Montevideo sobrevivió fabricando jabones artesanalmente.
El balance de la obra y de la trayectoria de Fernando Lugo se puede expresar en la magrísima votación del Frente Guazú, 80 mil votos (3.32%), ni en las peores épocas de la izquierda en Uruguay teníamos esos porcentajes.
Lugo fue despojado de su cargo con una abrumadora mayoría de votos del parlamento, en un acto que en muchos países de la región fue considerado un “golpe parlamentario” aunque, las normas utilizadas figuran claramente en la Constitución y las elecciones programadas originalmente se cumplieron exactamente en la fecha correspondiente: 21 de abril. Ahora, con Cartes como presidente veremos si se produce el reingreso de Paraguay al Mercosur y si acepta el ingreso de Venezuela durante su ausencia. Los colorados fueron los más fieros opositores al ingreso de Venezuela al bloque regional. Pero las cosas cambian…
No ganó solo el Partido Colorado, ganó un empresario, uno de los mayores fabricantes de cigarrillos santos y non santos, que han inundado el Brasil, la Argentina y el Uruguay, acusado de narcotráfico que se volcó a la política recién en el 2009. Un “offsider” pero de derecha y que con un discurso balbuceante y sin propuestas representó “el cambio” luego de la presidencia Lugo y la corta presidencia del liberal Federico Franco, principal beneficiario del desplazamiento del presidente electo.
Lo más grave es que haciendo un gran esfuerzo la fórmula Alegre-Filizzola trató de colocar en el centro de la disputa electoral las duras acusaciones nacionales, regionales e internacionales contra Cartes y este se demostró blindado. La peor corrupción, las acusaciones de ilegalidades manifiestas a través de sus empresas, no lo afectaron. La gente, sabía a quién votaba, y lo votó igual. Por dos motivos, o no creyó en las acusaciones o las creyó y no le importó en absoluto.
Es un retroceso no sólo político, sino de la propia cultura política del Paraguay. El flagelo de la corrupción, que siempre está rondando en la imagen interna y externa, vuelve a ocupar posiciones dominantes. No porque el gobierno Lugo y el Franco estuvieran totalmente excluidos de esas acusaciones, pero había crecido aparentemente el rechazo ciudadano a las prácticas corruptas. Este es un regreso al pasado, también en ese sentido. Al peor pasado.
Alegre y Filizzola eran considerados en todas las encuestas, durante el gobierno Lugo, dos de los mejores ministros y con una bajísima percepción de corrupción. Tampoco ese elemento logró torcer el rumbo.
Lugo ganó las elecciones con algo más del 40% de los votos, ahora Cartes reconquista para los colorados con más del 45%. Si las fuerzas que llevaron a Lugo al poder, sumadas alcanzan a más del 46% ¿de dónde vienen los votos colorados? Vienen de la desaparición de dos formaciones políticas, como el UNACE de Oviedo y Patria Querida que se esfumaron en estas elecciones y sus votos fueron totalmente absorbidos por Cartes.
Debe considerarse otro elemento: Paraguay es uno de los países más jóvenes de la región, el porcentaje de votantes que lo hicieron por primera vez es muy alto, y es notorio que un gran porcentaje de jóvenes votaron por Cartes y los colorados. Alegre-Filizzola no lograron transformarse en los candidatos de la alternativa, de un mejor y más certero rumbo de cambio y ocuparon la incómoda posición de la continuidad, del oficialismo, sobre todo de Federico Franco.
A ello se agregan los factores históricos. El Partido Colorado tiene una muy fuerte estructura que a pesar de no disponer del aparato del gobierno nacional durante 4 años, supo mantener y desarrollar ese aparato en base a las gobernaciones e intendencias. Y lo demostró ya en las elecciones internas.
La experiencia de la unidad de las fuerzas progresistas y de centro izquierda culminó mal. Mal institucionalmente, mal políticamente con una figura que no cumplió en absoluto ninguna de las principales expectativas, sobre todo morales. Me refiero a Fernando Lugo.
Otra de las dificultades, que aunque técnica tiene importancia en una campaña electoral, son las encuestas que en Paraguay y en la abrumadora mayoría de los casos de las empresas especializadas tienen muy poca confiabilidad. El olfato en Paraguay sigue siendo el principal instrumento de orientación política sobre la opinión pública.
Para Paraguay y para la región se abre un período muy complejo. El empresario exitoso al poder ya triunfó en Chile y luego fue un gran fracaso en la gestión del país, pero este es un caso muy diferente, aquí no se trata de un gran empresario, sino de los millones mal habidos circulando por la política paraguaya y de la región. Ya lo veremos.
Para la izquierda uruguaya las enseñanzas son muy complejas, la situación es muy diferente. Eso sí, algunos entusiastas tendrán que ser un poco más exigentes y avizores, 3.32% es realmente una miseria, hasta para el más devoto. Lo que estoy seguro es que la que está festejando no es solo la derecha paraguaya.